Mumbay, antes Bombay, esplendor británico

14 de diciembre de 2006

Quizá fue porque no nos habíamos informado mucho sobre qué ver o visitar en la mayor ciudad de la India, la cuestión es que pocas ciudades de las que hemos visitado me han causado tanta y tan buena impresión. La primera para mí siempre será Estambul, la eterna, y de verdad que sigo pensando que no hay ninguna ciudad que la pueda igualar en belleza, claro, es mi opinión, recuerdo Alepo o Damasco, Yazd o Isfahán o Katmandú o Varanasi, entre algunas otras, pero Bombay es, a partir de nuestra visita, una de las ciudades claves para mí.

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Museo del Principe de Gales

Visitamos la ciudad (no más de un quinto de ella por cierto) con Nico y Esther, dejamos con mucho acierto las furgonetas en Damán, una antigua población, ex colonia portuguesa, que distaba de la enorme urbe 200 Km hacia el norte. Tardamos algo más de cuatro horas en llegar hasta Bombay, dos de ellas recorriendo la megalópolis, volví a recordar los apretujones del metro de Madrid o del cercanías, pero aquí elevados al triple, con empujones, atropellos, que hicieron que Nico y yo alucináramos en colores y llegásemos a la conclusión de los accidentes que tienen que ocurrir a diario. Tampoco se salvaron de las embestidas Silvia y Esther, que viajaban dos vagones atrás, en la zona reservada a mujeres y niños.

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Camino de Bombay

Llegamos a una de las principales estaciones a mediodía, ubicada en un barrio muy cercano a Colaba, el distrito corazón de Bombay y que ocupa la mayor parte del sur de la isla, donde se asienta la ciudad, sobre un cabo que se abre al mar de Arabia. A la salida de la estación había una larga cola de taxis amarillos y negros, como los que antaño recorrían las calles de Madrid, nos sorprendió gratamente el orden de, al menos, esta parte de la ciudad y que luego corroboraríamos en el resto del distrito, no había locos rickshaw, ni vacas deambulando por las calles, los coches circulaban en orden, e incluso la gente tenía un aire distinto, algo había en esta ciudad que no lo hay en las otras que hemos visitado en India.

Bombay-VCogimos un taxi (por cierto, con taxímetro) camino de Colaba y ya mientras avanzábamos por anchas calles me empecé a dar cuenta de la grandeza de la ciudad, amplios parques, espectaculares edificios góticos, iglesias, grandes casonas coloniales y un largo etcétera de glamour, reflejado mirara donde mirara, no me esperaba esto, ni por asomo.

No nos costó demasiado encontrar una habitación, eso sí, tuvimos que pagarla al precio de Bombay, la ciudad más cara del país.

Nos metimos en un hotel prefabricado, me explico, las habitaciones no tenían techo, en lo que tuvo que ser antaño un taller, diáfano, sin ninguna habitación, habían construido una serie de habitáculos de contrachapado que no llegaban hasta el techo, por lo que se oían todas las algarabías vecinales, en fin, al menos estaba limpio.

Pasamos tres noches en Bombay, casi cuatro días, obviamente nada para una ciudad así, y eso que no paramos de ver cosas y de darnos grandes palizas andando, descubriendo una ciudad que necesita mucho, mucho tiempo para ser descubierta, aun así intentaré hacer un resumen desordenado de todo lo que vimos. El primer día recuerdo que visitamos la Puerta de India, un enorme arco triunfal al borde del mar, en un pequeña bahía que servía de embarcadero a los ferris que se dirigen a diario a las Islas Elefante, una de las atracciones de la ciudad. Caminamos por un tranquilo paseo, en donde las casas coloniales, roídas por los años, la humedad y sal marinas se han convertido en hoteles, aunque el Rey de los hoteles estaba unos cientos de metros después, el Taj Mahal, un edificio de ladrillo rojo, de estilo victoriano con una lujosa tienda de Louise Buitton en su planta baja, justo enfrente estaba la Puerta de India, centro de reunión de los turistas hindús y occidentales, y en donde las palomas volaban a sus anchas, tampoco faltaban los vendedores de globos o los fotógrafos ambulantes. Desde aquí partía una calle que iba a dar a una plaza, a ambos lados se repetían los elegantes edificios que en la plaza, ubicada en una zona llamada Kola Ghoda, alcanzaban su mayor esplendor, el museo del Príncipe de Gales, los cuarteles generales de la policía, el cine Regal, de estilo modernista, y un par de ellos más. Continuamos por una calle que estaba repleta de galerías de arte y otros museos, hasta que una pequeña biblioteca del siglo XIX llamó nuestra atención, sólo llevábamos una hora andando y no habíamos parado de ver edificios impresionantes. Pero para este primer día nos faltaba una buena guinda, la visita a la universidad de Bombay, uno de los edificios más espectaculares de la ciudad, que además visitamos al atardecer, por lo que la luz realzaba su color rojo y sus cientos de góticos detalles.

Bombay-IIVisitamos la biblioteca, intacta desde que fuera construida, conservaba las mismas sillas y mesas de madera, donde algunos estudiantes leían anchos libros. Los escasos rayos de sol que quedaban entraban a través de las vidrieras de colores e iluminaban la sala de un modo especial, enormes enciclopedias como la Britannica llenaban las estanterías y los armarios de madera, también envidriados, resplandecían, todo estaba impoluto, en silencio, evocador.

A la vuelta cogimos otro camino, se seguían repitiendo los majestuosos edificios, pero esta vez se añadían ingredientes, como los famosos bares de Mondegar o el Cafe Leopold, donde los turistas bebían interminables jarras de cerveza. Pasamos por una zona de tenderetes con artículos para turistas, en especial nos paramos en algunos de ellos, que mostraban antiguos objetos de la Marina Británica, como relojes de cuerda, catalejos, astrolabios o brújulas, verdaderas obras de arte que se escapaban de nuestro presupuesto. Esa noche cenamos con Nico y Esther en un restaurante junto al hotel, el primer día en Bombay había sido agotador.

Otra mañana visitaríamos la Victoria Terminus, la estación principal de Bombay y el edificio más emblemático de la ciudad, iríamos andando, para hacer una pequeña parada en una de las sinagogas de la ciudad, donde hoy en día siguen viviendo familias judías. Paramos de camino en algunas tiendas de fotografía, Nico quería comprarse una batería nueva y yo me quería agenciar de un filtro polarizador, yo tuve suerte, él no.

BombayAl llegar a la estación, también ubicada en una gran plaza, vimos por primera vez los autobuses estilo londinense de dos plantas, que mostraban carteles publicitarios a ambos lados, los había de todos los colores y salían en su mayoría de la entrada de la estación, que nosotros atravesamos entre una maraña de gente, estaba repleta de actividad y las estructuras metálicas de los techos de la estación parecían redoblar los ruidos, salimos por uno de los extremos, que iba a dar directamente a la entrada al metro, de la cual no paraba de entrar y salir gente. Continuamos camino, dejando ya Colaba y la región de Kala Ghoda para entrar en una zona más humilde, o al menos no tan glamurosa, donde se acumulaban los grandes bazares, aquí ya se podían percibir con más claridad los elementos que caracterizan a las ciudades Indias, caos y tráfico. Fuimos a parar al Crawford Market, colorido mercado cerrado de frutas y verduras. Yo me fui por mi cuenta, perdiéndome entre las callejuelas para tomar fotografías, después salí por los alrededores, la llamada al rezo musulmana se mezclaba entre el griterío de los vendedores ambulantes, estaba todo repleto de gente y el calor apretaba sin cuartel, así que no me entretuve mucho.

Tras una reparadora siesta nos acercaríamos a cenar a la Playa de Chowpatty, a saborear el Bhel Puri, plato típico de la región. Nos atrevimos a ir andando desde Colaba y tardamos unas dos horas en llegar hasta la playa. Tuvimos que recorrer un buen tramo de una de las bahías de la ciudad, dejábamos a nuestro paso lujosos hoteles y edificios de oficinas, el paseo marítimo estaba a medio construir, al otro lado de la bahía veíamos la línea iluminada de algunos rascacielos y carteles luminosos de algunas marcas internacionales. La playa estaba repleta de gente, en su mayoría parejas o familias que se acercaban a cenar, tomar un helado o montar en las atracciones que había distribuidas por la playa. Los chiringuitos eran chillones, algunos de ellos tenían en el mostrador botellas de cristal con distintos siropes, el color que irradiaban parecía muy «natural».

La gente se sentaba en banquetas o en lonas en el suelo, como hicimos nosotros para probar el Bhel puri, que bueno, se dejaba comer, volvimos en taxi al hotel, inmersos en un gran atasco, cualquiera se hacía otras dos horas de vuelta.

Bombay-IVNuestro penúltimo día lo pasaríamos de rodaje, nos habían elegido para rodar un anuncio, pero eso lo explico en otra crónica. Esa noche cenaríamos en el Leopold Café, pagando un precio desorbitado para India, pero aún así barato para Europa. La última mañana me levanté muy temprano, quería pasear por la ciudad sin gente, para tomar fotografías y disfrutar de cómo se iba despertando la ciudad, había mucha gente durmiendo en la calle, pese a que estábamos en la zona noble de la ciudad, la pobreza estaba presente, no obstante Bombay tiene la mayor zona de suburbios de India, con millones de personas que se hacinan en los extrarradios. Lo veríamos claramente yendo de camino a lo que sería nuestra última visita, la Mahalaxmi Dhobi Ghat, una enorme lavandería al aire libre donde cientos de trabajadores lavan la ropa en pilas de piedra, un espectáculo único de ver, que por desgracia sólo se podía fotografiar desde lejos, ya que en el interior estaba prohibido.

Nos dirigimos hacia otra estación de Bombay para dejar la ciudad, antes comeríamos en un horroroso Burger King, que sólo hacía hamburguesas vegetarianas. Eso sería todo en la ciudad más importante de la India, que nos volvía a demostrar que las grandes ciudades si tienen personalidad y carácter se podrían ver perfectamente como países, con vida y ritmo propios, con una rica historia y unas gentes que más que considerarse del país, se consideran de la ciudad donde viven, todas estas cualidades las posee Bombay.

Mumbai, antes Bombay

Bombay cambio su nombre por el de Mumbai en 1995, que se refiere a la diosa Durga en la versión local, originalmente Bombay derivó de las palabras portuguesas Bom Bahia, «buena bahía» o «bahía hermosa», como la bautizaron tras su ocupación en 1534. En 1661 pasaría a manos de los británicos. Es la ciudad más grande de India y una de las más grandes del planeta, también es el centro cultural, industrial y financiero del país, la ciudad que representa la modernidad en India y la que aspira a convertirse en una nueva Singapur.

La ciudad está repleta de preciosos edificios góticos y coloniales, en especial en el barrio de Colaba y en el área de Kala Ghoda. Colaba es el barrio que ocupa gran parte del sur de la gran isla donde se asienta Bombay.

La Universidad

Entre 1860 y 1870 Bombay experimentó un boom de construcción, entre ellos destacó la universidad, diseñada por Gilbert Scott, que también diseñaria la famosa estación de San Pacras de Londrés. El edificio se asemeja en elementos a un edificio italiano del siglo XV. Comprende una sala de conferencias, una libreria y un reloj de 80 metros de alto.

Un paseo por la libreria de la universidad es un viaje al siglo XIX, se nos permitió la visita e incluso la fotografía, sin que olvidáramos por supuesto, que estábamos en un lugar de estudio.