La selva primigenia de Taman Negara

3 de abril de 2007

Taman-NegaraEn malayo Taman significa parque o jardín y Negara significa nacional, Taman Negara es pues el Parque Nacional, no es el único en Malasia pero sí el más emblemático y representativo. Este parque acoge en su seno a varios poblados con algunos de los pocos indígenas de la Malasia peninsular, varios ríos como el sungai Tembeling atraviesan el área y varias montañas se levantan por encima de los 2.000 metros. Se dice que es la selva más antigua del planeta y, quién sabe, quizás sea cierto, aquellos árboles parecen llevar allí plantados miles de años, protegiéndose los unos a los otros de la incursión de la especie humana. Sin embargo esa protección se está debilitando y la selva ha ido desapareciendo a medida que Malasia se desarrollaba, ahora todos los esfuerzos se encaminan a proteger y preservar este ecosistema de la polución y la presencia humana. Aunque en las lindes del parque es patente el desgaste causado por los visitantes, si te adentras un poco en la selva en seguida desaparecen los caminos, borrados cada año por las lluvias monzónicas. El desarrollo del turismo es de tipo ecológico, sólo hay alojamiento en los accesos al parque, en el interior hay dos opciones, la primera son unos observatorios en las copas de los árboles con instalaciones básicas, la segunda es acampar; si se emprende un trekking de varios días para atravesar el parque o hacer alguna cumbre la segunda opción será la única.

Taman-Negara-IIEl principal acceso es Kuala Tanah, un polvoriento pueblo sin ningún interés ni encanto, desde él se puede cruzar en barco hasta la entrada del parque donde hay un hotel con bungalows y zona de acampada, es aquí donde se compra la entrada que cuesta un euro. Este fue nuestro primer destino en Taman Negara, llegamos al pueblo por la tarde con el tiempo justo para echar un ojo al lugar. Por la mañana cruzamos en barco muy temprano, demasiado, nuestra primera parada sería el Canopy Walk, la gran atracción del parque, y no abría hasta las 9h30; casi medio kilómetro para pasear entre las copas de los árboles observando la jungla desde lo más alto. Compramos los tickets y paseamos despacio hasta el inicio, recorreríamos un kilómetro entre robustos árboles bien anclados a la tierra con sus monstruosas raíces, algunos parecían Ents del Señor de los Anillos con sus garras en el firme.

Esperamos a que abrieran una media hora, habíamos sido los primeros en llegar, tras nosotros llegó otra pareja de extranjeros y, justo cuando abrían, oíamos acercarse una horda de jóvenes y ruidosos malayos, compramos el ticket (5 RM~ un euro) y ascendimos deprisa para alejarnos del griterío. Aquella mañana éramos los primeros visitantes allí arriba, caminamos despacio sobre la superficie móvil dejándonos llevar por el balanceo y respetando la distancia de seguridad, cinco metros entre persona y persona y máximo cuatro personas en las torres de observación. Se oía el canto de algunas aves pero era muy difícil identificarlas entre las frondosas copas de los árboles, seguimos de observatorio en observatorio, cada uno construido entorno a un árbol, observábamos el fondo, como si fuese a aparecer un tigre en cualquier momento, pero no, ningún animal se puso ante nuestros ojos.

Taman-Negara-IV

Cementerio chino

Tras el Canopy Walk continuamos caminando hacia el Bukit Teresink, la cota más alta de la zona, nunca habíamos sudado así en nuestra vida, cada paso era un infierno, y eso que sólo llevábamos una mochila con agua y poco más, ya pensábamos que nos habíamos equivocado cuando llegamos a un alto, un claro permitía ver el río, nos sentamos a descansar disfrutando de las vistas. Al poco tiempo nos dimos cuenta de que no podía ser el final del camino, seguramente había que caminar otro rato para llegar a la cima, así era, otros diez minutos nos llevaron hasta allí, un cartel lo indicaba claramente y un banco invitaba a observar el paisaje desde ese mirador natural, la selva parecía infinita desde allí, admiramos aún más a David, el escritor de guías de viaje que habíamos conocido en Kuala Lumpur, unas semanas antes se había cruzado la selva en una semana ascendiendo el Gunung Tahan, de 2187 m, él mismo nos había dicho que había sido muy duro, mucho más que en la alta montaña, ahora le creíamos, dar dos pasos suponía perder medio litro de agua, ¡imagínate con el mochilón a cuestas!, supe que nunca sería capaz de hacer un trekking por la selva. Abandonamos el lugar en el momento justo en que llegaban decenas de turistas, y seguimos hacia el norte con la intención de dar un paseo hasta una piscina natural y regresar al pueblo, por el camino fuimos recompensados con la vista de un extraño pavo moteado con la cabeza azul y una cresta, emitía unos sonidos que identificamos con algunos de los que habíamos oído esa misma mañana, el animal posó para nosotros pavoneándose siguiendo fielmente su naturaleza.

El sudor podía con nosotros, Rafa estaba comenzando a desesperar y el camino cada vez parecía menos claro, con la duda de habernos equivocado de camino retrocedimos sobre nuestros pasos, seguramente ya estábamos a pocos metros de las piscinas, nunca lo sabremos. De regreso volvimos a ver a nuestro amigo cantando la misma canción, que nos dio ánimos para desandar el camino hasta el embarcadero.

Nuestra idea inicial en Taman Negara era hacer muchas actividades, muchas caminatas, pero Rafa lo tenía clarísimo, él pasaba de selva, ya había sufrido bastante y, en eso estoy de acuerdo con él, por mucho que anduviéramos no veríamos gran diferencia entre lo ya visto y lo nuevo, la selva resulta monótona y poco fotogénica, aunque nadie puede negar que tiene su magia estar entre esos frondosos árboles de raíces retorcidas rodeados de lianas y de cientos de animales que no ves.

Taman-Negara-III

Las quemaduras de Silvia por el sol

Nos fuimos de allí al día siguiente en dirección a las Cameron Highlands, paramos en Kuala Lipis a comer y al acercarnos a la otra entrada del parque animé a Rafa a hacer otra incursión en la selva. En este acceso no había nadie y las instalaciones eran perfectas para nosotros, un camping para nosotros solos, con duchas, baños, un césped impecable y hasta electricidad, por 1 RM la noche. Aunque pretendí que descansáramos allí unos días y trabajásemos en la web no pude convencerle, hicimos noche allí y a la mañana siguiente penetramos de nuevo, era parecido a lo que ya habíamos visto, pero sin ningún otro visitante cerca. Algo era diferente, había signos de vida animal, las enormes boñigas de elefante por ejemplo, ruidos sospechosos, algunos como gruñidos. Rafa ya empezaba a protestar cuando comenzó a encontrarse sanguijuelas en las zapatillas, tan minúsculas intentaban introducirse entre los calcetines para chuparnos la sangre, primero fue una, luego dos, pronto vimos que no podíamos quitar los ojos de las zapatillas, estaban por todas partes, nos dimos la vuelta sin dudarlo. Cuando aún quedaban unos quinientos metros para salir al camino asfaltado oímos algo grande a escasos metros de nosotros, seguido de un espeluznante rugido, sin duda alguna de alguno de los grandes felinos que moran estas salvajes tierras, un tigre, una pantera, un leopardo, nunca lo sabremos…

Taman Negara

El Parque Nacional de Taman Negara ocupa 4343 km2 repartidos entre las provincias de Kelantan, Terengganu y sobre todo Pahang, en donde se encuentran los dos accesos principales. La variedad de flora y fauna es de las más importantes de Asia, encontrando en su interior tigres, panteras, leopardos, varias clases de monos, tapires, varanos y cientos, miles de tipos de insectos que hacen la visita bastante incómoda. Se dice de esta selva que es la más antigua del planeta.