Nemrut Dagi, las montañas de los dioses

5 de diciembre de 2005

Dejamos la religiosa ciudad de Sanliurfa camino de la Presa de Atatürk, la más grande de Turquía y una de las más grandes del mundo, la visita bien merecía un pequeño desvío de nuestro itinerario. Dormimos junto a la entrada del complejo, que más bien parecía un pequeño pueblo, construido para los trabajadores de la presa y de la colindante central hidroeléctrica. A la mañana siguiente tuvimos que pasar un control militar, se quedarían con nuestros pasaportes hasta que volviéramos de la presa. Como todas estas obras de ingeniería, a la presa no le faltaban detractores, ya que al parecer es la causante de la falta de caudal en el río Éufrates, a su paso por Siria e Irak. Era una mole impresionante, otro ejemplo claro de las buenas infraestructuras que posee este país.

Nemrut-Dagi-IVContinuamos camino hacia Nemrut Dagi, la montaña que acoge las colosales estatuas del Rey Antioco, sólo esperábamos que el tiempo nos permitiera subir a admirarlas. Hicimos la ruta más larga, para poder visitar otros lugares de interés del parque nacional de Nemrut Dagi, que comienza a unos kilómetros de la localidad de Kahta.

Por una carretera que empieza en este pueblo enseguida se divisa la cumbre del Monte Nemrut, a bastante distancia. A pocos kilómetros del pueblo todavía se ven algunas columnas que formaban parte de un antiguo túmulo funerario del Rey Mitridates. La carretera continÚa entre montañas y amplios valles hasta que se cruza con un río por un puente de nueva construcción. A unos cien metros de éste hay otro puente, romano, con tres columnas en pie que, según leímos, ya no era usado para el tráfico rodado, ya que hacía unos años un camión demasiado pesado lo hundió, ocasionando grandes desperfectos en su estructura. Paramos para hacer unas fotos y continuamos camino.

Cogimos a un campesino, a unos cuantos kilómetros de distancia del castillo Mameluco. El camino se hizo de repente tortuoso y estrecho. El hombre nos agradeció el paseo. Sobre una montaña ya se observaba parte del castillo. Al pie del mismo había un pequeño pueblo y aparcamos junto a un colegio, convirtiéndonos en la atracción durante unos minutos. Subimos al castillo que, aunque estaba deteriorado, presentaba casi en su totalidad su estructura externa, las vistas desde lo alto eran espectaculares, pero había ciertas zonas a las que daba miedo asomarse, ya que estaban al borde del precipicio y no existía nada que parase la caída, así como ninguna cadena de protección.

Nemrut-Dagi-IIAl kilómetro de coger la furgoneta vimos el desvío hacia las ruinas de Arsameia. Paramos junto a una «especie» de restaurante-hostal, estratégicamente situado al inicio de la cuesta que subía hacia las ruinas. Enseguida se nos acercó un chico de nuestra edad, se llamaba Mehmed. Nos invitó a un té, que Silvia rehusó educadamente y que yo acepté gustoso, me daba pereza subirme la cuesta hasta las ruinas. Mientras Silvia visitaba el yacimiento, yo me quedé charlando con Mehmed y un par de hombres más, disfrutando de su hospitalidad. Silvia bajó bastante impresionada por lo que había visto, asÍ que me convenció enseguida para que subiera. Efectivamente, no eran unas ruinas corrientes, ni te encontrabas con columnas, teatros o templos, mientras ibas subiendo aparecían de repente enormes estatuas en relieve muy bien conservadas o piedras con inscripciones en perfecto estado. Costaba imaginar cómo en lo alto de una montaña, a merced del clima, habían podido sostenerse y conservarse en tan buen estado.

Desde lo alto de la colina se observaba el castillo mameluco y todo el macizo montañoso, incluido el Monte Nemrut y, por fortuna, el tiempo me permitió disfrutarlo por unos minutos.

Nemrut-DagiAl bajar de las ruinas continuamos charlando con Mehmed, que resultó un hombre curioso, con la mano un poco ligera, según me comentaría Silvia. Le preguntamos que tal estaba el acceso «rápido» a Nemrut Dagi, habíamos leído que no era muy conveniente, por las pendientes y los desprendimientos, pero nos dijo que con precaución no tendríamos que tener ningún problema, la otra opción era retroceder unos 40 Km, de éste modo sólo eran 10. Nos convenció para quedarnos con él y con su hermano esa noche, no tuvo que insistir demasiado. Pasamos una noche muy agradable, junto a la calefacción, charlando, tomando algún vino de la región y viendo la televisión, ¡¡incluso la española!!, tenía tres mil canales vía satélite.

Nemrut-Dagi-V

A la mañana siguiente Silvia se levantó indispuesta, según parece por el vino, que estaba un poco agrio. Mehmed nos invitó a un suculento desayuno y nos fuimos tranquilamente por el camino rápido, nos daba verdadera pereza retroceder tantos kilómetros. Quedamos con Mehmed en que quizá volveríamos esa noche a dormir, pero finalmente seguimos viaje. En un principio no parecía una carretera muy complicada, aunque de vez en cuando teníamos que esquivar las piedras que había en algunos tramos, pero la pendiente no era muy pronunciada, salvo en algunas curvas cerradas. En una de ellas me quedé clavado y me costó Dios y ayuda que subiera de nuevo pero tras varios intentos volvió a subir.

Nemrut-Dagi-IIIParamos a un hombre que, casualmente, era el que llevaba la caseta de los tickets para subir al Monte Nemrut, con el subimos el último infernal tramo, cuatro kilómetros adoquinados y llenos de baches. Hacía bastante frío cerca de la cumbre, que ya veíamos muy de cerca cuando aparcamos la furgoneta. Faltaban quinientos metros hasta la cima, donde se encontraban las cabezas, pero el camino estaba preparado para el turista. Tras veinte minutos ascendiendo llegamos a la cumbre y al primer grupo de cabezas, alineadas en el suelo y con los cuerpos en posición sentada detrás de ellas, nos preguntamos como podrían haberlas llevado hasta arriba, eran imponentes, al igual que las vistas, sólo montañas hasta donde la vista alcanzaba.

Había algunos neveros y el viento helado casi no nos dejaba hacer fotos, así que no estuvimos mucho tiempo y dimos la vuelta a la cima, hasta donde estaban el grupo de estatuas y cabezas de mayor tamaño. Eran los mismos personajes o dioses los que estaban representados, pero en las del lado oriental las cabezas superaban los dos metros de altura, eran impresionantes, sobrecogedoras en un paraje tan inhóspito y solitario, de ahí que no fueran descubiertas hasta finales del siglo XIX. En este lado aguantamos algo más, haciendo fotos y observando el paisaje.

Había un japonés sentado en una de las piedras, que nos saludó casi haciendo una reverencia, sin duda estaría buscando algo más que cabezas gigantes. Cogimos la furgoneta y continuamos viaje por la autopista. Nos echaron de un aparcamiento de carretera, de las pocas veces en todo el viaje. Dormimos en Kozan, en una gasolinera, donde al día siguiente nos pudimos duchar y charlar amigablemente con el dueño.

Nemrut Dagi

La actual cumbre del Nemrut Dagi se formó cuando un rey local, anterior a Roma, mandó formar dos terrazas en la roca y después ordenó que entre ellas se apilase una montaña con guijarros de 50 m de altura. Se creé que tanto la tumba de ese rey como otras están bajo toneladas de roca, todavía no se ha podido comprobar. A Mitriades le sucedió Antioco I, su hijo, que firmó un acuerdo con Roma, sirviendo de escudo contra los ataques de los Partos, lo que dio gran esplendor a su reino. Al igual que su padre se consideraba sucesor de los grandes dioses-reyes del pasado. Esos aires le impulsaron a construir las enormes estatuas de la cima del monte.

Existen dos templos, uno en cada ladera de la cima, en el occidental aparecen los cuerpos sentados de Antioco y los dioses, aunque las cabezas están caídas. En el templo oriental, el que aparece en estas dos fotos, las estatuas son más grandes, solo las cabezas miden 2 metros. Las estatuas de ambos lados representan a divinidades o reyes similares. Aparecen Antioco, Apolo, Fortuna, Zeus y Heracles, así como la cabeza de un águila, mensajera de los dioses.