por aunmaslejos | Sep 26, 2014 | Jordania |
El Mar Rojo en Aqaba 10 de noviembre de 2005 Una de las citas más esperadas en Jordania estaba en las aguas del Mar Rojo, sabíamos que aunque fuera invierno podríamos calzarnos las aletas e ir en busca de la fauna y la flora marina más espectacular del mundo. Llegamos a la ciudad de Aqaba más tarde de los previsto debido al desvío que cogimos hacia Wadi Rum para acercar a Kelli y su amigo marroquí. Unos quince o veinte kilómetros antes de llegar a la ciudad se pasa un control de mercancías debido a que la región de Aqaba es de libre comercio. Ni siquiera nos abrieron la furgoneta para ver su contenido, sólo tuvimos que mostrar los pasaportes. La ciudad es muy moderna en relación a otras poblaciones y no nos costó nada encontrar un comercio donde comprar productos atípicos para este país: chuletas de cerdo, beicon, un equivalente a la nocilla y todo tipo de productos elaborados. Esa noche cenaríamos unos espaguetis carbonara, hacía meses que no veíamos una simple loncha de beicon. Después de la parada técnica nos dirigimos hacia las playas del sur y a unos catorce kilómetros nos desviamos hacia lo que parecía un aparcamiento. Había un chiringuito a la entrada que vendía refrescos y bolsas de patatas fritas, el encargado nos dijo que entráramos, que podíamos dormir allí sin problemas. Cuando ya estábamos aparcados vino un hombre y nos indicó que le siguiéramos, que era mejor que aparcásemos en otra zona. Nos abrió una barrera y entramos en el paraíso, las duchas y los baños a cien metros, y varias tomas eléctricas. Le preguntamos a Ibrahim,...