El zoo de Taiping

22 de marzo de 2007

Nos habíamos trazado un itinerario que nos llevaría desde la provincia de Perak en la costa oeste hasta Kuala Lumpur en menos de un mes, pasando por las regiones orientales de Kelantan, Terengganu y Pahang.

En Perak aún nos quedaban por visitar algunos lugares, entre ellos Taiping, cuya mayor atracción es el zoo, uno de los más completos del mundo. El zoo se halla a las afueras de la ciudad, dentro del complejo conocido como los Lake Gardens, una zona verde muy agradable donde hacer picnic y pasear. Fue muy sencillo, como siempre en Malasia, encontrar un lugar donde aparcar para dormir, amplias zonas de aparcamiento sombreadas se extendían junto al zoo y los lagos. La misma mañana que regresamos de la isla de Pangkor llegábamos a comer a Taiping, bajo un diluvio monzónico comimos y descansamos, mientras cientos de monos se paseaban alrededor nuestro.

Taiping-II

Dejamos la visita para el día siguiente y esa tarde lo único que hicimos fue acercarnos a la ciudad para chequear el correo, parecía un lugar tranquilo, quizás demasiado, poco a poco comprobaríamos que todas las poblaciones en este país son de este estilo.

Como pasamos la noche a cien metros de la entrada fuimos los primeros visitantes aquella mañana. Se nos hacía un poco extraño estar allí, en general no nos gusta nada ir a zoológicos, ni ver animales enjaulados, pero sabiendo lo difícil que es ver algunas especies en libertad y lo bien ambientado que está este centro decidimos arriesgarnos. Salvo por los mandriles no nos arrepentimos de haber entrado.

TaipingEra tan temprano que la mayoría de los animales aún estaban despertando, algunos en sus jaulas, como los orangutanes, mientras esperábamos a que estos últimos aparecieran observamos otras especies de monos, casi todos en libertad, Rafa se flipó con los gibones, que hacían cabriolas por todas partes, yo me quedé observando a un tipo de oso perezoso que se movía a paso de caracol. En eso estábamos cuando vimos aparecer a chimpancés y a los reyes, los enternecedores orangutanes, que compartían parcela con el gato leopardo.

Solos continuamos nuestro paseo entre estanques y árboles, en uno de los lagos vimos un pez de río de tamaño descomunal, un espécimen amazónico que puede llegar a pesar varias toneladas, sagrado para muchas de las tribus que aún habitan los muchos afluentes del Amazonas. Dejamos atrás los caimanes y las iguanas para llegar a la zona de los grandes felinos, panteras negras, leones y tigres, estos últimos, muy perezosos, no se dejaron casi ver, tumbados lejos de las miradas de los visitantes. Aún quedaba mucho por ver, una zona ambientada como la sabana africana, con zebras, jirafas, íbices, flamencos, otra zona con aves tropicales, con distintas especies de loros, papagayos, tucanes y faisanes, como despedida los grandes mamíferos, el rinoceronte y el hipopótamo. Aunque la visita fue muy interesante nos afirmamos en nuestra necesidad de ver los animales en su hábitat, y recordamos algunos momentos, como cuando en el camping de Islamabad un armadillo se coló dos noches seguidas junto a nuestra camioneta y pudimos observarle con el frontal.

Taiping-mandrilesY así, pensando en los grandes safaris africanos, nos pusimos de nuevo en marcha, atravesando la ciudad vimos que los pocos edificios mencionados en la guía no eran de gran interés, como en Ipoh se trataba de grandes edificios oficiales blancos de finales del siglo XIX o principios del XX. En vez de pararnos en el centro de la ciudad condujimos quince kilómetros al sur, hasta la mayor reserva de manglares del país que, en Kampung Sepetang, tiene un centro de visitantes. Distintos itinerarios atraviesan los manglares en estructuras de madera, donde numerosos carteles explicativos con todo tipo de detalles informan sobre las características de este rico ecosistema. De nuevo en solitario caminamos bajo la sombra de los árboles, que pueden alcanzar hasta veinte metros de altura, y cuyas raíces vistas sirven de hogar a las pequeñas criaturas que viven aquí, cangrejos, anfibios, varanos.

Antes de emprender rumbo al este hacia Kota Bharu, la capital de Kelantan, decidimos dar una última oportunidad a la arquitectura de Perak visitando Kuala Kangsar, antigua capital del sultanato y hogar de dos palacios. En menos de una hora nos sentábamos a comer en uno de los chiringuitos junto al río, la comida fue excelente, gambas, calamares, verduras y arroz, ¡¡el arroz blanco que no falte!!, creo haber comido arroz blanco cada día durante los últimos 500 ó 600 días de mi vida, hoy mismo en Bali junto a la ración de cochinillo asado con verduras no faltaba la siempre abundante ración de arroz hervido.

Tuve que arrastrar a Rafa, ya sumergido en su sopor post-almuerzo, a visitar la ciudad, las vistas desde esa orilla eran magníficas, el río con la colinas al fondo y un cielo gris amenazante, fue lo mejor de la visita.

Taiping-Kuala-KansgarComo nos ocurriera anteriormente en Ipoh y Taiping nos fuimos de allí un poco decepcionados, tras visitar la mezquita Ubudiah y los palacios Istana Kenangan e Istana Iskandariah llegamos a la conclusión de que Malasia brilla por su naturaleza y su gente, no por sus obras arquitectónicas ni artísticas. Las ciudades son siempre acogedoras y agradables, fáciles de visitar, pero finalmente aburridas y con cierta falta de personalidad, ¡¡para que Rafa llegara a echar de menos India ya tenía que estar aburrido!!! Eso sí, la gente es maravillosa, amable, respetuosa, nada cotilla y están siempre dispuestos a echar una mano, cosa que se agradece en un viaje como el nuestro y que tanto echamos en falta en India; los malayos me recuerdan mucho a los iraníes, aunque estos últimos eran más curiosos y si tenían la oportunidad se acercaban a preguntarnos cosas y a invitarnos a sus casas. Además del buen rollo con la gente hay que añadir que viajar aquí es muy sencillo, las carreteras son perfectas, el combustible barato, hay cientos de lugares donde parase a dormir, playas donde pasar días aparcados con duchas y servicios bien mantenidos, áreas de servicio en las carreteras con todo lo necesario, hasta duchas gratuitas e internet.

Manglares

La mayor reserva de manglares de Malasia se encuentra en la costa occidental, entre las provincias de Perak y Kedah. En Kampung Sepetang un centro de visitantes explica hasta el último detalle las características de este ecosistema, las instalaciones incluyen alojamiento en cabañas de madera e itinerarios explicativos sobre una pasarela de madera situada uno o dos metros por encima del suelo.