La costa del mar del sur de China
30 de marzo de 2007
La costa oriental de la Malasia peninsular se extiende desde la frontera con Tailandia hasta la ciudad de Johor Bharu, vecina de Singapur, en ella se encuentran algunas de las mejores playas del país y a escasos kilómetros islas e islotes que forman parte de distintos Parques Naturales por su biodiversidad.
Una de las playas más concurridas del norte es la playa de Irama, en la provincia de Kelantan, a menos de treinta kilómetros de Kota Bharu, es una larguísima playa de arena con instalaciones (chiringuitos, baños y duchas) donde es fácil aparcar bajo las coníferas junto al mar. La tarde que llegamos allí estaba muy animada, era domingo y muchas familias aprovechaban el día libre para darse un paseo por la playa e incluso un baño. Poco a poco la gente se fue marchando y pasamos una noche muy tranquila allí.
El lunes condujimos temprano hasta Kuala Besut, desde donde se cogen los ferries para las maravillosas Islas Perhentian, a donde nos dirigiríamos al día siguiente (ver crónica sobre las islas), ese día lo pasaríamos en otro playón, en un aislado y solitario pinar dos kilómetros al sur de Kuala Besut. Tras nuestra visita a las citadas islas seguimos rumbo hacia el sur, nuestra primera parada nos llevaría a Marang, punto de partida para la isla de Kapas, según dicen otro paraíso del snorkel que no visitamos, las ofertas eran bastante caras y aún teníamos muy reciente la experiencia en Perhentian. Paseando por el pueblo dimos con el rústico puerto o embarcadero, una lengua de agua penetraba tierra adentro y junto a ella los pescadores realizaban sus labores arreglando aparejos y barcas.
Nada más nos retenía allí y, siguiendo las indicaciones de la guía, nos fuimos tierra adentro hasta el pueblo de Kampung Jenang, no entendíamos muy bien cómo este lugar aparecía en nuestra guía, no porque no fuera interesante sino porque parecía de difícil acceso si no tienes tu propio vehículo y no hay nada concreto que visitar allí, es tan sólo un sencillo pueblo con viviendas típicas malayas (casonas de madera elevadas un metro sobre el suelo, en las que no se usan clavos) donde sus gentes hacen sus vidas como en cualquier otro lugar del país.
Pocos kilómetros al sur de Kuala Besut habíamos penetrado en la provincia de Terenggannu, una de las más turísticas según los folletos publicitarios que nos dieron en la frontera con Singapur. Sus reclamos son varias islas paradisíacas, tipo Perhentian, como Pula Kapas o Pulau Redang, el lago Kensyr, el embalse artificial más grande del Sudeste Asiático, algunas cascadas como Sekayu, su tradicional capital Kuala Terengganu y algunas playas a lo largo de su costa.
Con la intención de visitar el lago al día siguiente dejamos Kampung Jenan hacia las Sekayu Falls, a unos cincuenta kilómetros hacia el oeste, no fue difícil encontrarlas y nos pareció un lugar perfecto para pasar esa noche. Nada más aparcar descargó una de esas tremendas tormentas que nos acompañan día a día en Malasia, no nos incomodó nada, era la hora de comer y con la lluvia estaríamos fresquitos dentro de nuestro hogar, comimos y esperamos a que amainara. Sobre las cuatro metí el bañador, la toalla y una botella de agua en la mochila y juntos nos fuimos a visitar el lugar, aunque Rafa no estaba convencido yo estaba segura de que me podría dar un baño en alguna poza, algunos malayos que regresaban venían empapados y vi algunos niños con flotadores. Pronto mi intuición se vio confirmada, algunas familias descansaban junto a la orilla del río, niños y hombres se bañaban mientras las mujeres observaban charlando; nosotros anduvimos y anduvimos, hasta llegar a un mirador con unas bonitas caídas de agua, un poco más abajo, entre dos saltos de agua, se formaba una poza donde no había nadie, sin dudarlo me cambié y me metí en las gélidas aguas, reconfortantes comparado con el calor reinante en el exterior. Descendimos un poco y llegamos a una zona más amplia, algunos chavales y una familia disfrutaban de las aguas, de nuevo me zambullí mientras Rafa me miraba fumando sobre unas rocas. Mientras me cambiaba en el pequeño vestuario de madera escondido en la selva vi a dos chicas de unos quince años llegar con las toallas, no sólo los chicos disfrutaban de esta maravilla, aunque ellos lo hacían en bañador y ellas seguro lo harían en camiseta y pantalón corto.
Era temprano cuando aparcamos en el aparcamiento del lago Kensyr, tal y como intuíamos, pero no quisimos admitir, no había gran cosa que hacer allí, ya habíamos leído que salvo hacer un tour en barco a motor pagando un excesivo precio no había más actividades, y además el lugar no invitaba a quedarse, estaba muy urbanizado y no encontramos un lugar agradable donde aparcar y disfrutar de las vistas. Viendo el panorama nos hicimos un segundo café con leche condensada, nos lo tomamos junto al agua y nos fuimos.
Sin saber bien en que día estábamos nos plantamos en la capital de la provincia, Kuala Terengganu, al llegar nos sorprendió la tranquilidad, pronto comprendimos que era viernes por la mañana y la ciudad estaba medio muerta. A pesar de ello encontramos algo de actividad en el mercado, donde se vendía de todo, el pescado fresco era la estrella. Continuamos hacia el oeste, en busca de China Town, es curioso, pero en Malasia y Singapur los barrios más interesantes y turísticos siempre son los barrios chinos. No sabemos si por ser viernes o por ser las nueve de la mañana pero el caso es que todo estaba cerrado y por la calle no se veía un alma. El barrio tenía las típicas fachadas de colores cuya planta baja aloja tiendas y comercios de todo tipo protegidas del sol por el techo y unas curiosas cortinas de bambú, cerca de la puerta de bienvenida entramos en un templo chino, parecido a los que ya habíamos visto antes en otras ciudades, junto a él dos o tres carnicerías nos invitaban a comprar un poco de carne de cerdo, nos decidimos por una pieza parecida a la panceta que más tarde engulliríamos con mucho placer.
Nada nos retenía en la ciudad, salimos de ella fácilmente y seguimos una carretera que seguía la línea costera, pasamos junto a decenas de lugares donde aparcar bajo los pinos frente a solitarias playas, y en uno de ellos paramos a comer. La provincia de Terengganu acababa y pronto entraríamos en Kedah, pero antes un desvío nos llevó hasta la bonita playa de Kemasik, donde algunas familias comían en la sombra. Yo insistí en que nos quedáramos allí esa noche, en un par de horas todos se habrían ido y nos quedaríamos solos en ese playón, pero Rafa quería llegar a Cherating, una famosa playa de la zona, ya en Kedah, yo comenzaba a arrepentirme de haber comprado los billetes para Bali para el 23 de abril, avanzábamos muy rápido por la pequeña Malasia, bien podríamos haberlos comprado para el 13.
En Cherating pasamos unos días, la playa era muy bonita y agradable y el lugar tenía algunos restaurantes, un internet y unas cuantas tiendas de recuerdos, estaba anunciado como el lugar más turístico de la costa este sin embargo no se veían casi extranjeros.
Costa Malaya
Sekayu Falls
Estas cascadas se encuentran a 56 kilómetros de Kuala Terengganu y son uno de los lugares preeferidos por los lugareños para hacer una escapada.
Kuala Terengganu es la capital de la provincia que lleva el mismo nombre, en ella lo más interesante es el barrio chino con sus pequeñas tiendas y restaurantes.