La isla de Skye

6 – 10 de septiembre de 2012

Pasamos cuatro estupendos días en Skye, alojados en un solitario Bed&Breakfast, muy alejados de cualquier núcleo de población y que nos surtía de copiosos desayunos. Los atractivos de la Isla de Skye son innumerables y pudimos visitar aquellos que más nos llamaron la atención, al margen de llevarnos alguna sorpresa como la colonia de focas que pudimos ver cerca del Castillo de Dunvegan. Accedimos a la isla de Skye desde el puente desde Kyle of Lochalsh, a pocos kilómetros del Castillo de Elinean Donean.

Skye

Elgol, al fondo las Montañas Cuilin

Acantilados de Neist Point

Un solitario faro se asienta en el extremo del cabo sobre los peligrosos acantilados de Glendale en el extremo más occidental de la isla, es posible acercarse al borde mismo pero para aquellos que sufran de vértigo no es una experiencia aconsejable. Es uno de los mejores sitios de Escocia para avistar ballenas o tiburones peregrino.

Portree

La ciudad más grande de la isla, que en realidad es un pequeño pueblo con una parte alta y la zona del puerto, con casas al borde de acantilados y una pequeña bahía rodeada de islotes. Nuestra idea, además de la visita, era alquilar un bote con guía para avistar ballenas y quizá alguna colonia de frailecillos, pero nos dijeron que no era buena época y que no íbamos a ver ninguno de los dos, me conformé con comprar un peluche del curioso pájaro y dar un tranquilo paseo por el adormilado pueblo.

Valle de las Hadas

El nombre de este bucólico valle es muy apropiado, las ovejas pastaban en una zona bastante amplia de colinas puntiagudas repletas de pasto y con curiosas formas en terraza, una pequeña carretera te permitía conducir todo el valle, que en su conjunto parecía sacado de una película de fantasía.

Montañas Cuilin

Nos dirigimos a otro de los extremos de la isla para dar una vuelta por el pueblo de Elgol, que se ubica justo enfrente de uno de los extremos de la cordillera Cuilin, que vimos amenazante junto al mar, rodeada de nubes que no presagiaban nada bueno. No es una cordillera que tenga grandes picos y solo tiene una decena de kilómetros de longitud, pero las vistas resultan muy abruptas, montes picudos y pelados de basalto, con múltiples precipicios y hondos barrancos, según leímos la ruta que la atraviesa no es sencilla, peligrosa por el terreno y sin definir. Nos hubiera gustado hacer algo pero hubiésemos invertido un día entero, lo dejamos para otra ocasión.

El museo de Kilmuir

En el extremo norte de la isla, enclavado junto al mar, se encuentra este curioso museo sobre la historia de Skye, se pueden visitar las diversas cabañas, un bonito cementerio celta y una parroquia junto a una playa de piedras.

Montañas Quiraing

Son uno de los mejores regalos que ofrecen las islas, un grupo de montañas a las que se accede por una serpenteante carretera que ofrece una de las vistas más panorámicas de la isla. Desde el aparcamiento hay una ruta que te lleva hasta la cima de una de las montañas en un cómodo paseo (salvo el final) de apenas una hora, tuvimos suerte porque no encontramos muchos turistas, sin duda las nubes negras del día fueron las causantes. Una nubes negras que el mismo día nos acompañaron para visitar el Old Man of Storr, un grupo de pináculos de roca que se eleva en una zona cercana, aunque para acceder a ellos esta vez el camino resultó más angosto, la lluvia había formado enormes barrizales y costaba mucho avanzar en algunos tramos, llegamos finos hasta el monumento natural, pero mereció la pena.

 

Isla de Skye

La famosa isla de Skye es la más grande y septentrional de las Hébridas Interiores. Su capital es la pequeña población costera de Portree. Skye es conocida por sus increíbles paisajes, la abrupta costa y un importante patrimonio cultural.