El golfo Pérsico

26 de marzo de 2006

Golfo-Persico-II

En busca de playas exóticas donde poder bañarnos en soledad comenzamos nuestro periplo por las costas del Golfo Pérsico tras la breve parada en casa de Mehdi. El calor en esta región de Irán es insoportable, y eso que estábamos en marzo, no quiero imaginarme como debe ser en verano, seguro que se alcanzan los 50 ºC. Cuando abandonamos Mohammed Ameri eran ya las tres de la tarde, no avanzaríamos mucho ese día ya que siempre tratamos de parar antes de que anochezca. Así lo hicimos, justo antes del anochecer, junto a un puesto de nuestros archiconocidos voluntarios de la Luna Roja Creciente. Tuvimos el tiempo justo para dar un paseo hasta la playa, muy sucia por cierto, y ver allí la puesta de sol. Esa noche, cuando ya estaba preparando la cena, vinieron a buscarnos para invitarnos a cenar, judías con atún, seguramente ambas cosas de lata y mezcladas luego en la olla, pero nosotros nos comimos todo como buenos huéspedes.

Golfo-Persico-IIIEl pueblo de Taheri alberga los restos de un antiguo puerto de mar muy transitado en otras épocas, una gran mansión en proceso de restauración recuerda el esplendor que vivió el lugar en el siglo XIX. Pero el lugar contiene restos mucho más antiguos, los de una mezquita que previamente fue un templo sasánida y los de tumbas escavadas en las rocas y en el suelo, en algunas de ellas se pueden ver huesos humanos, nuestro guía insistió mucho en enseñárnoslas. Algunos de estos enterramientos pueden datar de épocas prehistóricas.

Realizamos la visita en compañía de un guía que trabajaba como voluntario de una ONG que se dedica a asuntos culturales y del patrimonio del país, nos recibió en la mansión y nos acompañó por todo el pueblo mostrándonos diferentes lugares de interés. Insistió en que fuéramos a su casa, un humilde hogar de reducidas dimensiones donde vivía con sus padres y hermanos, al menos eran siete u ocho miembros, más un perro y unas ovejas. El chico, que no tendría más de 17 años, estaba emocionado con nuestra presencia allí y, aunque no hablaba casi inglés, nos explicó muchas cosas de su pueblo natal.

Golfo-Persico-VEn la playa del pueblo se bañaban los chicos, disfrutando de sus vacaciones de Año Nuevo, pero no vimos a ninguna mujer o chica en el agua, las pocas que vimos en esos días se bañaban con todos sus ropajes. Yo seguía empeñada en encontrar una playa solitaria y bañarme al menos sin el pañuelo, aunque fuera con pantalón corto, nunca perdí mis esperanzas…

La carretera dejaba atrás pueblos de adobe rodeados de palmeras, oasis en un desierto de calor y arena, más tarde harían su aparición los quemadores de petróleo y las instalaciones, refinerías, fábricas y centros de distribución de sus derivados. El paisaje era desolador, nada atractivo para el visitante, como la gran parte de esta costa. Nos contaron varias veces que siendo las provincias supuestamente más ricas del país por sus reservas de petróleo y gas, eran a la par donde las gentes son más pobres y humildes, el contraste con las provincias del norte y centro de Irán es brutal, y las gentes son más cerradas y tradicionales. Si en muchos otros lugares el contacto con las mujeres fue muy fácil aquí fue prácticamente nulo, no sólo por la falta de conocimientos de inglés sino por que parecían no querer comunicarse, sólo viven para sus hijos y su hogar y no parecen tener más interés ni miras que esos. En esta región nos hemos encontrado el Irán más tradicional y pobre, con escasos recursos y educación.

Golfo-PersicoEsa tarde nos desviamos del camino principal para acercarnos de nuevo al mar, tenía que haber un lugar esperándonos allí mismo. Un camino de tierra nos llevó hasta una enorme duna, el inicio de una playa de arena junto a una pequeña cala de rocas. Aparcamos y descendimos a inspeccionar el lugar, era perfecto, podríamos bañarnos e incluso usar las gafas para ver la fauna marina. Cuando más contenta estaba oí el ruido de un motor, no daba crédito, un 4×4 aparcó junto a nosotros y cuatro personas descendieron a la playa, se trataba de dos chicas jóvenes y dos chicos, uno de unos 15 años y otro de nuestra edad. No di mi brazo a torcer y bajé con las cosas hasta la playa pensando que se irían muy pronto, pero no era así, mientras las chicas miraban los dos chicos nadaban en las cálidas aguas. Dude unos segundos y luego les pregunté si les molestaba que me bañara, me dijeron que no, y así hicimos dos nuevos amigos, por precaución me bañe en pantalón corto y en bañador, disfruté como nunca, quizás porque sabía lo difícil que era encontrarme a gusto en esa situación. A pesar de la temperatura del agua no había mucho que ver en el fondo, algunos peces a rayas amarillas y negras y poco más. Salí del agua más arrugada que una vieja de 90 años, seguramente no tendría más oportunidades de bañarme hasta la India.

Golfo-Persico-IV

Una refinería

Nos despedimos de nuestros últimos amigos, mucho más abiertos que las gentes del lugar, y continuamos hacia el sur sintiendo como el calor aumentaba por momentos, pero estábamos muy animados, intentaríamos cruzar a la moderna isla de Kish, si lo conseguíamos podríamos bañarnos a nuestras anchas en la playa para turistas que hay en la isla, ¡¡¡cerrada con muros a ambos lados y con una cortina para extenderla los primeros metros de agua!!!

Golfo-Persico-VIII

Espera para ir a Qeshm

Nuestro gozo en un pozo, el trayecto hasta la famosa isla cuesta unos 150 euros i/v, una barbaridad teniendo en cuenta la economía de las familias iraníes, aunque el caso es que en Bandar-e Langeh había cientos de coches esperando para embarcar. Nosotros decidimos no ir hasta allí, al fin y al cabo se trata de una diminuta isla llena de centros comerciales y con una única playa para nuestro disfrute, no nos merecía la pena el desembolso. Aún nos quedaban dos oportunidades, las islas de Qeshm y la de Hormuz.

Golfo-Persico-XIComimos algo y salimos del puerto, el calor era tan sofocante que intenté acercarme a una playa, pero me equivoqué de camino, resultó estar muy alejado del mar y de repente me vi perdida en un desierto de sal, en un momento de duda me vi patinando en el barro, con el consiguiente enfado, no sin razón, de Rafa. La falta de experiencia quiso que nuestros siguientes pasos fueran en falso, y un pequeño patinazo se convirtió en el hundimiento casi total de la parte frontal del vehículo, nunca nos habíamos visto en una situación así.

Golfo-Persico-VIIArmados de paciencia cogimos la pala y empezamos a sacar barro de debajo de las ruedas delanteras y el cubre cárter, aquello parecía un infierno, así no había manera, volveríamos a patinar y nos hundiríamos aún más. Sólo se nos ocurrió una cosa, sacar las planchas de acero e intentar dibujar un camino para las ruedas, la otra posibilidad no era realizable, tenemos un gancho remolcador para más de cuatro toneladas, pero no había ningún árbol a menos de cincuenta metros, y sólo teníamos quince metros de cable. Una hora después intentamos salir con las planchas, avanzamos unos metros y volvimos a hundirnos, esta vez no cometimos el error de insistir, volvimos a excavar durante media hora, ya con la técnica más depurada, y volvimos a intentarlo, esta vez salimos, aunque el terreno seguía estando bastante blando, pero Rafa alcanzó una zona con el firme más duro. Estábamos derrotados, nos podría haber dado una insolación en ese desierto, allí mismo nos dimos una ducha con la bolsa portátil que llevamos colgada del portabicis y como nuevos continuamos nuestro camino. Ya estamos preparados para comprarnos el 4×4 y rular por el desierto…

En Bardar-e Pol nos pusimos a la larga cola de coches que iban a embarcar, si se puede llamar a eso barco, hacia Qeshm. Tardaríamos más de dos horas en llegar hasta el embarcadero donde pudimos comprobar que nuestra querida furgo tendría que navegar sobre una barcaza o plataforma tirada por una pequeña embarcación, y así, acompañada de otros treinta vehículos separados unos de otros por apenas diez o veinte centímetros nos hicimos a la mar. El viaje ida y vuelta salía por menos de 15 euros y cada trayecto no dura más de media hora, ¡menos mal!, en esas condiciones hundirse en las profundidades no habría sido extraño.

Golfo-Persico-VILa isla de Qeshm no tiene nada de interesante y el calor es bastante insoportable, es muy desértica y las playas que se encuentran en el camino están bastante sucias. En una de esas playas me bañé, la elección no fue muy sabia, había unas rocas muy incómodas y no parecían acabar nunca, de hecho me di la vuelta al cabo de unos minutos, pero al menos me refresqué. Ya fuera del agua me di cuenta de que había un mirón entre las rocas, quizás vio como nos adentrábamos en el camino de arena y nos siguió sigilosamente con la moto. El pobre no debió disfrutar gran cosa ya que me bañé con los pantalones cortos, aunque para él verme los brazos y media pierna sería casi como verme desnuda.

No nos demoramos allí más que una noche, por la mañana visitamos la ciudad de Qeshm, muy animada con sus mercados duty free. Fuimos a un internet café e intentamos llamar por teléfono, fue imposible, tendríamos que esperar hasta el día siguiente. Ya al atardecer decidimos que era mejor volver al continente, durante el camino hacia el puerto íbamos muy contentos viendo que no había coches en esa dirección, quizás en menos de media hora cruzásemos al otro lado.

Golfo-Persico-XJajaja, eso nos creíamos nosotros, una cola infinita nos esperaba, esta vez tardamos más de cinco horas, nos dio tiempo a echarnos una cabezadita a cada uno. Ya en la barcaza, a eso de la una de la madrugada, conocimos a una entrañable familia cuyo patriarca se encariñó con nosotros. Acabamos durmiendo con ellos esa noche en un gran aparcamiento a quince kilómetros del puerto; antes de dormir nos invitaron a un té y cuando ya no aguantábamos más, serían casi las tres, aparecieron unos miembros de la familia (que en total serían unos veinticinco) con bocadillos y refrescos para todos, y allí nos vimos nosotros con nuestros perritos calientes y nuestra fanta de naranja cenando a esas horas intempestivas, como si estuviésemos regresando un viernes de marcha desde Malasaña a Mármol…

Por la mañana quisieron que les acompañáramos a un hamam, unas aguas termales como las que había en Ahram, cerca de casa de Mehdi, no teníamos ningunas ganas de ir pero nos sabía mal despedirnos así, intentamos quedar con ellos más tarde en Bandar-e Abbas pero el encuentro nunca se produjo, seguramente porque no supimos el lugar exacto donde pretendían quedar.

Golfo-Persico-IXBandar-e Abbas fue otra decepción en este sur iraní, una ciudad sucia y estropeada, con mucha gente tirando basura por las esquinas, nos dio tanta pena ver la playa y el puerto como un basurero que se nos quitaron las pocas ganas que nos quedaban de ir a la isla de Hormuz. Sólo alargamos nuestra estancia allí para hacer tiempo hasta que abriese el único locutorio que encontramos, a las tres hora local conseguimos llamar a Madrid y nos fuimos pitando de la ciudad. Realmente nos pareció un lugar dantesco y nada atractivo, como casi toda la costa del Golfo Pérsico, de los más de novecientos kilómetros que recorrimos sólo algunas carreteras comarcales y sus pueblos de pescadores se salvan, lo demás no merece la pena, y además el calor es bastante difícil de llevar, al menos si eres mujer.

El Golfo Pérsico

Petróleo

Irán es el tercer o cuarto país productor de petróleo del mundo, el 1999 más del 80% de su exportación provenía de este sector. Las principales reservas se encuentran al oeste (junto a la frontera con Irak) y al sur del país (Golfo Pérsico). Un dato que no es tan conocido es que se trata del país con las mayores reservas de gas natural del mundo.

Depósitos de Agua

Presentes en toda la región del Golfo Pérsico no pasarán ni diez kilómetros sin que veamos otra edificación igual. En ellas el agua brota del suelo y se mantiene fresca gracias a la estructura de adobe; hombres y animales siguen utilizándolas para abastecerse de agua.

Bañarse en una playa de Irán

¡Qué duro es bañarse en el Golfo Pérsico! La paranoia me persigue por las esquinas, ¿habrá alguien vigilando y aparecerá justo cuando me quite el pañuelo? Decididamente es un estrés intentar siquiera encontrar un lugar adecuado, pero lo conseguimos, y tarde más de una hora en salir del agua. Las mejores zonas donde intentarlo se encuentran en Bushehr, cerca del pueblo de Delvar, y al norte de la provincia de Hormozgan.