Amasya

Amasya

Amasya, tierra de sultanes 27 de enero de 2006 La mañana del 27 de enero el sol apareció, y se quedó, por primera vez en mucho tiempo. Esto nos animó a visitar Amasya, una pequeña ciudad a treinta kilómetros de la nacional que une Samsun con Ankara, a menos de dos horas del mar Negro. Tal vez fuese por el buen tiempo o tal vez porque era viernes, el caso es que la ciudad rebosaba actividad por todos los rincones. Nos introdujimos en el fluir de gentes de un lado para otro, y recorrimos gran parte de sus calles antes de la hora de comer (nuestra hora de comer, porque algunos turcos ya habrían acabado la digestión). En el Atatürk Bulvari, la gran arteria de la ciudad, se mezclaban vendedores de todo tipo con mujeres y hombres que, como nosotros, parecían andar sin rumbo fijo. Había cola en todos los expendedores de dinero y las tiendas de móviles parecían a pleno rendimiento, ésta es la Turquía de la Unión Europea, la que hemos visto por todas partes, desde el Kurdistán hasta la frontera griega. Nuestros pasos nos llevaron hasta la gran mezquita Sultán Beyazit II cuya visita dejaríamos para el día siguiente, y de allí al río, al lugar perfecto para iniciar el regreso a la furgoneta. Las casas de madera se extendían a lo largo de medio kilómetro por la orilla opuesta, un bonito paseo peatonal permitía disfrutar de las vistas; aquí nos encontramos con la estatua de Estrabón, el historiador, y de más de una decena de sultanes que habían dejado huella en la ciudad. No podíamos...
Arquitectura otomana en Safranbolu

Arquitectura otomana en Safranbolu

Arquitectura otomana en Safranbolu 17 de enero de 2006 El tiempo no parecía mejorar, aunque lo peor estaba aún por llegar al final de esa semana. Y así, con esa lluvia que nos acompañó cada día durante la visita de Jorge y Carlos, nos despedimos de Estambul. Del aeropuerto regresamos sobre nuestros pasos hasta una de las desviaciones que lleva a la autopista, çevreyolu en turco. No tardamos en llegar al puente que separa Asia de Europa y de nuevo cambiamos de continente, esta vez un poco tristes, ahora si que no sabíamos cuando recibiríamos la próxima visita. Safránbolu, nuestra siguiente parada en el camino, se encuentra a unos 390 kilómetros de Estambul. Era demasiado tarde para recorrerlos esa tarde, y además no recordábamos lo pesada que se hace la carretera hasta Izmit, a tan sólo 50 kilómetros de la gran metrópoli. En una estación de servicio cercana a esa localidad paramos a dormir, aunque parecía muy segura un guardia de seguridad nos hizo movernos cerca del acceso al restaurante a las dos de la mañana, ¡nos lo podía haber dicho antes! Recorrimos los kilómetros que quedaban lentamente y no llegamos a nuestro destino hasta la una de la tarde. Atravesamos el pueblo con la furgoneta comprobando lo escaso del aparcamiento, y vislumbrando lo que nos esperaba entre sus calles. Saliendo por otro de los accesos encontramos una mezquita con una zona para aparcar muy grande y allí nos plantamos. El imán vino enseguida a saludarnos y darnos la bienvenida, más tarde lo haría su sonriente mujer. Dado que hacía mal tiempo y estábamos un poco fatigados de los...