Namaste India, hasta pronto

1 de marzo de 2007

Como podría encontrar las palabras idóneas para transmitir qué es o, más bien, qué ha supuesto nuestra etapa en India. Sería incluso vanidoso decir que hemos conocido algo más de un tercio de este país, que bien podría ser un continente. Hemos atravesado y recorrido distintas provincias, cada una de ellas con su propia lengua, cultura e incluso religión. INDIA es el nombre que se le da a un conglomerado dispar entre sí de culturas y religiones que conviven bajo una misma bandera, pero que mantienen su propia identidad.

Namaste

Unos chavales en Chennai en nuestro último día en India

Pero a otros niveles más profundos, me remito a la conversación que tuve con Carlos en la que citábamos el tópico de que «India cambia a las personas»…, ahora me encuentro en la posición de corroborar este tópico, efectivamente, India mueve algo en el interior, difícilmente definible y no necesariamente bueno. Este es un país extremo, único, en el que no hay cabida para el término medio, aquí uno puede ver la escena más grotesca, reflejada por ejemplo, en un grupo de niños chapoteando en un charco de agua repleto de basura junto a una autopista, o encontrarse en las montañas de Himalaya en Ladakh, observando como la luz envía sus matices hacia un monasterio budista empotrado en una montaña.

India es una prueba de aguante, de paciencia y de adaptación, quizá por eso pone a prueba a las personas, que o bien acaban odiando India o bien superan esas pruebas y se adaptan, aceptando que India es lo que es, sin medias tintas. Es en ese momento de abstracción cuando, paseando por los ghats de Varanasi e ignorando la suciedad y olores, cuando se percibe la energía inmensa del país, cuando la gente te sonríe o te pregunta curiosa de dónde eres; por desgracia India también es un país muy explotado por el turismo, y lugares que a priori podrían ser maravillosos, están tristemente trastornados.

En India uno mismo conoce y ve o traspasa su límite a menudo, aunque a veces puede resultar duro, es un gran aprendizaje, se aprenden a valorar los momentos de paz, que también los hay y muchos, muchos días en India son pruebas, salir a una calle repleta de gente, ruido, caos y encontrarse en el medio puede resultar agorafóbico, agobiante, pero eso sí, indudablemente resulta muy muy vital. En conclusión, y aquí escribe uno que en ocasiones ha sufrido en India, si me preguntaran ¿volverías alguna vez?, mi respuesta sería SI, sin dudarlo, volvería a sentir la energía de un país que se mueve a un ritmo distinto de cualquier otro país del planeta, volvería a cabrearme con los indios y volvería a contagiarme de su constante alegría, volvería a querer huir del país o a querer estarme horas sentando en el suelo, viendo la vida pasar, porque en India la vida se escribe en mayúsculas.

Eso sí, y que quede claro que esto es una opinión personal, si vienes a India, no vengas quince días, vente el mayor tiempo posible, no intentes abarcar mucho, India es inabarcable, y ten claro que la odiarás, pero que al conocerla y estar dentro de ella, la amarás.