Granada, legado árabe
«Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada»
Así de contundente clama la placa de la torre de la Polvora en la Alcazaba de la Alhambra. Y es que verdaderamente, todo el que ha ido a Granada se queda prendado, da igual cuantas veces se vaya, siempre existe en el Albaicín algún rincón escondido en el que pararse y disfrutar de las vistas o los secretos que esconde esta imponente ciudad.
Nos remontamos al año 756 D.C. Los musulmanes ya están en la península y se ubican en el emirato independiente en Albaicín y la colina de Sabika, ubicación privilegiada de la joya de la corona Nazarí.
Pasear por el Albaicin traslada al laberinto de callejuelas estrechas y el entramado urbano de los Nazarís, época en la que el barrio brilló con su mayor esplendor, hoy en día esta red apenas ha variado desde esa época y desde la parte alta de San Nicolas hasta las orillas del Darro sigue siendo posible perderse y dejarse llevar sin rumbo fijo por el empedrado desnivel de sus calles, parándose a disfrutar de los numerosos monumentos nazaríes o renacentistas que atesora. Por si solo el Albaicín ya recoge la esencia árabe y el enorme legado y regalo que nos dejaron, pero por si eso no fuese suficiente a cada paso fatigoso por las innumerables cuestas, levantando la vista, Granada nos recuerda que existe un vigilante, uno de los más excepcionales monumentos del mundo árabe, que se puede observar en su solemnidad desde numerosos lugares, como el mirador de San Nicolas donde la Alhambra aparece en su plenitud, desde la Torre de la Alcazaba hasta los Jardines del Generalife, con la inmejorable culminación de sierra nevada al fondo, cualquiera que haya estado en este lugar conoce esta visión y es aquí donde el dicho con el que presenté este escrito toma mayor fuerza.
Por fortuna, tras la reconquista, los reyes católicos respetaron y posiblemente se rindieron al embrujo de la ciudad y permitieron, pese a imponer su sello, que tanto la ciudad palacio, como el barrio y otros vestigios árabes llegarán vivos a nuestra época.
Si la Granada diurna embauca la nocturna no se queda atrás. Granada es un importante centro universitario y una ciudad con mucha vida nocturna, bien por los zocos estilo árabe de Albaicin, las numerosas teterías o restaurantes de comida árabe, los bares españoles en los que con tres cañas también te alimentas y otros reclamos hacen de Granada una ciudad muy interesante para pasarse unos días o una temporada larga.
Albaicín
El Albaicín es el barrio alto de Granada, una de las joyas nazaríes y una muestra única en Europa de la vida árabe.
La Alhambra
«La Roja», monumental hogar de la corte nazarí, desbordante ciudad palaciega, armoniosa con el entorno natural, discreta y grandiosa demostración en una de las más bellas muestras del arte andalusí y diría que universal.