En nuestro tercer viaje a Estambul, viviendo en Bulgaria, conocimos a un británico, Gavin McClurg. Informático de profesión, cambió su estresante vida en Londres por un viaje de mochila alrededor del mundo. Cuando entró en nuestra vida llevaba ya seis años viajando, únicamente con un pequeño petate, no habíamos conocido a nadie así en nuestra vida. Tanto nos impresionó que un día, ya de vuelta en Blagoevgrad Silvia y yo, tomando un café tuvimos una idea…. ¿Te imaginas que pudiéramos hacer lo mismo? ¿Lo hacemos?

Esta conversación fue en 2001, la recuerdo bien porque a la semana el mundo cambiaría por los atentados de Nueva York. A nuestro regreso a España conversábamos sobre la posibilidad de hacer este viaje, hasta que tomamos la decisión. Desde ese momento hasta nuestra salida el 10 de julio del 2005 fuimos preparándolo y ahorrando dinero. Organizamos la ruta, preparamos la web y soñamos con los lugares que visitaríamos. Después, la realidad, la economía y el modo pausado en el que viajamos nos hizo desistir de dar el salto a América. El punto de no retorno fue la compra de la furgoneta que, hoy en 2015, sigue pasando las ITV a la primera, y mira que sufrió en el periplo. Lo demás es historia y, si os apetece, podéis leer gran parte de lo que nos pasó y ver gran parte de lo que vimos. A veces recordamos pasajes de este viaje, que nos cambió el modo de ver el mundo y a nosotros mismos. Seguimos soñando, con América, quizá la ruta de Patagonia a Alaska, esta vez con nuestros dos enanos, menuda experiencia para todos, en especial para ellos, soñar es gratis y…¡Ya lo hicimos una vez!

Si tuviéramos que agradecer a todo el mundo que hizo posible que este viaje se convirtiera en realidad no acabaríamos nunca. A Gavin ya lo hemos citado, pero hubo muchas otras personas que antes y durante el viaje hicieron que todo fuera más cómodo, sin esa cobertura no hubiésemos llegado tan lejos. Alvaro como proveedor de la furgoneta a un precio muy razonable, adquirida en Alemania, todas las modificaciones en talleres, las cientos de películas de Anota que amenizaron muchas noches durante el viaje, algunas de ellas muy duras. La madre de Silvia que nos hizo muchísimas gestiones desde España, innumerables. Todas las visitas que recibimos de amigos, Jorge, Laura, Ana, etcétera, que nos proveían además de productos gastronómicos españoles :). La cantidad de amigos que hicimos y que por suerte aún conservamos hoy en día. Por último citar a Nico Schaerer, un fotógrafo suizo que también llevaba un tiempo viajando en furgoneta y al que conocimos en Pakistán, él fue el me introdujo en la fotografía, a la que me entregó con cuerpo y alma hoy en día. En definitiva, tanta y tanta gente a la que le damos las gracias.