Las Montañas de Sapa

3 de octubre de 2007

Frontera-con-China

Frontera China-Vietnam

Un cochambroso autobús de dos plantas nos dejó hechos polvo en la ciudad fronteriza china de Hekou, frente a la ciudad vietnamita de Lao Cai. Pudimos observar el ambiente del lugar mientras esperábamos la apertura de la frontera a las 8 de la mañana, el flujo de trabajadores en este tipo de lugares suele indicar quién es el «pobre» y quién el «rico», decenas de vietnamitas se apresuraban a cruzar el puente con sus gorros cónicos en busca de lo que seguro es un buen jornal, posiblemente repetirían la misma operación por la noche en sentido contrario, y de nuevo la mañana siguiente. En el otro sentido sólo estábamos unos pocos extranjeros y algunos turistas chinos que se divertían observando a sus vecinos del sur empujándose los unos a los otros para cruzar los primeros. Los trámites burocráticos fueron bastante rápidos, pronto nos vimos en una calle de Lao Cai sin saber a priori a dónde dirigirnos, no éramos los únicos, todos los viajeros que andábamos por allí fuimos acosados por unos cuantos chavales que insistían en conducirnos a Sapa en furgoneta. Decidimos sacar dinero de un cajero para ganar tiempo y echar un ojo a la guía, cargados de dongs (VND) y ubicados caminamos en dirección al río Rojo y cruzamos un puente hasta una zona más animada de la ciudad. Allí negociamos para que una furgoneta nos llevara hasta Sapa, a apenas 35 kilómetros de Lao Cai, enseguida nos dimos cuenta de que eran los mismos chicos que nos habían ofrecido ese servicio en el puesto fronterizo.

Sapa-IV

El camino a uno de los mayores reclamos turísticos de Vietnam lo realizamos apretujados con otras diez personas, cruzamos bonitos paisajes de colinas onduladas cubiertas de verdes campos de arroz, y se nos vino a la memoria aquella caminata realizada sólo unas semanas antes en el sur de China, al norte del río Li, ¡parecía que habían pasado mil años desde aquello!

Descansando

Vimos un par de hostales y nos quedamos en una habitación en la última planta del hotel Pinocho, con vistas al valle y un balcón cubierto donde disfrutamos de un suculento desayuno media hora más tarde. Nuestra primera impresión de la ciudad fue extraña, pensábamos que sería un pueblo pintoresco y no una animada ciudad con motos y furgonetas por todas partes. Tuvimos tiempo de sobra para hacernos una amplia idea del lugar en los seis días que pasamos en Sapa y, sin duda alguna, para nosotros, el plato fuerte son los alrededores y las tartaletas de chocolate preparadas con recetas aprendidas de los colonos franceses, no hubo un sólo día que no bajásemos a una cafetería a tomarnos un buen café con leche, o dos, y una de esas tartaletas…

ArrozSin estrés alguno por recorrer cada esquina nos introdujimos en una de esas rutinas que a veces nos absorben en ciertos momentos, la fuerte lluvia de los primeros tres días nos ayudó mucho. Cada mañana cogíamos la capa de agua adquirida en uno de los puestos de la calle principal y descendíamos de nuestra habitación para salir a desayunar, si la lluvia lo permitía dábamos un paseo por la ciudad y regresábamos con tiempo de sobra para trabajar un poco en la web, de nuevo abandonada a su suerte con tanta actividad, la comida iba seguida de una buena siesta y luego del ya famoso café con leche y las tartaletas. Las torrenciales lluvias de los primeros dos días impidieron que pudiésemos inspeccionar los alrededores, en su lugar conocimos el mercado local, donde las verduras y las frutas se mezclan con los artículos de artesanía local que las mujeres se empeñan en vender a cualquier precio.

AncianaSilvia-y-mujeres-HmongAsí nos fuimos familiarizando con las tribus de las montañas, los hmong son los más numerosos, hombres y mujeres van ataviados con trajes teñidos de azul índigo con un brillo muy llamativo, ellos con pantalones y chaqueta, ellas con falda hasta la rodilla, blusón y delantal, todas las prendas adornadas con filigranas de colores en los extremos; miembros de ambos sexos utilizan unos gorros cilíndricos del mismo color, aunque ellas en muchas ocasiones no lo llevan y lucen bonitos recogidos con adornos de plata, material que aparece también en los pendientes de aro gigantes, en anillos y en colgantes. Las niñas de esta etnia suelen apostarse junto a los hoteles y restaurantes esperando que los visitantes salgan, ofrecen artículos de mala calidad, imitaciones de pendientes en hojalata y pulserillas de colores, pero ante todo ofrecen su simpatía y su picardía, fácilmente se ganan el cariño de cualquiera; no debería ser así, tal y como nos explicaron días más tarde a mi madre y a mí en una escuela de una aldea las familias hmong han ido sacando paulatinamente a las niñas de las escuelas y las mandan en busca de unos pocos dongs a Sapa, provocando así la analfabetización de sus hijas en detrimento de unos pocos billetes que nunca podrán suplir las necesidades que tienen.

SilviaEste error no es tan visible en otra tribu de la región, los Dzao, menos numerosos, se dedican a sus asuntos durante la semana y los fines de semana acuden al mercado local a vender su artesanía; conversando con las mujeres tuve la impresión de que estaban más formadas o que poseían una mayor inteligencia que las mujeres hmong, aunque tal vez sólo fuese una percepción sin fundamento.

SapaLas dos mañanas que el tiempo lo permitió nos lanzamos a los senderos en busca de los campos y sus gentes, la primera vez fuimos a Cat Cat, a tan sólo tres kilómetros de Sapa por un empinado camino de bajada, una caseta de madera con un cartel en inglés recordaba que hay que comprar un ticket de 25.000 VND (algo más de 1 euro). Al ser una de las rutas más realizadas está siendo acondicionado con caminos de piedras y pequeñas casetas donde tomar un refresco, al final del camino de descenso se llega a una cascada con unos puestos de artesanía local gestionados por hmongs, desde allí el camino se bifurca en diferentes direcciones, en todas ellas se observarán bonitos arrozales en terraza. El segundo paseo fue una de esas aventuras que de vez en cuando tenemos, comenzamos como todo el mundo descendiendo el valle de Sapa, pero en cuanto pudimos nos desviamos por un camino de cabras por donde sólo pasaba algún hmong muy de vez en cuando. Caminando sin un objetivo claro llegamos a una cabaña de madera donde dos niños jugaban y allí nos quedamos, enseguida perdieron su timidez y acabaron jugando al tirachinas con Rafa, que por cierto era mucho menos hábil que los dos mocosos, el terror de gallinas y perros.

TirachinasConvencidos de que a mi madre le gustaría ver esa región del país regresé en su compañía, el tren litera nos dejaba en Lao Cai diez días después de la primera vez que pisé suelo vietnamita. En esta ocasión tocó habitación de lujo en uno de los mejores hoteles, el Bamboo Sapa, pero esa fue la única diferencia, visitamos el mercado, regateamos con las mujeres y nos hicimos dos caminatas que casi acaban con ella, sobre todo la segunda, que nos llevó durante toda la jornada de pueblo en pueblo por un camino de cabras no apto para pies urbanitas como los de ella, pero aguantó como una campeona, con la ayuda de un neozelandés que le ayudó a superar los tramos más difíciles. Entre otras cosas pudimos ver el interior de una cabaña, cuya distribución me recordó a la de una palloza gallega, y una escuela donde las maestras nos explicaron el problema de la asistencia de las niñas, las pobres parecían desesperadas por la situación y nos pidieron que no diéramos dinero a ningún niño, una urna recogía las donaciones para la escuela, seguramente mucho más útiles para el futuro de las pequeñas.

Sapa-VI

Las últimas horas antes de coger el tren de regreso a Hanoi las pasamos buscando una tela como regalo para Enrique y Camino, mi hermano y su futura esposa, y tras mucho buscar y negociar encontramos una muy bonita y muy típica de la zona que pronto decorará la pared de su salón. Y con el regalo en la maleta emprendimos el viaje de vuelta que nos dejaría en Hanoi con el tiempo justo para coger un taxi al aeropuerto y volar a Hue, nuestra siguiente parada.

Montañas de Sapa

Sapa es una estación termal creada por los franceses en 1922. Huyendo del calor encontraron esta agradable localización cercana a la frontera con China y a los pies del Fansipan, la cota más alta de Vietnam con sus 3.143m. La población fue no sólo abandonada sino casi destruida durante las distintas guerras que han afectado a la región, primero la II Guerra Mundial, luego la guerra contra Francia, pasando por la de Vietnam e incluyendo los incidentes con China en 1979.

En la actualidad el boom turístico ha llegado y la ciudad se está transformando, hoteles y restaurantes salen como setas por todas partes, las carreteras y caminos han sido asfaltados y ya no hay problemas de suministro eléctrico.

La Etnia Hmong

 Los Hmong es una de las etnias más importantes de Vietnam con cerca de medio millón de individuos. Llegaron de China en el siglo XIX y siguen realizando las mismas actividades que en su tierra natal (donde aún quedan muchos), el cultivo del arroz y de plantas medicinales, entre las que se incluye el opio, y la cría del ganado. Son los más fáciles de ver en Sapa y sus alrededores, el azul de sus trajes se ve por todas las esquinas, sobre todo por los lugares más frecuentados por turistas.

Es uno de los grupos más coloridos del norte de Vietnam debido a su indumentaria, las mujeres llevan prendas con intrincados tejidos, cuentas y monedas, y el cabellos lo cubren con un gran turbante rojo que deja ver la frente a veces afeitada.

Arrozales

Hasta hace muy poco la economía de la región era de subsistencia, y lo sigue siendo para muchos, basada en el cultivo de arroz y en la cría de ganado. Arroz y más arroz, y de telón de fondo unas frondosas colinas puntiagudas en torno a las cuales corren ríos y arroyos, sin duda alguna un lugar único para hacer buenas rutas.