Nuestros días con Mehdi
24 de marzo de 2006
Nuestro paso por la ciudad costera de Bandar-e-Busherh, que sería nuestro primer contacto con el golfo pérsico, fue anecdótico, los iraníes, al igual que muchos occidentales, tienen la poco saludable costumbre de masificarse en época de vacaciones y eso es lo que encontramos en esta calurosa ciudad, cientos de familias aglomeradas junto a una línea de playa inexistente, con las tiendas de campaña apoyadas en el asfalto. Paramos unos minutos para sentarnos junto al mar, hacía muchísimo calor, observamos que había algo flotando y aunque en principio no dábamos crédito a lo que veíamos, fijando más nuestra atención nuestras sospechas se convirtieron en realidades, junto a la orilla flotaban decenas de excrementos, con un tamaño sospechosamente similar a los de la raza humana, no salíamos de nuestro asombro y a los pocos minutos de sacar nuestra conclusiones dejamos la ciudad y cogimos una comarcal que discurría paralela al mar, con la esperanza de descubrir alguna playa tranquila y solitaria.
Al rato de conducir decidimos coger un camino de tierra y llegamos a una bonita playa junto a la desembocadura de un río, aunque nuestra soledad duró muy poco y empezaron a venir coches y motocicletas y fuimos de nuevo el centro de la atención aunque yo me eché la siesta, sin hacerles mucho caso. Al levantarme vi a Silvia rodeado de hombres junto a la playa, estaban asando unos pescados que habían cogido en ese mismo momento con una larga red, muy sabrosos. Luego me tocó dar mi primera clase práctica de pesca con Mehdi, que sería un maravilloso anfitrión, así que cogimos la red y nos metimos en el agua, que era una sopita de lo caliente que estaba, fue divertido y la verdad es que cogimos bastantes peces, también sería la primera ocasión en la que cogería con mis manos un pez vivito y coleando.
Nos quedamos allí hasta que se hizo de noche y después fuimos invitados a la casa de Mehdi, donde conocimos a su enano Ilia y a su mujer, bastante seca y sosa, vivían en una casa modesta, con un patio y un salón, más dos pequeñas habitaciones, empezó a venir gente, entre ellos Shapur, un chaval joven que hablaba inglés, lo que facilitó bastante la comunicación, que se alargó hasta bien entrada la noche.
Los dos días siguientes fueron muy ajetreados, esa mañana fuimos a unos baños de aguas sulfurosas, procedentes de las desiertas montañas cercanas, uno de esos lugares que ningún turista hubiera encontrado en la vida, el paisaje era lunar y nos recordó a Capadocia, aunque muchísimo más árido. Mi experiencia en los baños fue agradable, no tanto la de Silvia, que me explicó a la salida la poca higiene de las mujeres, que estaban continuamente escupiendo en la piscina, lo que no daba un ambiente muy saludable al lugar. Yo me di un buen baño aunque no se aguanta mucho en estas piscinas, son muy sanas, para músculos y huesos, pero al estar a tan elevada temperatura no se soporta mucho tiempo dentro, además existe una sensación de opresión en el pecho, como si el agua tuviera más peso, que resulta agradable sólo un rato. Desde luego volvimos relajados y comimos con apetito en casa de Mehdi, fuera en la calle era totalmente imposible estar, el calor era sofocante.
Por la tarde visitamos un museo, donde se conmemoraba la expulsión de un barco inglés a principios de siglo, de nuevo había un memorial de víctimas y algunos ejemplares disecados de la fauna marina del golfo, entre ellos el extraño Pez Gato, similar en forma a un tiburón, pero menos estilizado, con el cuerpo más gordo. Por la noche volvió el turno para la vida social, esta vez fuimos a una enorme casa, a nosotros nos pareció una casa de ricos, nos agasajaron con frutas y frutos secos, también vimos algunos libros de la zona y finalmente nos hicieron un regalo muy especial, una manta y un corán comprados directamente en Meca, objetos fetiche, tuvimos que hacer la promesa al padre de Mehdi para ir al día siguiente a su casa.
A la mañana siguiente hicimos una especial petición a Mehdi, que se la tomó con la mayor naturalidad, como todo lo que hacía o decía, verdaderamente era un tío excepcional. Silvia tenía muchas ganas de darse un buen chapuzón en la playa, cosa que en Irán suponía un problema, a no ser que se diera el baño totalmente cubierta, cosa que no le apetecía en absoluto, así que Mehdi nos buscó una playa solitaria donde Silvia pudiera bañarse sin problemas, simplemente con el bañador, eso si, Shapur, se alejó prudentemente para no ver a Silvia en paños menores.
El resto de la tarde transcurrió entre visitas a casas y paseos en moto, nos regalaron muchas fotos personales, con su dedicatoria incluida y también nos hicimos muchas fotos juntos.
Por la noche cenamos en casa de los padres de Mehdi con sus hermanas, ellos sí que no hablaban absolutamente nada de inglés, pero resultó una velada agradable, el padre insistía e insistía en que nos teníamos que quedar otra noche con ellos, pero fuimos fuertes y resistimos, nos apetecía seguir camino.
A la mañana siguiente nos despedimos de todos, aunque al final nos quedamos a comer, Mehdi (que a propósito, tenía un parecido más que razonable con Eddie Murphy) estaba contrariado pero no insistió en que nos quedásemos, aunque nos repitió muchas veces que le mandásemos una invitación para ir a visitarnos a España.
Otra grata experiencia con las gentes de Irán, más adelante Shapur nos ha llamado insistentemente, diciéndonos por teléfono que nos quería y que cuando íbamos a volver, le hemos tenido que decir con todo el dolor de nuestro corazón que no nos llame, que nos cuesta mucho dinero incluso el recibir llamadas, pero no sé si lo habrá entendido muy bien, por que continúa llamándonos, pero ya no se lo cogemos, espero que no piensen que pasamos de ellos.
Provincia de Busherh
El comercio marítimo en esta provincia es muy activo, sobre todo con los cercanos paises de Emiratos u Omán.