La arquitectura rural de los Pueblos Dong

1 de septiembre de 2007

Nada más acabar nuestro pequeño trekking mañanero en los arrozales de Longji cogemos un autobús de vuelta a Longseng, para después coger otro que nos llevará hasta Sanjiang. El camino se hará muy pesado y a la mitad la carretera dejará de estar asfaltada, llegaremos de noche, sin tener ni idea de adonde ir (en realidad nuestro destino era Cheyjang), un pueblo Dong famoso por sus puentes de madera y la arquitectura de sus casas. Por suerte en el autobús había un extranjero al que observamos hablar en un chino que nos parece más que fluido, tras preguntarle nos dice que el también quiere ir hasta ese pueblo y que ha pactado un minibús con unos hombres, no nos lo pensamos ni un instante.

Dong

El Puente del viento y la lluvia

Aunque llegamos agotados nos alegra estar ya ubicados en nuestro destino y todo gracias a Carl, nuestro amigo de origen americano, nacido en Taiwán y que lleva viviendo en China desde la adolescencia, con él cenamos y charlamos sobre temas muy interesantes y nos extendemos sobre todo hablando del Tíbet, aprendemos cosas muy interesantes.

Dong-IVA la mañana siguiente visitamos el pueblo, ubicado en un valle cubierto de arrozales y ríos. No nos sorprende demasiado que exista una taquilla a la entrada del puente principal y que pidan 60 yuanes (6 euros) por visitar el puente y el pueblo; por fortuna hay un camino de tierra que también da acceso al pueblo, camino que tomamos para ahorrarnos el dinero. El puente de madera es impresionante, no menos que su nombre «El Puente del viento y la lluvia«, está construido en su totalidad en madera y tiene 5 torres. Sobre el río existen unas preciosas norias hechas de Bambú que son usadas para irrigar los arrozales, con un ingenioso sistema que lleva siendo usado desde hace mil años, están aún en pleno uso.

Tanto Cheyjang como otros pueblos que están anexos pertenecen a la minoría Dong, lo que vemos paseando es bucólico, las grandes casas construidas en madera y con tejados en pizarra están unidas unas a otras, formando estrechas callejuelas que acaban perdiéndose o van a dar a los campos de arroz, que están en zonas más abiertas y se mueven al unísono según los caprichos del viento, con cientos de libélulas volando sobre ellos. Los locales nos miran curiosos, aunque está empezando un tímido impulso turístico, no están aún acostumbrados a recibir a occidentales, nos reciben calurosamente.

El centro social del pueblo es la Torre del Tambor, que se asemeja a un templo con su forma de pagoda pero que es usado por la gente del pueblo o bien para jugar a cartas o incluso para trabajar el bambú con el fin de hacer instrumentos, una foto de Mao, vieja y roída persiste a los años. Fuera, en la plaza, se está preparando una representación.

Dong-III

Seguimos paseando durante todo el día por Cheyjang y sus pueblos anexos, descubriendo sus cientos de rincones, cruzando otros puentes de madera que cruzan de una orilla a la otra o atravesando arrozales. Los nombre siguen azuzando nuestra imaginación, el Puente del Dragón o el ya citado de la Lluvia y el Viento.

Dong-IITodo está quieto, los aparejos de labranza parecen asentados en el mismo sitio desde hace mucho tiempo, se nos cruzan en algunas ocasiones gallinas o patos, correteando nerviosamente, de nuevo los viejecillos nos saludan mientras un grupo de chavales juega en el río, todo es lento y pausado. Ya de vuelta nos paramos a descansar junto a unas viejecillas que se están abanicando y que educadamente nos ceden un espacio en el pequeño banco en que están sentadas, una de ellas comienza a mirarme y se empieza a reír a carcajadas, le parece alucinante que lleve tres pendientes. En uno de los puentes que cruzamos hay una urna y piden donativos, justo al lado hay unas losas de piedra donde graban los nombres de aquellos que han ayudado, nos parece bonito que quede un recuerdo de nuestra presencia en este lugar remoto de la China rural, invariable pese al paso del tiempo. Esa noche coincidiremos de nuevo con Carl, con el que de nuevo tendremos una interesante charla.

El día siguiente será de transición hasta nuestro largo viaje a Shanghai, volveremos en autobús con Carl pero nuestros caminos se dividirán en la estación, otra grato encuentro del viaje. Mientras vamos de camino a la estación vemos una escena terrible que cuento para acabar así la crónica.

En algunas zonas de la China más rural es común ver puestos de donación de sangre; la población China consigue un dinero extra donando sangre, desgraciadamente no existe ninguna salubridad ni limpieza en estos lugares lúgubres, por lo que la incidencia del Sida en China es bastante grande, no hay mínimas medidas de seguridad en las donaciones. En muchos pueblos hay carteles del gobierno en los que se alarma a la población sobre el problema, pero quizá muchos de estos lugares son clandestinos, la cuestión resulta bastante sórdida y es un gran problema.

La minoría Dong

Esta zona de pueblos de la minoría Dong es fronteriza con la provincia de Guizhou, con la que de hecho guarda más similitudes. La provincia de Guangxi se sitúa al sur de China y es fronteriza con Vietnam, su superficie es de alrededor de 226.600 km², con una población de más de 45 millones de habitantes.

El Puente del Viento y la Lluvia

Este elegante puente de madera fue construido en madera y sin clavos en 1912, los Dong lo consideran el mejor de los 108 de su clase que hay en el condado de Sanjiang. Tiene 78 metros de largo.