Un ferry nos dejó en Java, donde tendríamos que poner a prueba nuestra paciencia con un precario sistema de transportes. Las minas de sulfuro del volcán Ijen Kawah fueron nuestra primera visita, para después visitar el mayor templo budista del mundo, el paisaje de volcanes de Bromo, perdernos en regiones poco visitadas y con muy pocas infraestructuras, pasar unos días en la capital cultural de la isla, Yogjakarta, y visitar uno de los mayores suburbios del planeta en Jakarta, donde por cierto, tuvimos que estar más días de los previstos por mala planificación.