Anarquía en Teherán

1 de marzo de 2006

Tras nuestra estancia en la provincia de Semnan nos dirigimos hacia Teherán pero el cansancio nos hizo detenernos de noche junto al parking de un cochambroso hotel cuando nos quedaban 70 kilómetros para llegar a la capital.

Teherán es una inmensa ciudad unida a otras poblaciones en una conurbación que se extiende durante kilómetros y kilómetros, como cualquier otra macro urbe del planeta es muy difícil de determinar la población que tiene, que podría andar entre los 10 y los 18 millones de habitantes.

Teheran

Tripilon

Nosotros entramos en la ciudad con la intención de aparcar alejados del centro y coger un taxi que nos llevara al museo nacional, pero como un servidor es muy osado intenté llegar hasta el propio museo, pero a medida que nos íbamos acercando desistimos, vencidos por el caos que nos rodeaba, decenas de motos pasando a 1 centímetro de la furgoneta, semáforos inexistentes en los cruces, por los que pasan desde peatones jugándose el tipo, hasta otras personas portando enormes carros repletos de mercancías, esquivando a los demás coches, todo culminado con un ruido ensordecedor. Salí como pude y aparqué no sé muy bien donde, en cuanto bajamos de la furgoneta no tuvimos ni que buscar un taxi, enseguida un hombre nos llamó desde su coche, diciendo que era un taxi, en realidad no tenía ninguna señal que así lo indicase, pero ya habíamos leído que mucha gente trabaja con su coche particular llevando a gente de un lado para otro. El taxista resultó un chaval agradable, que hablaba bastante aceptablemente inglés, así que tuvimos una amena conversación durante el largo trayecto que hicimos antes de llegar al museo, nuestro fallo fue el no haber pactado de antemano el precio, pero al final quería incluso no cobrarnos, le dimos 4000 tomanes, unos 4 dólares al cambio.

Nada más entrar al museo conocimos a una azafata colombiana que vivía en Roma, con la que charlamos un buen rato. El museo está dividido en dos grandes edificios, uno dedicado a la época anterior al Islam y el otro desde el Islam en adelante. Disfrutamos sobre todo en la primera parte, en especial con todos los restos provenientes de Persépolis, así como con la visita colegial de un grupo de 40 niñas, todas recatadamente vestidas, un espectáculo. Como ocurre en todos los museos la última parte, el edificio del Islam, nos pilló ya cansados y no le prestamos mucha atención.

Al salir del museo decidimos pasear, las calles estaban repletas de gente, tanto que en muchos momentos tenías que pararte durante un tiempo para poder seguir, junto a las aceras había unos canales de agua que arrastraban mucha porquería, lo mejor es que pasábamos totalmente desapercibidos. Durante el camino veíamos algunos edificios interesantes aunque un poco destartalados. Llegamos al barrio del bazar, que se extiende 10 kilómetros a lo largo de la ciudad, cada calle se dedica a una actividad concreta, electrónica, ferretería, recambios de coche, carpinteros, zapateros, etc., etc., no dábamos abasto, había muchísima actividad así que decidimos parar en un restaurante de comida rápida, donde un hombre nos ayudó a pedir un par de bocadillos de salchicha y dos refrescos por apenas 2 euros, nos sentamos en un improvisado salón, con mesas de oficina y banquetas de plástico, donde nos relajamos un rato mientras ojeábamos el Tehran Times.

Teheran-IITras la comida continuamos durante bastante rato hasta que llegamos a la furgoneta, durante el paseo nos deleitamos con dos sabrosos batidos de plátano con virutas de coco, una delicia. No sabíamos muy bien cómo ir hacia el Mausoleo del Ayatollah Homeini pero nos esperaba una grata ayuda con una pequeña aventura incluida, un conductor de autobuses muy amable nos dijo que le siguiéramos, estuvo genial ya que además el hombre nos abría paso, así que llegamos en apenas diez minutos.

El mausoleo es una enorme instalación a las afueras de la ciudad, con grandes aparcamientos, un edificio moderno es el que guarda los restos del líder de la revolución islámica. El interior parece una nave industrial, con una fuerte calefacción y unas potentes luces, el suelo es de mármol, cubierto en parte por alfombras, se debe pasar un detector de metales para acceder, es un lugar de apariencia extraña pero muy importante para el pueblo de Irán, en la tumba las personas introducen dinero entre las rejas, después las besan con devoción, es de los pocos mausoleos en Irán donde el no-musulmán puede entrar e incluso se permite hacer fotografías en el interior.

Nuestro siguiente destino sería la ciudad sagrada de Qom, donde pretendíamos visitar el complejo del Mausoleo de Fátima, hija de Mahoma y mujer de Alí, que representa el ejemplo de virtud para las mujeres musulmanas.

Paramos a dormir en un área de descanso en la autopista Teherán-Qom. Por la noche un hombre de la cruz roja nos invitó a dormir en su edificio, aceptamos gustosamente y pasamos una agradable noche con Reza y Husein, otro ejemplo de la hospitalidad iraní. Por la mañana después del desayuno, las fotos de rigor y una partida de ping-pong partimos hacia Qom, que resultaría un desastre. Aparcamos en unos inmensos aparcamientos junto al mausoleo, estaba repleto de autobuses de gente que viene hasta esta ciudad con el único propósito de venerar a Fátima. Pese a que íbamos totalmente correctos en nuestra vestimenta no pudimos acceder al complejo por ser católicos, o más bien por no conocer los ritos de purificación, abluciones y demás, eso sí, el policía que nos impidió el paso se mostró muy cortés e incluso llamó por teléfono para preguntar si podríamos entrar, nos conformamos con unas fotos desde el exterior, siendo objeto de todo tipo de miradas de los cientos de personas que entraban y salían. Sería el primer lugar y el último hasta el momento donde hemos visto a una mujer ataviada con el polémico Burka. Dimos un corto paseo por un bazar de libros donde compramos un par con caligrafía muy bonita, en farsí por supuesto y nos despedimos de Qom muy pronto, lo único que nos interesaba ver era el Mausoleo.

Teherán

Paseando por las calles de Teherán uno se puede encontrar con multitud de edificios interesantes, la lástima es que para encontrar muchos de ellos hay que esquivar muchos carteles que tapan las fachadas. Conducir en Teherán es jugarse la vida, hay que esquivar motos, coches, carros y gente, la mejor manera de recorrer las calles es en taxi, que son muy baratos, los precios se pactan con anterioridad y a los turistas nos dan una vuelta extra.

Qom - Mausoleo de Fátima

El Imam Reza, el octavo Imam, se dirigía a Marv junto con su hermana Fátima desde Medina, para visitar a su hermano. Fátima enfermó en una ciudad cercana a Qom, llamada Saveh, a los 17 días murió y fue enterrada en Qom, convirtiendo a la ciudad en un centro de peregrinación importantísimo, la segunda ciudad sagrada en Irán, centro de peregrinación Chii.