El delta del Mekong
Octubre de 2007
Esta no sería la última vez, ni mucho menos, que nos cruzaríamos con el río Mekong en nuestras andanzas por el Sudeste Asiático, esta vez le tocó el turno a su desembocadura, una región donde el Mekong lo significa todo, marca el crecimiento de cada brote de arroz, la abundancia de peces y, en resumen, la vida de cada uno de los habitantes del Delta que lleva su mismo nombre. De los 4.500 km de recorrido los últimos 200 se hallan en territorio vietnamita, poco después de cruzar la frontera se divide en distintos brazos de agua que van a dar al Mar de la China Meridional formando uno de los deltas más grandes del mundo y que han forjado el apodo «El Río de los Nueve Dragones».
Las agencias de todo el país ofertan una infinidad de actividades al visitante, nosotros nos decantamos por una excursión de un día, no teníamos tiempo para más. Un autobús nos recogió en el hotel y nos condujo hasta un embarcadero en My Tho, allí nos acomodamos en una embarcación con sillas plegables que navegaría entre los islotes cercanos de atractivos nombres tales como la Isla de la Tortuga (Con Qui), del Unicornio (Con Thoi Son) o del Dragón (Con Tan Long). En una de ellas desembarcamos para conocer una fábrica casera de dulce de coco. En un proceso artesanal unas mujeres preparaban la mezcla que era batida mecánicamente y cocida en una olla, para más tarde ser extendida sobre una mesa donde se la dejaba endurecer, el último paso consistía en cortar pequeños rectángulos y envolverlos con dos envoltorios, uno de papel de arroz muy fino y otro de papel grueso.
Un corto paseo por un jardín nos llevó hasta un punto donde unos hombres con carros tirados por caballos nos esperaban, en este simpático medio de locomoción paseamos hasta otro punto de la isla donde catamos el vino de plátano y pudimos fotografiarnos con una enorme serpiente al cuello. A continuación nos montamos en pequeñas canoas para dar un minipaseo por los canales, éste fue el único punto en el que me sentí timada, yo había insistido mucho en la agencia en que el paseo por los canales fuera de al menos media hora, no duró ni la mitad, sin darnos cuenta ya estábamos de nuevo a bordo del barco que nos llevó a comer en otra isla. Un dulce final a la jornada vino con la degustación de frutas tropicales de todas las formas y colores amenizada por una curiosa orquesta local cuyos cds podían ser adquiridos al final de la actuación por un módico precio.
Definitivamente no fue la mejor excursión de nuestra vida, pero nos pudimos hacer una idea de cómo es la región y cómo viven sus gentes.
El Delta del Mekong
Las excursiones en el Delta del Mekong incluyen distintas actividades, como la visita a la fábrica de dulces de coco, las paseos en barca por los canales o el acercamiento a la fauna local.