Los templos eróticos de Khajurao

30 de octubre de 2006

Habíamos regresado de Nepal con casi tres semanas de anticipación a nuestra siguiente visita, Marta y Ana no aterrizarían en Delhi hasta la mañana del 9 de noviembre, teníamos mucho tiempo para realizar alguna que otra visita. Como la primera parada iba a ser Varanasi estudiamos un itinerario entre esta ciudad y la capital, desviándonos ligeramente hacia el sur se encontraban los templos de Khajurao, de los cuales nunca habíamos oído hablar pero que han resultado ser una de las mayores atracciones del país con un número de visitantes similar al del Taj Mahal.

Khajurao-IIILa mañana que abandonamos la ciudad de Shiva y Parvati emprendimos el camino a Khajurao, esperando que las carreteras de la nueva provincia, Madhya Pradesh, no fueran tan malas como imaginábamos. Pero nuestros deseos no se vieron cumplidos y, en cuanto dejamos atrás Uttar Pradesh, las carreteras comenzaron a empeorar, muchos tramos sin asfalto y otros con asfalto pero llenos de agujeros, casi peor fue esto segundo porque era imposible evitar semejantes destrozos en el firme. Todo lo rápido que habíamos circulado aquella mañana desde Varanasi hasta Allahabad se perdió, no subíamos de los 25 Km/h y la noche se nos echó encima.

Una treintena de kilómetros antes de llegar vimos carteles anunciando una reserva de tigres, Panna National Park, mientras repostábamos gasoil un conductor de jeep insistió en que esa misma mañana había visto tres felinos, no podíamos creerlo y como ya estábamos muy cansados decidimos seguirle hasta el resort vacacional para el que trabajaba; dormiríamos en el aparcamiento y cenaríamos en las instalaciones. Una vez allí comprobamos que había un grupo de extranjeros medio aburridos viendo un vídeo sobre tigres, el hombre que llevaba el negocio hacía todo lo posible por animarles sin embargo no había donde rascar, eran unos muermos. Conversamos con el hombre, que llevaba unas copas encima, y preguntamos por la cena y por el avistamiento de tigres, ninguna de las respuestas nos satisfizo, la cena era a precio cerrado, menú vegetariano por ¡¡¡200 rupias!!!, y menú no vegetariano por ¡¡¡275 rupias!!!, por eso solíamos comer los dos en los restaurantes de turistas, como no había más opción nos resignamos a gastarnos 400 rupias en la cena. Sobre los tigres la conversación llevó a lo que nos imaginábamos, que depende mucho de la suerte y que no se suelen dejar ver, indagando un poco más descubrimos que ninguno de los últimos safaris había tenido éxito, el número de ejemplares no ascendía de treinta en toda la reserva.

Desistimos de intentar el safari, con la suerte que habíamos tenido en Chitwán sabíamos que ningún tigre decidiría mostrarse ante nosotros tan fácilmente.

Khajurao-IILlegamos a Khajurao rápidamente, la carretera comenzó a mejorar diez kilómetros antes de llegar, parece que se mantendría así o mejor hasta Delhi, ¡menos mal! Aparcamos a la entrada del pueblo y fuimos caminando buscando un lugar tranquilo donde aparcar para dormir esa noche y una cafetería donde desayunar. En el Raja’s Café, frente a los Templos de Vishvanath y Nandi, nos deleitó con su café y su yogur con miel, no dudaríamos aquello noche en probar su cocina durante la cena. Veinte metros más adelante, en una bocacalle a la izquierda, vimos una pequeña campa perfecta para aparcar, junto a un restaurante cutre donde podríamos trabajar y tomar algún refresco.

Estuvimos dudando toda la mañana entre visitar los templos por la tarde o a la mañana siguiente, ya habíamos visto por detrás de la valla de qué se trataba, los templos no eran muy grandes, pero el detalle de los relieves parecía increíble desde el exterior, el estado de conservación parecía inmejorable. Mientras nos decidíamos Rafa divisó un todoterreno extranjero aparcado en las cercanías, era francés, en el interior se encontraba Mouna, una chica de Djibuti que viajaba por Asia con sus pareja francesa, el chico se hallaba realizando la visita de los templos, llevaban un presupuesto tan ajustado que la mayoría de las veces sólo uno de los dos entra a ver los monumentos (nosotros también lo hemos hecho en alguna ocasión, como en Pérgamo en Turquía, pero intentamos evitarlo a toda costa). Mouna salió del coche y se sentó con nosotros en el restaurante, no se la notaba muy a gusto en India, y más tarde pudimos comprobar que su novio tampoco lo estaba, ambos estuvieron quejándose de un montón de cosas y esperaban poder dejar pronto el país en dirección a Myanmar (también conocido como Burma o Birmania).

Decidimos entrar a visitar los templos esa tarde, sólo se paga por visitar el conjunto del oeste, que acoge los templos en mejor estado de conservación; una valla delimita esta zona. Pagamos las 250 rupias de la entrada y comenzamos la visita por la izquierda, en primer lugar subimos a visitar el Templo de Varaha, reencarnación en forma de jabalí de Vishnu, más que un templo es un pequeño mausoleo con una gran estatua de un jabalí.

KhajuraoEl primer gran templo que visitamos fue el de Lakshmana, frente a Vahara, uno de los más grandes y mejor conservados, y al que le dedicamos un buen rato, posee la estructura clásica de los templos de la dinastía Candelas pero en el exterior tiene solo dos filas de relieves en vez de tres, en ellas pudimos observar las primeras escenas eróticas o Mithunas, escenas de comercio con muchos ejemplos de elefantes y camellos. Es uno de los más antiguos, su edificación se estima entre los años 930 y el 950.

El siguiente grupo de templos comprende el Devi Jagadamba, el diminuto Mahadeva y el impresionante Kandariya Mahadev, y data del 1025 al 1050. Ya no nos sorprendió tanto lo que vimos, casi todos los templos son iguales, pero en el Kandariya Mahadev se pueden ver algunos de los relieves más perfectos del lugar, con escenas eróticas de muchos tipos y con todo lujo de detalles. En este templo se han contabilizado 226 estatuas en el interior y 646 en el exterior, un total de 872 donde se encuentran representadas las seis categorías que se pueden encontrar en Khajurao.

Vimos el resto de los templos bastante rápido y nos paramos a hablar con una simpática pareja española que admiraba impresionada el templo de Vishvanath.

Esa tarde fuimos a comprar unas medicinas a una farmacia porque Rafa se encontraba un poco mal, comenzaba a tener una tos sospechosa, iniciada ya en Chitwán y acentuada en Varanasi. En la farmacia nos alarmaron un poco al decirnos que había mucha malaria en la zona.

Antes de seguir rumbo oeste a la mañana siguiente, nos acercamos a visitar algunos de los templos del este, resultó ser terreno no turístico, sin darnos cuenta nos vimos en medio de un pueblo embarrado y sucio donde la cercanía de los turistas y los hoteles de lujo no parecía hacer mella. Algunos niños nos pidieron dinero y otras personas trataron de ser nuestros guías, decidimos desenvolvernos solos y nos dimos un paseo para ver un par de templos más, del mismo estilo que los del día anterior pero en un flagrante estado decadente. Por último fuimos a los templos hainistas, más cuidados y atractivos que los del este, a pesar de estar en muy mal estado de conservación.

Relieves de Khajurao

Khajurao es conocido por sus relieves, sobre todo por los eróticos (un ejemplo de zoofilia se ve en la primera fotografía). Pero también hay relieves de animales, sobre todo elefantes y camellos y de escenas de la corte de los reyes de la dinastía Candelas.

Las esculturas de Khajurao se han dividido en seis categorías, la primera incluye imágenes de culto que siguen los canones de la India. El segundo grupo comprende los parivara-parsva y los dvarana-devatas (dioses y familiares) normalmente representados en los nichos. La tercera categoría consiste en las surasundaris (bellas y jóvenes ninfas) y las apsaras (iguales a las anteriores pero se representan bailando), son las más bonitas y numerosas. El cuarto grupo incluye las escenas seculares (escenas domésticas, de enseñanza, música, etc). La quinta categoría comprende las escenas eróticas de parejas (mithuna) o grupos. El último conjunto recoge a los animales.