La ciudad romana de Jerash

30 de octubre de 2005

Tras una rápida semana en Siria nos dirigimos a la frontera con Jordania. Luke, el holandés, nos había comentado que la frontera a la que se llega por la autopista es muy lenta ya que tiene mucho tránsito de vehículos, nos recomendó cruzar por otra más pequeña que se encuentra a pocos kilómetros de Dar’a.

Hipódromo

Hipódromo

Cruzar resultó bastante sencillo. En la frontera Siria estuvimos apenas veinte minutos y sólo nos costó 100 libras (menos de 2$). En el lado jordano estuvimos más tiempo, ya que era ramadán y nos tocó esperar a que cenara parte del personal. El trato fue muy correcto pero también tuvimos que pagar bastante dinero, en primer lugar los visados: 10 JD cada uno (unos 12 euros), el seguro del coche: 80 JD (unos 100 euros) para un mes de estancia. El seguro habría sido mucho menor si hubiésemos escogido una semana, pero eso suponía volver a ir con prisas a todas partes, de diez días a un mes costaba lo mismo, así que no dudamos. Por último tuvimos que desembolsar otros 11 JD por tránsito de mercancías. En total unos 160 dólares, pero esta vez para un mes de estancia, nada que ver con los 200 que tuvimos que pagar por una semana en Siria.

LosasYa era de noche cuando salimos de allí. Nuestro primer objetivo era Jerasa, una de las ciudades romanas mejor conservadas en el mundo. No teníamos muy claro qué haríamos después ya que en ningún momento habíamos pensado en estar un mes en Jordania, pero según lo pensábamos más y más, veíamos claro el quedarnos todo el tiempo, aunque estuviésemos diez días buceando en el Mar Rojo, nos apetecía un viaje más tranquilo, lo de Siria había sido una auténtica locura. También empezó a tomar forma la idea de visitar Jerusalén un par de días, estaba a apenas cincuenta kilómetros de la frontera, ¡qué tentación!

Llegamos a Jerasa sin problemas y aparcamos en el centro para dar un paseo y llamar por teléfono. Ni una cabina a la vista, decidimos preguntar en una tienda, cuyo encargado nos remitió a un pequeño negocio regentado por una simpática lugareña. Nada de tarjetas ni de cabina, ella realizaba la conexión y te cobraba por minuto, en nuestro caso 0,30 JD/min (menos de 40 céntimos).

Al regresar al vehículo vimos a unos chavales revoloteando alrededor, no nos hizo mucha gracia, aún teníamos reciente el incidente de Konya. Nos subimos y enseguida empezaron a pedir dinero: ‘money, money’, ¡quién les enseñará la cantinela! Uno fue muy hábil y me abrió la puerta para sisar lo que su pequeña mano alcanzara, se tuvo que conformar con una pelotita de goma. No era muy buen augurio de lo que íbamos a encontrar en el país, pero el augurio se equivocó y no volvimos a tener ningún otro contratiempo.

Jerash-IIILos alemanes que conocimos en Siria nos habían comentado que en Jerasa se podía dormir en el parking del Centro de Visitantes. Allí nos dirigimos y al acercarnos un chico nos invitó a entrar. La mercedes verde estaba allí aparcada, ellos habían cruzado la frontera esa mañana. A la media hora de llegar se acercaron dos policías, pertenecían a la Policía Turística que se dedica a velar por la seguridad de los visitantes. Nos tomaron los datos y nos recomendaron dormir siempre en zonas seguras: campings (que no encontramos ninguno) o junto a comisarías de la Policía Turística, así lo hicimos en numerosas ocasiones.

A la mañana siguiente cambiamos algo de dinero para poder entrar a visitar el lugar. Resultó ser un sitio increíble; es, junto a Efeso, el lugar mejor conservado que hemos visitado. Podías imaginarte a las gentes y a los carros circulando por las calles y la plaza oval. Visitamos sus dos teatros, recorrimos el hipódromo, el Cardo y la calle columnada del norte, los templos de Zeus y Artemisa, la catedral; una verdadera joya arqueológica. Hay un pequeño museo junto al Cardo, su entrada está incluida en el ticket de 5 JD que se adquiere junto a las tiendas de recuerdos, cerca del Arco de Adriano.

Sin más demora nos fuimos hacia Amman, a unos cuarenta o cincuenta kilómetros. No nos apetecía visitarlo en ese momento pero como teníamos tanto tiempo habíamos pensado acercarnos al Ministerio de Turismo a pedir información sobre todos los lugares de interés del país, sobre campings y algunas cosas más. Nos llevó un rato llegar hasta la rotonda 3ª donde se encuentra el Ministerio; Amman (la antigua Filadelfia romana) está construida sobre siete colinas, y el trazado se compone de grandes avenidas y rotondas, algunas de ellas numeradas, todo esto hace bastante fácil la conducción.

JerashUna vez localizada la rotonda buscada aparcamos y fuimos andando. Nos atendieron con mucho interés y nos dieron panfletos de todos los sitios, de algunos hasta dos versiones. Sobre campings no supieron qué decir, pero si nos recomendaron dormir en los parkings de los sitios a visitar donde suele estar la Policía Turística. También nos entregaron un mapa de carreteras bastante bueno, que ha sido nuestra guía por las carreteras del país. 

Por último les preguntamos la dirección de la embajada de España en Amman, se encontraba a menos de diez minutos andando de allí.

Nos encaminamos hacia ella y la encontramos sin dificultad. En la zona se hallan casi todas las embajadas y hay bastante vigilancia por las calles. No nos dieron mucha información, pero aprovechamos y nos dimos de alta como transeúntes en Jordania. Se quedaron con todos nuestros datos y un par de fotografías, que nunca están de más por si ocurre algún incidente.

Mientras rellenábamos los formularios conocimos a Sergio, un chico de Algeciras que está trabajando de profesor en la universidad de Amman. Nos comentó que estaba allí para un curso entero y que se le iba a hacer muy largo, sólo llevaba dos meses y ya estaba aburrido, según él los jordanos no son muy simpáticos.

Jerash

Plaza Oval

Esta plaza es única, mide 90×80 metros y está rodeada por columnas jónicas que datan del siglo I d.C.. Estaba adornada con dos altares en el medio, a los que en el siglo VII d.C. se les añadió una fuente. Desde ella parte el Cardo, la vía principal de la ciudad y donde se encuentra los principales edificios. Mide 800 metros y las columnas que se pueden ver hoy en día son de orden corintio, que remplazaron a otras de orden jónico en el siglo II d.C.. El suelo es original y se pueden ver las marcas que las ruedas de los carros dejaron en las piedras. A ambos lados se encontraban las tiendas y comercios, el ninfeo, los accesos a los distintos templos y al teatro norte.