Bosques de té en Ella

Bosques de té en Ella

Bosques de té en Ella 1 de febrero de 2007 Llegaríamos a Ella al atardecer, tras nuestro inolvidable trayecto en tren desde Kandy. Enseguida un hombre montado en una furgoneta nos ofreció ir a su hostal, como estábamos algo cansados casi aceptamos al instante y fuimos a echar un vistazo a las habitaciones que nos ofrecía. Pasaríamos las tres mejores noches en Sri Lanka, en el Sun Top Hill, en una habitación de lujo en una casa de dos plantas, con balcón propio y una terraza con vistas inmejorables. Después de ubicarnos tocaría la hora de cenar, elegiríamos un pequeño restaurante local, con sólo dos mesas, decorado con mezcla de posters de dioses hinduistas y budistas y con unos coloridos hules que cubrían las mesas. La propietaria enseguida nos resultó encantadora, era de avanzada edad, una madraza para entendernos, muy baja y muy delgada, con una piel muy morena y arrugada. La comida era local pero el postre fue lo que nos encandiló para el resto de los días, un exquisito y gran yogur de búfala con miel extraída de resina de árbol, un deleite para los sentidos. Tras la suculenta cena nos dimos un paseo por el pueblo, en realidad tardamos poco, ya que el pueblo tiene una calle, repleta de hostales y restaurantes, digamos que es la parte turística y la mayoría de la población se dispersa en una extensa área, distribuida entre las decenas de frondosas colinas que rodean a la población y los campos de té. Al día siguiente nos daríamos una vuelta de dos horas hasta Ella Rock, una imponente roca que se eleva...
Polonnaruwa

Polonnaruwa

Polonnaruwa 27 de enero de 2007 El autobús nos dejó en la zona turística de Polonnaruwa muy cerca del Museo Arqueológico y los primeros restos de la antigua ciudad. Al descender, varios rickshaws se acercaron a nosotros para ofrecer sus servicios, todo en un tono educado y cordial, sin agobiar como a veces nos ocurre en India. Sabíamos que los hostales se encontraban allí mismo, no necesitábamos transporte, tras comentar nuestro presupuesto a los presentes nos indicaron una casa de huéspedes a menos de veinte metros de donde estábamos, allí nos ofrecieron una habitación por 500 rupias, era bastante cutre, pero suficiente para una noche, no faltaba el ventilador ni las mosquiteras. Una vez esparcidas todas nuestras pertenencias por la habitación nos dimos cuenta de que algo faltaba, una bolsa de plástico con las zapatillas de deporte de Rafa y mis chanclas se habían quedado en el autobús; un rickshaw aprovechó la coyuntura y nos sajó llevándonos al pueblo siguiente, donde acababa el trayecto, pero mereció la pena porque hallamos el autobús y nuestro calzado en su interior. Ya que estábamos allí decidimos comer antes de regresar, esta vez en transporte público. Cruzando la calle, frente a la estación de autobuses, encontramos un pequeño restaurante, allí nadie hablaba una palabra de inglés, sin embargo fue bastante fácil comunicarse con ellos, comimos arroz con curries vegetales y una pieza de pollo frito, todo por dos euros y medio, incluida la bebida. Pensábamos realizar la visita a Polonnaruwa esa misma tarde, pero el tiempo se truncó y una fuerte tromba de agua cayó durante al menos dos horas. Cuando amainó la tormenta inspeccionamos los alrededores,...
Anuradhapura

Anuradhapura

Anuradhapura 25 de enero de 2007 El vuelo desde Trivandrum en Kerala hasta Colombo fue visto y no visto, aun así, y pese a los escasos 40 minutos que duró, el excelente servicio de Sri Lankan Airlines nos ofreció un suculento almuerzo. Al llegar al moderno aeropuerto de Negombo y tras un rápido trámite del visado gratuito de un mes, cogimos un autobús para llegar a la estación de tren de Colombo, allí cogeríamos un tren hasta nuestra primera meta, la antigua ciudad budista de Anuradhapura, apenas a cuarenta kilómetros de la provincia del norte, la zona controlada por los tigres de Tamil. Tardaríamos cerca de seis horas en llegar a Anuradhapura, en el trayecto el color predominante fue el verde de las espesas junglas y el gris de los cielos, que indicaban que la mitad norte del país estaba en pleno monzón. Al llegar nos encontramos con una pequeña y tranquila localidad, nos alojaríamos en una casa de huéspedes junto a uno de los lagos, enseguida nos dimos cuenta de la diferencia de calidad en los hostales respecto a India, en Sri Lanka se paga algo más de dinero, pero las habitaciones suelen ser mucho más grandes y bien equipadas. En ésta una gran mosquitera cubría la cama, pasaríamos una buena noche pero antes nos pegaríamos una excelente cena en La Casserole. Al día siguiente alquilaríamos dos bicicletas para visitar todos los restos de la ciudad, que se dispersaban en un amplio terreno de varias decenas de kilómetros cuadrados. Optaríamos por comprar un ticket múltiple (Round Ticket) para visitar distintos restos de Sri Lanka, nos costaría 40 dólares cada uno. Primero rendiríamos pleitesía al Árbol...