Wadi Ghul, secretos del desierto

18 de diciembre de 2007

Partimos de Nizwa a media mañana con rumbo oeste, hacia Wadi Ghul, un barranco tallado en las montañas Hajars gracias a las riadas que cada año descienden vertiginosamente desde la cima de Omán, el Jebel Shams, con sus 3.075 m sobre el nivel del mar.

Cronica-Wadi-GhulIVCruzamos Tanuf veinte kilómetros después de abandonar Nizwa, una diminuta población conocida por sus aguas minerales, que se embotellan y distribuyen a todo el país. Unos kilómetros más allá nos encontramos con el cartel que indicaba la ruta hacia Al-Hamra (La Roja, como nuestra querida Alhambra de Granada), esta misma carretera continúa unos once o doce kilómetros con el firme pavimentado en una ascensión muy dura (por lo que nos comentaron Rubén y Aurora), y sirve de acceso al Wadi Bani Awf, uno de los barrancos escondidos e inaccesibles de la región. Este lugar es sólo apto para todoterrenos y aún así parece ser bastante duro de roer, para los ciclistas también es duro, hay algunas pendientes imposibles y sólo un alto en el camino donde encontrar agua y alimento. Para nosotros queda pendiente, cuando seamos unos turistas más y podamos alquilar un 4×4 para recorrer estos bonitos parajes, y algunos más que se nos han quedado en el tintero.

Cronica-Wadi-GhulIIIContinuamos hacia Wadi Ghul, fue sencillo encontrar el camino hacia la montaña y más aún detectar el View Point anunciado, un lugar muy fotogénico donde es imprescindible hacer un alto. Como nos moríamos de hambre decidimos continuar un poco más y buscar un lugar donde comer y regresar por la tarde para adentrarnos en el oasis.

Cronica-Wadi-GhulIICon las cabras como única compañía disfrutamos de los ricos tomates adquiridos unas horas antes y de algunas conservas que aún teníamos en nuestro haber, ¡estaría bueno que regresáramos con ellas a casa!

El calor ya no apretaba tanto cuando volvimos a parar en el view point y descendimos hasta las huertas, paseamos junto al canal saludando a los hombres que cuidaban de sus tierras y nos dirigimos hacia el palmeral que se extendía hacia la boca de la garganta. Un cartel mostraba un mapa de la zona y las posibles rutas a realizar desde allí, algunas partían de lo alto, 25 km por una empinada carretera que según nos comentaron no podríamos superar con nuestra fatigada compañera; un sendero se adentraba en el barranco, atravesando dos poblados, parecía corto y sencillo y finalmente optamos por realizar esta caminata al día siguiente.

Cronica-Wadi-Ghul

Rubén y Aurora, nuestros vitorianos ciclistas

El pueblo al pie de la garganta nos acogió esa noche, nosotros dormimos en nuestro hogar y nuestros amigos en una mezquita a escasos metros, no fuimos molestados en ningún momento y pudimos disfrutar de otra noche con esta simpática pareja que esperamos volver a ver cuando todos estemos de nuevo en casa.

Cronica-Wadi-GhulVIPor la mañana emprendimos la marcha, a apenas un kilómetro de distancia hallamos las primeras viviendas, los niños se acercaron a vendernos baratijas y trataron de llevarnos con sus madres, pero nos apetecía aire libre y continuamos, pocos metros más allá volvimos a encontrarnos con algunos de ellos, esta vez acompañados de sus mayores; por fin había llegado el ansiado día, el Día del Cordero, una vaca yacía ya sin piel en el suelo, junto al arroyo, un par de niños sujetaban su cabeza con orgullo mientras otros jugaban con las pezuñas. Estuvimos un buen rato observando e inmortalizando el momento con nuestras cámaras, era su gran día y todos parecían dichosos, el banquete no se iba a quedar corto con tanta carne.

No recuerdo cuánto tiempo más caminamos hasta llegar al final, sólo sé que fue un agradable paseo, sin dificultad alguna, de hecho los 4×4 podían circular por allí, ¡menos mal que sólo pasaron uno o dos! La segunda población parecía encajada en las rocas, otros niños salieron de sus casas y nos persiguieron un buen rato, se notaba que no éramos los primeros viajeros que pasaban por allí, ya habían aprendido las palabras suficientes, ¡menudos pícaros!

Cronica-Wadi-GhulVLlegaba el momento de la despedida, esta vez ya no sabíamos hasta cuando, Rubén y Aurora continuaban hacia Wadi Bani Awf y en las semanas siguientes embarcarían en un avión de Air India Express hacia Trivandrum, el aeropuerto de Kerala que fuera hogar de nuestra furgoneta durante la escapada a Sri Lanka casi un año antes. Rafa y yo nos dirigíamos en dirección contraria, primero Arabia y luego Jordania, ya parecía que veíamos el mar Rojo desde allí…

Oasis de Wadi Ghul

Uno de esos lugares mágicos y fotogénicos del mundo se encuentra escondido entre las montañas de Omán y el desierto, Wadi Ghul, nombre del oasis y de la garganta, situado a la sombra de la cima más alta del país, el Jebel Shams. El agua es escasa pero suficiente para que las huertas den su fruto y el verde lo inunde todo.