por aunmaslejos | Ene 20, 2015 | Estados Unidos |
El Big Sur o el poderoso pacífico Abril – Mayo de 2013 Tras nuestra primer paso por Yosemite afrontamos con energía el camino hasta llegar a Los Angeles. Ibamos a dormir en Monterey pero teníamos un intenso día por delante para empezar a recorrer la vasta y deshabitada región del Big Sur, una larga franja costera que se extiende desde Monterey hasta Los Angeles. Así que tras el madrugón en nuestro bungalow de Yosemite cogimos carretera con nuestra furgoneta Ford, a la que ya le íbamos pillando el tranquillo, pusimo música y nos pusimos en marcha. La primera parada en el Big Sur se encontraba muy cerca de la ciudad de Monterey, la reserva Punta Lobos, un cabo protegido que coge su nombre de la colonia de lobos marinos que en el habita. Dimos una vuelta por senderos definidos al borde de precipicios que daban al pacífico, rompía con fuerza el mar sobre las rocas costeras y las aver marinas intentaban esquivar las olas como en un juego. Tuvimos la suerte de ver ardillas, de un considerable tamaño, un aguila pescadora y nuestro primer colibrí a lo lejos, no sería el último. Después fuímos a otra parte de la reserva para observar a los adormilados lobos marinos en una playa, tampoco serían los últimos que veríamos en Big Sur. El plan para Monterey era distinto, mientras que Javi y Ruth darían una vuelta por la ciudad Silvia y yo queríamos visitar el acuario de Monterey, uno de los más famosos de Estados Unidos y que no nos defraudó, en especial sus secciones sobre medusas, auténticas bailarinas sobre el agua....