A mitad de camino

A mitad de camino

A mitad de camino 2 de diciembre de 2007 Ahora sí que estábamos de vuelta, aunque no lo parezca para nosotros estar en Dubai era como estar a la vuelta de la esquina. Tener entre medias el subcontinente indio o el Océano Índico es psicológicamente agotador, en estos momentos nos sentíamos a dos pasos de Jordania y a cinco de casa, aunque ¿cuál es nuestra casa ahora?, difícil de decir, siempre podemos usar el tópico, nos sentíamos «ciudadanos del mundo», pero hemos de reconocer que el gazpacho y la tortilla de patata nos llamaba a gritos, tal vez había llegado el momento de tener de nuevo una casa con paredes de ladrillos en el céntrico barrio de Arganzuela, un pequeño apartamento de paredes verdes y precio desorbitado, tal vez un sinsentido después de tanto tiempo o tal vez no… Después de una infernal, rocambolesca y surrealista mañana en el aeropuerto de Kuala Lumpur aterrizamos por fin en el aeropuerto de Dubai, una sala enorme con treinta mostradores nos separaba del país. Las colas iban creciendo según aterrizaban aviones de orígenes tan diversos como países hay en el mundo, la diversidad cultural igualaba e incluso superaba a la de Bangkok, donde la tez morena y peculiar de los indios, pakistaníes, bangladeshíes se imponía a la tez más clara de europeos, rusos y chinos, y a la tez negra de los keniatas, somalíes y demás africanos que también tienen su lugar en este diminuto país. Nuestro primer contacto con los emiratíes fue desalentador, atrás quedaba la humildad y simpatía de las gentes del Sudeste Asiático, nos encontrábamos en un país rico,...