Hanoi

8 de octubre de 2007

Hay nombres de lugares que evocan misterio, otros naturaleza salvaje, otros arte y unos pocos la guerra, ese es el caso de las dos capitales del Vietnam donde aún está muy presente esa guerra que duró casi veinte años y que no fue más que la consecución de las primeras guerras de Indochina. Este país estuvo en guerra más de la mitad del siglo XX y en preparativos para la misma desde el primer día que los franceses pusieron pie en sus playas a mediados del XIX, deseamos que por fin les haya llegado un momento de paz. Tanto la capital del norte, Hanoi, como la reconocida capital del sur, Ciudad de Ho Chi Minh (antigua Saigón), son ciudades vibrantes que emergen y crecen a pasos agigantados, el sueño de campesinos que llegan a cientos a diario con el sueño de labrarse un porvenir.

Hanoi-III

Hanoi Nocturno

Hanoi-V

Café Hapro

Hanoi difícilmente dejará frío al visitante, posiblemente no le guste nada de nada, con su incesante tráfico, las miles de motocicletas impidiendo cruzar la calle sin un subidón de adrenalina y el consecuente bullicio que sólo a las once de la noche comienza a apaciguarse; pero también es muy probable que le hipnotice ese trajín y esa vida callejera, esos cafés junto al lago y esa comida mezcla de sabores asiáticos y europeos. Dicen que la que mueve el cotarro es la capital del sur pero Hanoi posee el título de Capital de Vietnam y atesora todos los beneficios que otorga ese título, en ella se ha invertido mucho dinero, sobre todo en infraestructuras, muchas de las cuales van enfocadas al sector turístico, en auge creciente en este país tropical con identidad propia, sin embargo estas inversiones no son suficientes y la ciudad resulta definitivamente caótica.

Llegamos un par de días antes de que aterrizase mi madre con el objetivo de encontrar un hotel simpático cerca del lago y contratar la excursión a la Bahía de Halong. El tren litera con origen en Lao Cai nos dejó en la estación a las 5 de la mañana, buena hora para moverse por la ciudad, algunos conductores se ofrecieron a llevarnos a algún hotel pero rechazamos la oferta y nos dirigimos en taxi a uno que habíamos elegido en la guía; como tantas veces no supimos si el taxista nos había timado o no, nos pareció carísimo, pero el taxímetro había estado conectado desde el primer momento, una serie de experiencias similares me llevaron a la conclusión de que los taxis en Vietnam son muy caros, sobre todo si los comparas con la vecina Tailandia, que finalmente ha resultado ser el país más barato del Sudeste Asiático, y el más desarrollado si no contamos a Malasia, claro. El hotel estaba completo y acabamos en otro minihotel, de los miles que pueblan esa zona de Hanoi, en una habitación muy nueva pero interior, ya tendríamos tiempo de buscar algo mejor para los tres.

Hanoi-IIComo nos ocurría en tantas ocasiones no nos obsesionamos por verlo todo lo antes posible y decidimos vivir la ciudad con tranquilidad, pasear por las callejuelas de la zona antigua, comer en los restaurantes llenos de vietnamitas y curiosear en mercados y tiendas de recuerdos. Es muy posible que nos dejásemos monumentos sin ver, no sería la primera ni la última vez, aunque Hanoi no parece ser ese tipo de ciudad, como casi todas las de esta región del mundo donde es más interesante ver la vida en las calles que buscar templos y pagodas. Aún así un día nos acercamos hasta el Templo de la Literatura, fundado en 1070 en honor a Confucio, en ese mismo paseo nos dimos de narices con una estatua de Lenin, en una plaza rodeada de embajadas. El resto del tiempo, hemos de reconocerlo, lo pasamos en torno al lago Hoan Kiem y en sus alrededores que incluyen todo el barrio antiguo de la ciudad.

Hanoi-IVUn par de mañanas disfrutamos de un café en alguna de las cafeterías de la orilla oeste del lago, y desde allí fuimos hacia las tiendas de libros en busca de uno con fotografías de la Guerra de Vietnam, «Requiem», fue imposible dar con él en toda la calle Trang Tien que atesora las mejores librerías de Hanoi. En otra ocasión nos aventuramos por las calles que se dirigían hacia el norte, buscando los gremios en los que está dividida esa parte de la ciudad desde el siglo XIII, originalmente las «36 calles» respondían a su nombre con el oficio de sus habitantes, Hang Bo=Cestas, Hang Luoc=Peines, Hang Dan=Cuencos de Madera, y así hasta 36 artículos variados y pintorescos. Muchas de estas calles ya no se dedican a los mismos menesteres pero algunas aún guardan el sabor de antaño, como los hojalateros (Hojalata=Hang Thiec) o los joyeros (Plata=Hang Bac). Nuestro periplo por estas callejuelas nos llevó hasta la Catedral de San José, inaugurada en 1886 y situada en una zona de la ciudad vieja donde abundan las boutiques y las tiendas de moda; entre ella y el lago se encuentran las cafeterías más frecuentadas por los jóvenes vietnamitas, que se sientan en taburetes que no levantan ni medio metro del suelo en el equivalente a nuestras terrazas.

Al atardecer las calles del centro parecen metamorfosearse, cientos de chavales con sus motocicletas toman el asfalto para dirigirse a algún bar de moda, los restaurantes se llenan y la orilla del lago ve llegar a los paseantes que aprovechan los momentos más frescos del día para salir a la calle, porque Hanoi durante todo el año se puede visitar en tirantes, el que quiera ponerse el jersey tendrá que dirigirse a Sapa o a alguna zona montañosa del centro o norte del país.

Hanoi-VI

Antes de que aterrizase el avión nos cambiamos de habitación a una de tres camas y con balcón en el mismo hotel, teniendo en cuenta que por todas partes se ofrecen las mismas cosas es difícil saber si vas a acertar así que decidimos contratar la excursión a Halong en el hotel, suponiendo que se desvivirán más con unos clientes que hacen tanto gasto. Pero no es así, los curritos, chicos y chicas menores de edad eran simpáticos y solícitos, el gerente en cambio se mostró como una rata con el símbolo del dólar grabado en sus pupilas, uno de estos tipos que se arrastran hasta que tienen el dinero y se escaquean cuando llegan las reclamaciones o las críticas. Como muchos otros viajeros han experimentado, Vietnam está lleno de gente como ésta en un sector turístico tan exprimido y del que tanta gente quiere sacar tajada, pero el pueblo llano y los que curran son como en todas partes, hospitalarios y encantadores.

HanoiMamá no tendrá mucho tiempo para conocer Hanoi, el programa es apretado, una tarde para pasear por el barrio antiguo, comprarse unas chanclas en una de las decenas de zapaterías, cenar en un restaurante junto al río y asistir al espectáculo de Marionetas Acuáticas, una de las atracciones más importantes de la ciudad. Estas marionetas nacieron de las de toda la vida, los maestros de este arte decidieron no amedrentarse en días de monzón y seguir interpretando sus historias a pesar de la lluvia, a veces cubiertos de agua hasta la cintura, esta tradición pasó de padres a hijos y se fue sofisticando hasta convertirse en un arte muy original que ha viajado por todo el mundo ganando premios en festivales de teatro.

Hanoi no nos dejaba indiferentes y, aunque comenzábamos a sufrir los efectos del macroturismo que agota a cualquier viajero independiente, decidimos seguir dándole una oportunidad a sus gentes y sus tierras, y así nos despedimos del norte y nos dirigimos al centro, donde nos esperaban las ciudades de Hue y Hoian, hogar de artistas y una de las regiones más afectadas por la guerra, lo que no sabíamos es que también lo es por los monzones, nos esperaban días acuáticos en los que acabaríamos más remojados que las marionetas.

Caótica Hanoi

Las calles del centro de Hanoi son un hervidero de vida y actividad hasta bien entrada la noche, tiendas y restaurantes ambulantes inundan las aceras, el pequeño comercio es el protagonista, no hay lugar para grandes almacenes ni centros comerciales. Si se te rompen las sandalias te las arreglan en un periquete en plena calle y si quieres comprar una caja de hojalata te la fabrican a medida mientras te tomas un delicioso café en alguna de las cafeterías que sirven de centro de reunión a los vietnamitas.

Comunismo en Vietnam

El avance del comunismo se remonta a los años cuarenta, aunque 15 años antes Ho Chi Minh ya había fundado la Liga de la Juventud Revolucionaria de Vietnam que luego se convertiría en el Partido Comunista. Los primeros enfrentamientos armados comenzaron en 1946 en el norte del país y en ocho años el Vietminh (Liga por la Independencia de Vietnam, fundada en 1941 por el mismo Ho Chi Minh) se hizo con el control del Vietnam del Norte, expulsando a los franceses hacia sus dominios del sur. Pero antes de que esto ocurriera las Estados Unidos ya habían iniciado su campaña para frenar a los comunistas y durante veinticinco años lucharon junto a los soldados del Vietnam del Sur en una de las guerras más terribles del siglo XX.

Simplificando mucho la guerra la ganó el Vietcong y, seis años después de la muerte de Ho Chi Minh en 1969, Saigón fue capturada y renombrada como Ciudad Ho Chi Minh, en honor al «tío Ho», como aún le recuerdan muchos. Un año después, en 1976, tiene lugar la reunificación de los dos territorios en el actual Vietnam.