Rascacielos y glamour en Hong Kong

Rascacielos y glamour en Hong Kong

Hong Kong, rascacielos y glamour 24 de agosto de 2007 Cogimos un veloz y moderno ferry que nos llevaría de Macao a Hong Kong en cuarenta y cinco minutos, pasaríamos durante el trayecto por muchos islotes hasta avistar la isla de Lantau, el preludio de Hong Kong. Va apareciendo la isla de Hong Kong, tras un pequeño giro del ferry, los inicios son algo desalentadores, enormes y grises edificios de apartamentos apiñados unos contra otros y ascendiendo por la abrupta isla, entramos en la bahía de Victoria con un mar agitado y decenas de otras embarcaciones, de un lado a otro, esta bahía separa la propia isla de Hong Kong de su vecina continental, Kowloon. A medida que llegamos a nuestro embarcadero van apareciendo más y más rascacielos, que suben las escarpadas colinas, es un hecho que apenas queda espacio edificable en la isla de Hong Kong, de ahí que si alguien quisiera comprarse un apartamento debería de saber que Hong Kong está entre las tres ciudades más caras del mundo. Ya hemos llegado al centro del puerto Victoria, un estrecho de 500 metros de ancho, el tráfico marítimo es muy intenso, desde aparatosos barqueros hasta pequeñas embarcaciones de pesca, pero ni rastro de los Juncos, los típicos barcos de Hong Kong. Cuando bajamos del ferry estamos literalmente rodeados de rascacielos, el panorama es demoledor, decenas de ellos, de distinta forma y tamaño, tras ellos la montaña y justo enfrente Kowloon, también con una buena cantidad de rascacielos, una de esas imágenes que se quedan de por vida y nosotros avanzamos torpes por la zona peatonal, un tanto aturdidos,...
Macao, legado portugués

Macao, legado portugués

Macao, legado portugués 22 de agosto de 2007 Nada mejor que comenzar un viaje a China por aquellas ciudades con sabor a Oriente y Occidente, pasar unos días en las antiguas colonias de Macao y Hong Kong nos permitiría adaptarnos poco a poco a la inminente primera potencia del mundo. El avión de Airasia aterrizó sin suavidad alguna en el diminuto aeropuerto de Macao, en la isla de Taipa; un cielo gris monzónico nos daba la bienvenida, estábamos en plena época de tifones, en esos días Taiwán, Japón y Filipinas lo estaban viviendo. Un rápido control de pasaportes nos confirmó la situación de excepción que vive Macao, pertenece a China pero mantiene cierta autonomía en muchos ámbitos hasta el año 2049, en el que pasará a formar íntegramente parte de China. Para nosotros este hecho se tradujo en un nuevo sello en el visado, al que seguiría el sello de salida, los de entrada y salida a Hong Kong y los homólogos chinos, lo menos tres o cuatro hojas del pasaporte. Un moderno autobús con mensajes en chino y portugués nos llevó hasta el centro, abandonándonos junto a un extravagante parque temático con maquetas gigantes de los monumentos del mundo, con pirámides y canales venecianos incluidos. Otro autobús nos llevó hasta el centro histórico, descendimos en el Largo do Senado y desde allí caminamos hasta la Rua da Felicidade donde se encuentra la San Va Hospedería. Cuando subimos las oscuras escaleras de la posada el olor a humedad y la madera carcomida y repintada de un verde chillón no nos amedrentan, nos llaman la atención unas fotos en la entrada, que muestran que una película titulada...