Mascate, la ruta de las especias

14 de diciembre de 2007

Cronica-MascateVEl tráfico desapareció enseguida y una moderna autovía nos dejó en el barrio de Ruwi, un área frecuentada por emigrantes del subcontinente indio y el mejor lugar para realizar gestiones como compra de billetes de avión. No paramos y continuamos por la calle que lleva el mismo nombre que el barrio hasta llegar a Mina Street, arteria que nos llevaría directamente a la «Corniche» de la bahía de Mutrah, el lugar más emblemático y con más sabor de la capital.

Íbamos un poco desinformados, Omán nunca había estado en nuestros planes por lo que no habíamos leído mucho sobre él, antes de parar decidimos recorrer el lugar en vehículo, ya tendríamos tiempo de parar a pasear. Cronica-MascateIXLa Corniche acaba pero la bahía continúa dejando a un lado la fortaleza portuguesa, una pequeña subida nos permite pasar a la siguiente bahía, más pequeña y resguardada, el verdadero Mascate, donde se levantan el Palacio Real y unos cuantos edificios oficiales y sedes militares. Esta vez sí aparcamos la camioneta y nos disponemos a inspeccionar el lugar, sinceramente la excursión resultó bastante insulsa, el lugar estaba muerto, no había gente en las calles, en parte normal ya que apenas se veían residencias, era como una ciudad fantasma. Fue tal nuestra impresión que dimos por concluida nuestra visita rápidamente y regresamos a Mutrah, eso sí, tras echar un ojo a los fuertes que flanquean el acceso a Mascate desde ambos extremos de la bahía.

Cronica-MascateVIIIMutrah fue nuestro siguiente hogar, aparcamos en un aparcamiento-mirador a un kilómetro de la corniche y nos relajamos observando los cargueros y los cruceros amarrados en el puerto sombreados por cientos de gaviotas que aprovechaban las frescas horas del atardecer para desentumecer las alas. Nosotros las imitamos y fuimos paseando hasta llegar a la puerta del zoco, que cerraba sus puertas hasta el día siguiente, unos metros más adelante se erguían cuatro majestuosas mansiones con balconadas de madera, huella de un pasado más glorioso, en ellas habían vivido grandes mercaderes, protagonistas de un lucrativo comercio marítimo que comunicaba Asia con Europa, la famosa Ruta de las Especias.

Cronica-MascateVIFueron los portugueses los primeros europeos en descubrir el interés estratégico de este lugar, Mascate presentaba uno de los puertos naturales más perfectos, fácil de defender de los ataques externos, tanto los que vinieran por mar como los que pudieran venir del interior, ya que una franja de escarpadas elevaciones separa Mascate del resto del país. Pero nuestros vecinos del oeste nunca fueron bien recibidos, la población autóctona siempre renegó de su presencia y ellos se limitaron a levantar un puñado de fortalezas defensivas en la costa, como la situada en Sohar, ignorando lo que ocurría unas pocas millas tierra adentro. Menos de dos siglos después eran expulsados y comenzaba una edad de oro para Omán que unió lazos con otros países asiáticos y africanos, olvidando Europa hasta bien entrado el siglo XX, momento en el cual los británicos habían echado las redes en la región atraídos por el Oro Negro. Hasta ese momento Omán había retrocedido tanto que se encontraba estancado en una Edad Media eterna, y hubiese seguido igual si el actual rey Qaboos, ayudado por los británicos, no hubiese destronado a su padre y hubiese abierto el país al resto del mundo, esto ocurrió pasado 1970, nos encontramos pues ante una joven nación que avanza paso a paso hacia adelante, pero que no quiere dejar en el camino sus tradiciones y costumbres ancestrales, el equilibrio entre pasado y futuro marca su ritmo.

Cronica-MascateIIIEsa tarde no nos dio tiempo a ver el zoco, cenamos algo en un restaurante de la Corniche y nos pusimos al día en el único cibercafé que encontramos, Rubén y Aurora andaban ya cerca, posiblemente llegarían al día siguiente y volveríamos a reunirnos para pasar juntos unos días en las montañas. Cuando quisimos regresar a nuestro hogar el aparcamiento era un hervidero de omaníes e inmigrantes que disfrutaban de la brisa, no había ni un hueco, nos mimetizamos con el entorno y así fue como conocimos a unos simpáticos pakistaníes con los que congeniamos enseguida, al día siguiente nos invitarían a cenar en su humilde habitación, en apenas 15 m2 convivían tres hombres, cuyas familias estaban a un par de miles de kilómetros de allí, la misma historia de tantos y tantos hombres en el mundo, que se ven obligados a abandonar sus tierras en busca de un futuro mejor, a veces tan incierto.

Nuestros amigos alaveses tardaron dos días en llegar y, antes de que eso ocurriera, nos dio tiempo a recorrer Mutrah a fondo, por la mañana el mercado de pescado, muy moderno si lo comparamos con los improvisados tenderetes de Saham. Más tarde el zoco, que en esos días estaba al 150% de su actividad debido a la cercanía del Día del Cordero.

Cronica-MascateLas madres se apresuraban en comprar las mejores galas para sus hijas, sin olvidar los complementos necesarios y los perfumes; los hombres por su parte no se quedaban cortos, un sombrero nuevo con un bordado más fino, una túnica blanca, y el khanjar (daga que acompaña el traje típico árabe), si el bolsillo lo permite. Hemos visto tantos mercados, zocos y bazares que no nos sorprendió especialmente, pero no hay que negar que en este momento del año parecía más un bazar de la superpoblada Estambul que de la tranquila y provinciana Mascate.

Cronica-MascateXSi se sale por la puerta más meridional se llega a una plaza muy interesante, el ambiente es muy genuino, con vendedores de frutas y golosinas, ancianos jugando al dominó en el suelo y una decena de hombres sentados en los bancos de piedra observando la dorada luz del atardecer, sin lugar a dudas un lugar muy fotogénico.

Cronica-MascateIIY aquí fue donde la tercera tarde nos encontramos sin previo acuerdo con Rubén y Aurora, nosotros estábamos sentados cuando les vimos aparecer por la puerta del zoco. Ellos tenían algunas gestiones que hacer antes de continuar, entre los cuatro nos pusimos de acuerdo en pasar otro día más allí y partir la mañana siguiente hacia Nizwa, colgando de nuevo sus bicicletas de nuestra fatigada Volkswagen. Les acompañamos a comprar los billetes y nos alegramos mucho de que finalmente Air India Express solucionara su traslado a Kerala sin causar mucho trastorno, de hecho fue la mejor solución, los billetes más baratos y sin necesidad de empaquetar las bicicletas, el personal de la compañía las conduciría a la bodega y así mismo se las devolverían en Trivandrum. Solucionado este engorroso asunto pudimos por fin partir hacia las montañas, a ellos no les había dado tiempo a visitar bien la ciudad, pero ya tendrían tiempo más tarde antes de coger su vuelo.

Mascate

Mascate es la que aporta el nombre pero es Mutrah la que tiene el sabor y la vida de la ciudad. En esta bahía podréis pasear por el paseo marítimo o tomar un zumo natural en una terraza mientras veis salir a las gentes del zoco. Las casas coloniales se levantan frente al mar en la llamada «corniche», mansiones de mercaderes que se enriquecieron con el comercio marítimo. La antigua medina también esconde algunas fachadas curiosas y restos de torreones y estructuras defensivas.

El Gran Mascate comprende varias bahías, Mutrah y Mascate están encajonadas entre el mar y las montañas por lo que la ciudad se ha visto obligada a abandonarlas y crecer en otro sentido, así una ciudad moderna se está creando lentamente hacia el oeste. En esta zona se construyen nuevos barrios, grandes mezquitas, centros comerciales, museos y hoteles.

Hasta hace algunas decadas existían en realidad dos países, uno junto al mar gobernado por sultanes y otro al otro lado de las montañas, junto al desierto, gobernado por imanes.