por aunmaslejos | Sep 26, 2014 | Comienza el viaje |
Dubrovnik, la perla del adriático 4 de agosto de 2005 Lo primero que nos encontramos al acercarnos a la ciudad vieja fue una enorme mole de piedra, coronada por un torreón de vigilancia. Era la muralla, en perfecto estado, que rodeaba casi toda la ciudad. Al fondo se veía un islote, barcos de crucero y toda la línea de la accidentada costa dálmata, perdiéndose hasta donde la vista llegaba. Entramos a la ciudad por una de las puertas, coronada con una estatua de San Blas, que veríamos muchas más veces. Al entrar parecía que te trasladases trescientos años atrás, nos rodeaban edificios renacentistas y medievales, estrechas y empinadas calles bajaban hacia la calle principal, que estaba repleta de turistas. Desde aquí accedimos a la muralla, desde donde las vistas de la ciudad eran excepcionales. Estábamos en la «Perla del Adriático» y desde luego, era más que merecedora de ese apelativo. Tardamos en recorrer la muralla entera alrededor de dos horas, a medida que avanzabas unos cuantos pasos la perspectiva de la ciudad cambiaba. Aún se veían andamios, los trabajos de restauración continuaban, al fin y al cabo la ciudad quedó casi destruida tras la guerra, pero por fortuna casi todos los edificios estaban ya reformados. Tras el recorrido por la muralla continuamos andando por la ciudad, por sus callejuelas estrechas, que llegaban a recogidas plazas. Había muchos restaurantes, que en ocasiones te dificultaban el paso. La ciudad está repleta de iglesias de distintos estilos arquitectónicos, conventos, palacios renacentistas, edificios de estilo veneciano, sinagogas, etc. Llegamos hasta el pequeño puerto, dominado por la fortaleza de San Juan, sentados en un...