Catolicimos portugués en Old Goa

28 de diciembre de 2006

El reloj no marcaba las nueve cuando cogimos la desviación hacia Old Goa en la National Highway 17 a la altura de Panaji, están tan cerca ambas poblaciones que nos despistamos y nos pasamos el desvío, con la suerte de que topamos con una gasolinera que aceptaba el pago con tarjeta (más abundantes en el sur que en el norte del país).

Saciado el apetito de la camioneta dimos la vuelta y llegamos a nuestro destino. Lo que creíamos sería una gran ciudad no abultaba más de cuatro o cinco manzanas, con todas las iglesias, catedrales y edificios de interés apelotonados junto a un eje principal. No entendíamos de dónde había sacado nuestra guía Lonely Planet eso de que Old Goa rivalizó con Lisboa en belleza y majestuosidad, no encontramos ningún sentido a esa comparación aunque quizás fue diferente cuatro o cinco siglos atrás.

Estatua-de-San-Francisco-JavierComenzamos por la zona norte, más cercana al río, aquí se levantan las iglesias de Santa Catalina, de San Francisco de Asís y la catedral. La primera es una pequeña edificación de piedra y yeso, que parece estar en desuso hoy en día. La segunda es un gran edificio, en estos momentos está siendo restaurada por lo que no se podía visitar el interior, tan sólo permiten asomarse y ver, entre andamios, el altar. La catedral, en uso hoy en día, es igual en tamaño que la anterior y fue edificada entre 1562 y 1619 por monjes dominicos.

Dejamos a un lado las iglesias para pasear hasta el río, pasamos por debajo de una puerta formada por un gran arco de piedras, en él aún se pueden leer inscripciones en nuestra vecina lengua. De allí al río distan menos de cien metros y poco más hay que ver en esa zona. Nuestros pasos nos llevaron de regreso al eje principal, nuestra siguiente visita estaría dedicada a la famosa Basílica del Bom Jesus, la más visitada de India y quizás de Asia. En ella descansan los restos mortales de San Francisco Xavier, el cura misionero navarro que fue enviado a las colonias portuguesas de oriente para fomentar el cristianismo. Allí llegó y allí se quedó, viajando entre los distintos países, predicando en China, India, Indonesia, etc., en los diez años de vida que le quedaban. La basílica recibe cientos de visitantes cada año y más éste, ya que en noviembre se celebró el quinto centenario de su nacimiento. No pudimos disfrutar mucho de la visita porque había mucha gente, los restos se encuentran en una pequeña capilla a la derecha del altar, en donde una gran estatua de San Ignacio de Loyola recuerda al padre fundador de los jesuitas.

Regresamos a Panaji, la animada capital del estado, una bonita ciudad con dos barrios coloniales: Fontainhas y Altinho, algunas iglesias en funcionamiento y un agradable ambiente para pasear si no fuese por el sofocante calor. Caminamos de la plaza principal al barrio de Fontainhas, donde las calles aún se llaman ruas y abundan los carteles en portugués.

De camino hacia Fontainhas, en una esquina junto a la iglesia de Nuestra Señora Inmaculada de la Concepción, echamos el ojo a un restaurante que, a pesar de su nombre anglosajón, George, tenía muy buena pinta. Allí volvimos para comer y, sin duda alguna, ha sido la mejor elección en meses, el variado menú podría encontrarse en una tasca de Coimbra si no fuera por los platos indios. Comimos chorizos a la brasa con patatas, mejillones al ajillo (los mejillones más grande que jamás hayamos visto) y lengua de buey estofada; aún hoy recordamos ese banquete y recomendamos a todo el mundo pasarse por allí.

Old-GoaCon el buen sabor de boca salimos de la ciudad, no sin cargar el depósito de agua potable con tres botellas de 20 litros. En el camino nos topamos con un auténtico atasco a las tres de la tarde, y para colmo la carretera estaba en mal estado, cualquiera diría que Goa es el estado más turístico de India, no lo diríamos por las carreteras. Nos abastecimos en el camino de algunos productos occidentales como el aceite de oliva, sin el que no podemos vivir, y algunos paquetes de pasta italiana, ¿cómo es que a nadie se le ha ocurrido aún exportar anchoas, berberechos y jamón serrano por aquí?, estoy segura de que se forrarían, los italianos bien que copan las estanterías de Goa de alcaparras, pimientos y aceitunas.

Ya atardecía cuando llegamos a Agonda, Nico y Esther ya llevaban allí cinco o seis días, y otros ocho o diez vehículos les acompañaban en lo que sería la mayor congregación de vehículos extranjeros desde el camping de Islamabad la primavera pasada. Aquí comenzarían unas vacaciones en el mar en una bella y aún no explotada playa de Goa, bajo los cocoteros, alimentándonos de los frutos que brinda el mar de Arabia.

Old Goa - San Francisco Javier

La Basílica del Bom Jesus contiene la tumba y los restos mortales de San Francisco Xavier, natural de Navarra, que, en 1541, recibió la tarea de extender la cristiandad en las colonias portuguesas de oriente. Aquí se reunió de nuevo con San Ignacio de Loyola (dos vasco-navarros perdidos por las indias orientales), al cual se le dedica una gran estatua en el altar de esta misma basílica.

Es un lugar de peregrinación muy importante en el mundo alimentado por la leyenda de un cuerpo incorrupto. Según se dice la muerte acaeció en 1552 en un remoto lugar de China, dos meses después el cuerpo, intacto, fue trasladado a Malacca y de allí a Goa el siguiente año donde los fieles pudieron comprobar el perfecto estado. En 1556 la iglesia ordenó un examen para determinar si el cuerpo había sido embalsamado y el forense encontró todos los órganos intactos, también halló una herida y pidió a dos curas jesuitas que introdujeran sus dedos en la llaga, al sacarlos estaban bañados en sangre que según el forense presentaba un aspecto sano y normal. En 1622 fue canonizado pero los ladrones de reliquias ya habían profanado el cuerpo: en 1614 se habían repartido un brazo entre jesuitas japoneses y romanos, y más tarde un hombro y todos los órganos internos habían migrado al Sudeste Asiático.