Amsterdam, la ciudad entre canales

Octubre de 2014

Amsterdam-VMi primer viaje a Amsterdam fue al final de mi primer viaje al extranjero cuando en 1998 la visitamos un par de días con Interrail. Por aquel entonces, llevando ya 20 días de intenso viaje por Europa y ya con muy pocas pesetas en el bolsillo, nuestra imagen de la ciudad quedó reducida a meros símbolos que se olvidaron pronto.

Tuvieron que pasar 16 años para que volviese a visitarla, está vez privilegiadamente, alojado en la casa de mi amigo Juan Diego, que me llevó de la mano a lugares que el turista no suele visitar, al margen de los típicos, casi 10 años viviendo en la ciudad se hicieron notar muy pronto. Llegué de noche y desde el aeropuerto me planté en la Estación Central en media hora, donde Juan Diego me esperaba puntualmente, para llevarme a una terraza conocida de la ciudad junto a la orilla de unos canales, para después continuar con el aturdimiento en una discoteca en un parque cercano a su casa, todo esto con mi trolley a cuestas.

Amsterdam-IIEn los siguientes cuatro días intensos en no paramos un segundo, visitando entre otros sitios la nueva filmoteca junto al río, en especial su terraza, de la que salimos hasta arriba de cerveza para después comer en la terraza de un restaurante mejicano en el barrio rojo, donde seguimos la juerga entre cervezas con tequila y sal. Una vez aquí, como un buen turista cliché, pasamos por la zona de las prostitutas, aunque la ciudad, o más bien sus órganos de gobierno ya llevan varios años empeñándose en que desaparezca, de ahí que ya sea simplemente otra atracción turística.

Me resultó curioso que muchas de las estrechas casas de la ciudad estuviesen inclinadas y es que Amsterdam lleva sufriendo desde hace años el estar asentada sobre una inmensa capa de arena de playa, las casas se hunden, de hecho el ayuntamiento pone unos niveles de inclinación sobre ellas y cuando el ángulo crítico es sobrepasado comienzan a enderezarlas, cambiando los cimientos, que en los casos más antiguos eran de madera. La ciudad estaba repleta de obras y los ingenieros holandeses están haciendo virguerías con proyectos millonarios para contener el deterioro.

Amsterdam

Otro de los días Juan Diego había quedado con su novia sueca en la terraza del ático de un lujoso hotel pegado a la Estación Central, uno de esos lugares desconocidos y que no aparecen en las guías turísticas, las vistas de toda la ciudad eran increíbles, incluso pude atravesar una zona reservada para asomarme y poder hacer algunas fotografías.

Amsterdam-IIIEsa noche estuvo amenizada por una joven pareja, también suecos, con los que pasamos toda la noche, bebiendo, jugando a los bolos y volviendo a beber en una enorme cervecería belga, donde me volví a encontrar tras muchos años con la Delirium Tremens, la cerveza rosa con el dibujo del elefante. Fue aquí donde comenzó a llover con fuerza y el viento del mar empezó a soplar, sin previo aviso, llegamos calados a coger nuestro tranvía en la Estación Central. Después Juan Diego me narró la cara más cruda de vivir en Amsterdam, que no es otra que el clima, inviernos largos y gélidos, calles repletas de nieve o hielo y días muy cortos, donde no queda otra cosa que hibernar en casa.

Entre paseos y buenas charlas recorrimos la ciudad visitando los canales, Juan Diego había alquilado una lancha a  motor y con una caja de cervezas nos pusimos en marcha, acompañados de su novia y una amiga americana, un paseo agradable en el que incluso tuvimos tiempo de hacer una parada para comernos un plato típico de queso holandés con mostaza, que además del hambre nos quitó el frío que hacía ese día.

Teníamos que aminorar la marcha del cachondeo así que al día siguiente nos tomamos un respiro visitando la aletargada ciudad vecina a Amsterdam, Harlem.

Amsterdam-IVEl último día me levanté temprano, tenía las ganas y la energía suficiente para visitar otra parte de la ciudad antes de coger el avión y en marcha me puse, camino del parque Voldenpark, a un trecho importante de la casa de Juan Diego, para después de echar un vistazo al Rijksmuseum volver andando a recoger la maleta. Iba yo muy confiado en mi orientación hasta que me di cuenta que después de un largo trecho andado estaba dando vueltas en círculos a los canales, que dicho sea en este punto, no son referencia.

No me quedó más remedio que preguntar cual guiri perdido y en cierto modo ya preocupado por la hora, al final me tocó apresurar la marcha para coger mi tren al aeropuerto.

Como tengo la suerte que Juan Diego, según me dijo, va a seguir viviendo allí algún tiempo, espero volver pronto, entre otras cosas a probar de nuevo esa cerveza con tequila y sal que tanto me calentó y animó el cuerpo.

A orillas del Amstel

Amsterdam está subyugada por el agua, los canales atraviesan circular y paralelamente entre ellos toda la ciudad, vibrante y un tanto incómoda para el turista. En esta galería hay fotos del nuevo edificio de la filmoteca a orillas del río Amstel, del archiconocido Barrio Rojo, de los canales y de una pequeña visita que hicimos a Harlem, a pocos kilómetros en tren desde la Estación Central.

La bicicleta

 La bicicleta en Amsterdam es un modo de vida y toda la ciudad está adaptada a ella, repleta de carriles bicis, para el que viene de fuera es un auténtico reto cruzar una calle, deberían de hacer un pequeño curso previo.