El día 6 de septiembre, coincidiendo con el final de la época de lluvias monzónicas y el inicio de los meses de buen tiempo, se celebra en todo el país el festival Indra Jatra. Se trata de un acontecimiento multitudinario y pintoresco que homenajea al dios Indra y a la diosa Kumari, diosa viviente que saldrá a pasearse por la ciudad durante el festival.

El dios Indra es el antiguo dios ario de la lluvia y según cuenta la leyenda se acercó un día al valle de Katmandú para coger una flor que su madre, la diosa Dagini, le había pedido. Indra fue capturado mientras cogía las flores y encarcelado hasta que su madre lo liberó. Cuando los aldeanos supieron la identidad del prisionero lo liberaron con alegría y decidieron celebrar cada año una fiesta para conmemorar lo ocurrido. Como recompensa la diosa Dagini prometió regar los campos en los meses venideros y llevarse consigo al cielo a los recientes difuntos.

Durante el festival se rinde homenaje a los difuntos más recientes y se adora a ambos dioses, presentando ofrendas en su nombre. El primer día esas ofrendas se engrandecen con los sacrificios de gallos y cabras que tiñen de rojo las calles.

Sabíamos que el festival iba a tener lugar al día siguiente, así que nos dimos un paseo por Durbar Square y las calles aledañas para ver los preparativos. El gran lingam (o poste representando un falo, y por lo tanto a Shiva) se encontraba en el suelo, esperando a ser levantado al día siguiente como chupinazo inicial del festejo. Los animales se encontraban alborotados, quizás sabiendo instintivamente que esas eran sus últimas horas de vida.

El día 6 nos juntamos con Nico, el fotógrafo con el que ya habíamos viajado en Ladakh, y nos fuimos los tres a la gran plaza. El gentío era increíble, de nuevo llegábamos tarde, no había sitio en la zona reservada para turistas junto al templo de Shiva. Nico vio que había una zona de prensa en lo alto del templo de Trailokya Mohan Narayan (dedicado a Vishnu) y sin pensarlo dos veces nos hicimos pasar por periodistas, bastante creíble viendo la cámara de fotos de Nico.

Desde allí pudimos observar los acontecimientos con un poco más de calma. La muchedumbre daba miedo, de hecho había bastante policía con escudos antidisturbios por si alguien se exaltaba. En unos minutos vi como Nico y Rafa desaparecían con las cámaras en busca de las mejores instantáneas, mientras yo me quedé observando el ir y venir de las gentes, las carrozas, los policías, los soldados. De pronto el rey hizo su aparición en el balcón del blanco edificio conocido por Gaddi Baithak, su mujer le acompañaba, parte de la población se emocionó y les vitoreó, muestra del gran apoyo popular que aún tiene el monarca en Nepal (al cual se considera una reencarnación de Vishnu).

Las carrozas principales llegaron tiradas por hombres, sobre ellas varias decenas de personas se agolpaban en torno a los ayudantes de la diosa Kumari y a la propia diosa viviente. Rey y diosa se saludaron como colofón de la ceremonia y la carroza desapareció, acto seguido lo hicieron los reyes, protegidos por una gran efectivo de guardaespaldas y policías.

Todos los actos eran acompañados con himnos ejecutados por una orquesta militar, y la población seguía con admiración desde lo alto de los templos cada minuto de la celebración.

Mientras conversaba con un fotógrafo profesional de Valladolid y su mujer regresaron Nico y Rafa, Rafa se había metido en todo el meollo y regresaba asustado, el potencial de agresividad de este pueblo nepalí nos dejó un poco pensativos, a ninguno de los tres nos gustaría vernos inmersos en una trifulca en Nepal.