Montañas Meili, rozando el Tíbet

Montañas Meili, rozando el Tíbet

Montañas Meili, rozando el Tíbet 25 de septiembre de 2007 Todo el mundo tiene su propia idea de Shangri-la, un utópico lugar donde reina la paz y la armonía, rodeado de picos nevados, fértiles y verdes praderas e incólumes lagos y ríos; tales utopías mantienen despierta la imaginación y fantasía de las personas, como dijo Benavente: “Hay que creer en la utopía porque la realidad es increíble”. Pero si verdaderamente existiese un lugar así, no me gustaría conocerlo, ni siquiera que fuera descubierto, lo dejaría oculto, sólo al alcance de los sueños. En 1933, el escritor James Hilton escribió la novela “Horizontes perdidos”, en ella describió el Shangri-la, a raíz de la publicación de la novela y a lo largo de medio siglo aventureros románticos se lanzaron a la búsqueda de este paraíso, viajaron a India, Nepal y Tíbet, sin que su exploración obtuviera ningún fruto. En 1997 el gobierno chino hizo saltar la liebre y declaró (tras años de estudios), que el Shangri-la descrito por el novelista británico se encontraba en la provincia de Yunnan, concretamente en la prefectura tibetana autónoma de Diqing, cerca de la frontera con el Tíbet, de este modo se acababa con el mito y comenzaba un desmesurado auge del desarrollo turístico. El tranquilo pueblo de Zhongdian, a 3200 metros de altura, sería nuestra primera parada en Diqing (ahora rebautizada en los panfletos como Shangri-la). Ubicada en una llanura, sin el cobijo de montañas, la sensación de frío es intensa, las largas manos del gobierno chino aún no han entrado del todo en su afán de transformar los entornos para crear infraestructuras turísticas, como ocurre con...
Provincia de Yunnan

Provincia de Yunnan

Provincia de Yunnan, tierra de culturas 21 de septiembre de 2007 Tristes por la despedida de Jorge continuamos con nuestra aventura en China, regresamos a Xian y de allí cogimos un vuelo a Kunming, la capital de la región de Yunnan, salía un poco más caro que el tren, pero así nos evitamos el largo trayecto de 48 horas ininterrumpidas. En el aeropuerto un taxi nos llevó al Youth Hostel, uno de los peores del recorrido, no por los dormitorios, impecables, sino por los baños y sobre todo por una estúpida recepcionista que agotó nuestra paciencia en diversas ocasiones. En Kunming sólo pretendíamos estar una noche, por la mañana gestionaríamos rápidamente el visado de Vietnam, que deberíamos recoger unos días más tarde, por lo que esa misma tarde pudimos coger un lujoso autobús hasta Dali. Realizamos un trayecto de casi 400 km en cinco horas, el más rápido en mucho tiempo, se notaba que la zona es de las más ricas del país, tal vez por el boom del turismo fomentado cada vez más por el gobierno central que, a modo de reclamo, ha renombrado Zhongdhian como el legendario Shangri-La, el paraíso en la tierra. Nos alojamos en Friends Guesthouse, un hostal junto a la puerta sur de la ciudad amurallada por 6 euros la doble con baño, un buen precio que se duplicaría una semana después con la llegada de las vacaciones estatales del 1 de Octubre, momento en el que millones de chinos disfrutarían de una larga semana sin trabajar. Nos quedamos aquí tres noches, el acogedor ambiente de la localidad invita a ello, cierto es que la calle principal, Fuxing Lu, puede...
Guerreros Shaolin

Guerreros Shaolin

Guerreros Shaolin, cuna del Kung-Fu 18 de septiembre de 2007 Antes incluso de comenzar el viaje a China ya estuve esperando el día que visitaríamos el Templo Shaolin, la cuna del Kung Fu y del budismo Zen, sin duda uno de los lugares más emblemáticos del país. Nos levantaríamos en nuestro fantasmal hotel de la no menos fantasmal ciudad de Luoyang alrededor de las seis y media para coger el autobús local que nos llevaría hasta Denfeng, donde se asienta a unos kilómetros todo el complejo. El viaje resultaría suicida, di que íbamos medio dormidos y no lo vivimos en toda su intensidad. Todo el complejo Shaolin está disperso entre las Montañas de Shaoshan, varios monasterios, todas las escuelas y demás pabellones comprenden una enorme extensión. Al bajar del autobús y dirigirnos hacia la entrada principal dejamos a nuestra izquierda una serie de edificios modernos, dedicados exclusivamente a la venta de souvenirs, una enorme estatua de un monje se erige a la entrada, mientras seguimos bajando vemos a los primeros grupos de chavales entrenando, están dando un salto hacia adelante sin poner las manos, su cabeza pasa a milímetros del suelo. Algo más adelante hay amplias llanuras de entrenamiento que más bien parecen castrenses, hay centenares de chavales de distintas edades entrenado, todos con un chándal del mismo color, hay grupos que practican patadas, otros con la espada, puñetazos… ¡¡menudo ejercito se podría montar!!, se masca la disciplina en el ambiente y todos ellos parece que se lo toman muy en serio. Hemos llegado poco antes del espectáculo y ya lo anuncian por los megáfonos, se celebra en una sala cerrada...
Las cuevas budistas de Longmen

Las cuevas budistas de Longmen

Las cuevas budistas de Longmen 17 de septiembre de 2007 Cogimos el tren en Xi´an a las 8 de la mañana, nuestro destino era Luoyang, la ciudad que nos serviría de base tanto para ir a las cuevas de Longmen como al Templo Shaolin. De nuevo cogemos asiento duro, pero esta vez matutino, por lo que es bastante más cómodo, tardamos 6 horas en llegar a Luoyang. Durante el trayecto Jorge y yo conocemos a un chino que nos enseña algunas palabras, también nos hace ver que por mucho que regateemos en los bazares siempre vamos a pagar más que un chino. Hay poca, por no decir casi nula, oferta hotelera en Luoyang, una ciudad con un pasado glorioso y un presente algo decadente, la típica ciudad Han con casi siete millones de habitantes y donde impera el hormigón. El hostal que encontramos se encuentra en un anodino edificio, en la segunda planta, el vigilante de la entrada hace de todo menos vigilar. Hay una recepción triste con una sala de estar con suelos de cuero y un exagerado sofá imitación cuero, unas flores de plástico rellenan unas estanterías de cristal vacías, el cuadro es bastante dantesco. Tras instalarnos y comer un arroz cogeríamos el autobús hasta las cuevas de Longmen, distantes 18 Km. Las cuevas se ubican en una montaña a la vera del río Yishui, este fue el lugar que se eligió para horadar y crear cientos de grutas y esculpir otros tantos miles de relieves budistas. El peso de los años y el espolio hace visible la precariedad de algunas de las cuevas y relieves, otros,...
Xian, la ruta de la seda

Xian, la ruta de la seda

Xian, el inicio de la ruta de la seda 15 de septiembre de 2007 Cuando el tren hace su llegada a la Estación de Trenes de Xian los cuatro nos sentimos descansados, un café y estaremos como nuevos. Tal y como había ocurrido en Pingyao nos vienen a recoger a la estación, la reserva la habíamos hecho a través del gerente del hotel anterior y fue todo un acierto, la única pega es que no tuvimos la suerte de tener las habitaciones a las 8 de la mañana y tuvimos que dejar el equipaje en recepción. El hotel, el 7 Sages, respeta la clásica arquitectura china de la región, paredes blancas, tejados grises, puertas circulares y patios interiores, un lugar muy simpático. En uno de los patios se encontraba el restaurante y allí desayunamos sin prisa, cuando estuvimos listos para salir una de nuestras habitaciones ya estaba preparada y metimos allí todas las maletas. Con energía renovada nos pusimos en camino hacia la atracción del lugar, el Ejército de Guerreros de Terracota de Xian. El yacimiento está ubicado unos treinta o cuarenta kilómetros al este de la ciudad por lo que es necesario coger un autobús, el nº306, junto a la Estación de Trenes. Nos costó un rato encontrar la parada, durante ese tiempo comprobamos la fama de esa área de la ciudad, un chaval intentó robarle a Jorge y por poco se sale con la suya, desde ese momento anduvimos con más ojo sobre nuestras pertenencias. El trayecto se nos hizo un poco largo, a todos menos a Jorge cuya guapa compañera de asiento le dio conversación, haciendo hincapié en...
Pingyao, joya oculta

Pingyao, joya oculta

Pingyao, la joya oculta 13 de septiembre de 2007 Viaje nocturno Beijing-Pingyao: Realizaríamos el trayecto en 11 horas, 11 horas de infierno. No habíamos conseguido una litera y la taquillera nos vendió billetes en butaca dura con número de vagón y asiento; descubriríamos así la China más auténtica, la de los cientos de millones de chinos pobres. En un principio el viaje fue civilizado, pero a medida que parábamos nuestro vagón, el número 11, se iba llenando de gente. Todos los asientos estaban ocupados por lo que los nuevos pasajeros ocupaban los pasillos, o bien sentados o de cuclillas, incluso tumbados, la gente fumaba y comía sopa de noodles en cualquier sitio, poco importaba. A medida que pasaba el tiempo y aquello se iba llenando más y más, a las madres no les daba tiempo a llegar al baño, una verdadera odisea todo sea dicho, y los niños no tenían más remedio que hacer pis donde les pillara. El aire acondicionado o bien nos congelaba durante media hora o bien se paraba otras dos, teniendo en cuenta que sólo unas pocas ventanas podían abrirse los olores humanos de distinta índole se iban acumulando. Jorge y Rafa se fueron de excursión a segunda clase, la mayoría de las literas estaban vacías pero el intento de cambiarnos de vagón fue en vano, las revisoras insistían en que no quedaban plazas, se supone que sino habríamos podido cambiarnos pagando la diferencia de tarifa. Lo mejor era pasar el menor tiempo posible en nuestro vagón y así fue como nos instalamos en el vagón restaurante, que separaba el nuestro de la segunda clase;...