Dubai, la ciudad inventada

2 de diciembre de 2007

Dubai-II

Minaretes en Dubai

Dubai está de moda, de eso no hay ninguna duda, en todas las agencias del mundo se ofrecen viajes a una de las capitales mundiales del consumo. Mientras que Deira o Bur Dubai ofrecen sus gangas a las clases medias, los grandes centros comerciales y las tiendas de los grandes y lujosos hoteles comercian a otro nivel, joyas, diamantes, coches deportivos sacados de James Bond, productos al alcance de unos pocos, pero que en Dubai encuentran compradores a diario.

DubaiEl emirato de Dubai y la ciudad con el mismo nombre son prácticamente lo mismo, a cinco kilómetros al nordeste se encuentra el vecino emirato de Sarjah y unos cuantos kilómetros hacia el sudoeste el de Abu Dhabi, el mayor y el que ostenta el poder. En la práctica los gobernadores o emires poseen una gran libertad de acción y Dubai se ha posicionado en segundo lugar por méritos propios, ya era una potencia comercial en la zona antes de la creación de los EAU, en 1971, pero ahora es el líder indiscutible, el único emirato capaz de mantenerse a flote cuando el petróleo se acabe, razón por la cual han comenzado a imitarle sus vecinos.

La parte más animada bordea el Creek, un entrante de agua que separa los barrios de Deira y Bur Dubai, el primero es más comercial, en él se esconden los zocos más interesantes y frecuentados del país, como el de las Especias y Perfumes y el del Oro, a pesar de su indudable aroma oriental la atmósfera no llega ni de lejos a semejarse a la de los zocos de Damasco, Alepo, Isfahan o Estambul.

Dubai-IIIBur Dubai es el centro de la cultura, es mostrado como la zona más antigua y auténtica pero de nuevo le falta algo, le falta pasado, los edificios han sido restaurados con ángulos tan rectos y adobes tan finos que parece una maqueta, y lo es, no hay que olvidar que Dubai era un pueblo de pescadores hasta los inicios del siglo XX que vivía del comercio de las perlas, sólo salió de su letargo en los años 30 cuando el jeque Maktoum bin Hasher al-Maktoum declaró el lugar puerto de libre comercio, eliminando todo tipo de tasas e impuestos a los comerciantes. Con él se edificaron la mayor parte de los edificios que ahora forman el emblema del pasado, un pasado muy cercano. En este barrio se pueden visitar algunos museos, como el Museo de Dubai, rico en dioramas, o la Casa del Jeque Saeed al-Maktoum, el segundo en la estirpe de emires, abuelo del actual gobernador del emirato.

Sin embargo, aunque no nos hallemos en el oriente de las Mil y una noches, Dubai es una ciudad entretenida y con mucho encanto. A amanecer o, aún mejor, al atardecer, un paseo por la orilla oriental del creek permite observar como cargan y descargan los mercantes de madera que antaño navegaban por los mares circundantes hasta destinos tan lejanos como India o Somalia. Es todo un espectáculo la forma en que se aglomeran las mercancías dentro de estas naves, que ahora se dedican principalmente al comercio entre Irán y EAU; se pueden ver hasta coches y pequeños camiones, además de electrodomésticos chinos y mantas españolas, y olé.

Dubai-VLas atracciones son infinitas, las carreras de camellos, el golf, la visita a Burj al-Arab, los cruceros al atardecer por la bahía, los parques de atracciones, las carreras de caballos, un baño en la playa de Jumeirah, y un largo etcétera de actividades creadas para el uso y disfrute de los miles de visitantes que llegan a diario. No podemos opinar mucho sobre todas ellas ya que no asistimos a ninguna, salvo el paseo por el único tramo de playa pública de Jumeirah y la imprescindible visita a los alrededores del ya mítico hotel Burj al-Arab, al que sólo se puede entrar en visita guiada (no sabemos muy bien cómo, suponemos que en algunos hoteles las organizan) o para alojarse en alguna de sus suites.

Dubai-IVPodemos decir que nuestra visita a los emiratos se redujo a Dubai, pero no es del todo cierto, el último día condujimos con Rubén y Aurora a Fujairah, situado a 15 kilómetros de Omán, en la costa, y de allí a Khor Fakkan, población cuya publicidad indicaba ser un centro de veraneo con clubs de buceo, pero que resultó ser una sosa y aburrida localidad. Tras un escueto baño en el mar preparamos la cena y pasamos una ventosa noche que sufrieron más nuestra pareja de amigos en la tienda que nosotros en la camioneta.

Ese mismo viento nos acompañaría la mañana siguiente los cuarenta kilómetros que nos separaban de Omán y nos dio la bienvenida a este nuevo y cálido país que no nos dejaría indiferentes.

Religión en Dubai

La mayor parte de los emiratís son musulmanes sunies. Aunque no es la única religión, la emigración muy temprana ha permitido que se hayan ido construyendo templos de todos los cultos como iglesias cristianas o templos hindús y sikhs.

Burj Al-Arab

Símbolo de la opulencia y el esplendor que vive Dubai en nuestros días, este hotel es más que eso, con sus 320 metros de altura es el sueño de muchos, inalcanzable por sus desorbitados precios que van de ¡700 a 5.000 euros por noche!