Italia, una vuelta en góndola
26 de julio de 2005
Entramos a Italia desde Eslovenia dirección Trieste, importante ciudad y puerto al norte de Italia. Hacía bastante calor en la ciudad, pero aún así dimos un paseo, aunque no pudimos ver la parte antigua, ya que no sabíamos exactamente donde podía estar. Más tarde nos enteramos que estaba en lo alto de la ciudad, en la colina de San Giusto, donde se ubica el teatro romano y la basílica de San Giusto, del Siglo V.
Dejamos Trieste tras un pequeño baño en la playa camino de Venecia, la nacional estaba abarrotada de pueblos a su paso, por lo que el trayecto se hacía bastante lento. Finalmente decidimos parar a dormir en Eraclea, a unos 50 km de Venecia Era un pueblo bastante turístico, ya en pleno golfo de Venecia. Por la noche, un simpático vigilante nos dejo tumbarnos en una hamaca y allí, leyendo un reportaje sobre supervivientes del holocausto en Hiroshima, llegó el día 26, mi 30 cumpleaños. Al día siguiente continuamos viaje a Venecia nada más levantarnos. Digamos que la entrada a la ciudad no fue todo lo espectacular que yo esperaba, en realidad el tráfico desde 10 km antes fue bastante caótico. Para entrar a la ciudad había que pasar un puente de unos 4 km sobre la bahía. Dejar la furgoneta nos costaba 21 euros todo el día, así que decidimos ir a algún pueblo cercano y coger un autobús. Dejamos la furgoneta en Mestre, a unos 6 km. Por fin llegamos a Venecia y enseguida nos pusimos a andar por su laberinto de canales.
Ponerme en este momento a halagar o atribuir epítetos a Venecia sería, como mínimo, repetirme sobre lo que ya se ha escrito sin duda hasta la saciedad. Simplemente diré que, en mi opinión, estábamos ante una de las ciudades más impresionantes del mundo, no solo por su distintiva particularidad o su riqueza arquitectónica, sino por ser una de las ciudades del mundo con una historia más rica. Quizá el único punto negativo que se le podría poner es la cantidad ingente de turistas que tiene durante todo el año. Pero ese es un precio que ciudades como esta tiene que pagar, además, por otro lado, también es su principal sustento.
Pateamos bastante la ciudad y no nos perdimos lo principal, la impresionante Plaza de San Marcos, con la basílica y el Palacio Ducal, el Puente de Rialto o el de los Suspiros, construido para unir las salas de vistas judiciales del Palacio Ducal con las prisiones. También fuimos a la Basílica della Salute, aunque una ciudad como ésta requería mucho más tiempo, estaba claro.
Lo que sí que hice fue subir a la parte superior de la basílica, desde donde se puede observar una buena perspectiva de toda la plaza de San Marcos. La visita al Palacio Ducal no nos pareció muy barata, así que optamos por dejarla para otra ocasión.
El Proyecto Moisés
Quería escribir en esta crónica acerca del mastodóntico proyecto que el gobierno italiano pretende realizar en la ciudad para preservarla de las inundaciones que tanto la afectan. Dicho proyecto se basa en la construcción de tres diques móviles y articulados que simultáneamente emergerían cuando el agua superara en 110 cm el límite de seguridad, deteniendo así la entrada de agua en la laguna veneciana. Dicho está.
Casi ya al volver hacia Mestre, desde la Basílica della Salute, optamos por coger un ferry que nos dejara cerca de la parada de autobuses, novatada, apenas lo cogimos lo único que hizo fue atravesarnos el gran canal hacia la plaza de San Marcos, hablamos de un trayecto de apenas 50 metros, por la broma de 7 euros, bueno, por lo menos algo nos acercó y ya podíamos decir que habíamos navegado por los canales. Dejamos atrás Venecia, no sin antes comernos una barata y rica porción de pizza. La última noche en Italia la pasamos en Caorle, donde cenamos en un restaurante una buena pizza y un plato de spagetti con marisco tremendo, ¡buen final! Dejábamos Italia, nos esperaba Croacia, en la que volveríamos a ver muchas influencias de la bella ciudad italiana.
Basílica de San Marcos
la iglesia de San Marcos fue construida, entre el 829 y el 832, para enterrar el cuerpo de san Marcos cuando fue llevado de Alejandría a Venecia en el año 828. La actual es del siglo XI. Los arcos de medio punto y las cúpulas están influenciadas por el estilo bizantino. La plaza (repleta de palomas), es uno de los lugares más frecuentados de Venecia, también alberga el Palacio Ducal.