Al sur del Mar de Mármara

Al sur del Mar de Mármara

Al sur del Mar de Mármara 22 de septiembre de 2005 Dejábamos Estambul por un tiempo, tras mi fugaz aunque intenso viaje a Madrid. Llegué bastante cansado del viaje, así que cuando Silvia me recogió en el aeropuerto enseguida nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente me encontraba un poco desubicado, le dije a Silvia que, antes de irnos hacia la región del Mar de Mármara, fuésemos a ver Santa Sofía y la Mezquita Azul. Tras verlas de nuevo ya tomé plena conciencia de donde estaba. Podíamos continuar. Tardamos cerca de una hora en encontrar uno de los dos puentes que cruzan hacia la parte asiática. Una vez allí y después de comprar agua para llenar el depósito, paramos unos minutos para ver la perspectiva de la ciudad desde este lado, donde, por ejemplo, se puede ver totalmente el enorme palacio de Topkapi. Comenzamos viaje, nuestra siguiente parada, Iznik, ciudad origen de los azulejos que cubren gran parte de los edificios históricos del país. La distancia hasta allí no es demasiada, pero pronto comprobaríamos que el baremo distancia-tiempo no tenía la misma equivalencia aquí que en España. Condujimos por la carretera nacional que circula junto al mar de Mármara, una zona, sobre todo al principio, con cierto aspecto de dejadez. Paramos para echar gasolina bajo la mirada curiosa del trabajador, que nos invitó a un té, costumbre muy común y frecuente en todo el país. Continuamos conduciendo hasta Karamürsel, donde compramos leche y preguntamos por la comarcal que no éramos capaces de encontrar nosotros mismos. Tras unas vueltas de más por fin la encontramos, subiendo cuesta arriba por...
Tres mujeres en Estambul

Tres mujeres en Estambul

Tres mujeres en Estambul 12 de septiembre de 2005 Queríamos llegar a Estambul unos días antes de que llegaran María José y Sara; el jueves 8 por la tarde llegábamos a la gran ciudad. Hacía más de cuatro años que la habíamos conocido, y sentíamos hacia ella una admiración especial. La entrada fue triunfal, nos metimos de lleno en el tráfico más denso que habíamos visto nunca. Había vehículos por todas partes, de todos los tipos, yo me agobié enseguida, menos mal que era Rafa el que conducía. Aparcamos en una gran avenida cerca de la universidad, un sitio que seguro estaba prohibido, pero estaba lleno de coches, así que nos arriesgamos. Emprendimos el camino hacia Sultanahmet, el barrio donde se hallan Aya Sofía y Sultanahmet Camii (la Mezquita Azul), reconocíamos cada rincón. Esos días los pasamos paseando por la ciudad y pensando en el plan a seguir cuando llegaran las chicas. Dormir en una ciudad como ésta en una furgoneta no es tarea fácil, en todos los sitios medianamente céntricos donde está permitido aparcar hay que pagar por ello, y al tratarse de este tipo de vehículos se aprovechan pidiendo precios excesivos. Hay dos campings a las afueras, cerca del aeropuerto, pero no los encontramos y además el plan no nos apetecía mucho. Al final encontramos un lugar tranquilo detrás del barrio de Sultanahmet donde sí podíamos aparcar y allí dormimos Rafa y yo tres noches. Decidimos que al volver del aeropuerto aparcaríamos allí por si dormíamos las tres en la furgoneta alguna noche. El domingo por la mañana nos fuimos de la ciudad, dirección al aeropuerto. Pasamos...
Edirne

Edirne

Edirne, la toma de contacto 8 de septiembre de 2005 Cruzábamos finalmente la frontera el jueves 8 de septiembre a primera hora. Era la primera frontera en la que nos exigirían el pago de visados y tasas por el vehículo, aunque sabíamos que era poco dinero estábamos expectantes. Los trámites de salida de Grecia fueron muy rápidos. Para entrar en Turquía nos hicieron parar la furgoneta; yo me quedé junto a ella mientras Rafa entraba en un edificio detrás de un oficial, tuvo que enseñar los pasaportes varias veces y no eran muy amables en su trato, pero todo transcurrió sin incidentes. Al cabo de unos veinte minutos salía con nuestros pasaportes y los visados para tres meses de estancia con múltiples entradas (10 euros). Cuando le pregunté por lo que había costado legalizar el vehículo me dijo que no le habían pedido nada, verificaron la validez de la Carta Verde y ya está. Sabíamos de otras personas que sí habían tenido que pagar otros 9 ó 10 euros por el coche; tuvimos la suerte de que no nos tocara, o bien han cambiado los requisitos. A apenas diez kilómetros de la frontera se encuentra la ciudad de Edirne, fuera de los típicos circuitos turísticos por Turquía. Es la antigua Adrianopolis fundada por el emperador romano Adriano en el siglo II, los turcos la rebautizaron como Edirne y la hicieron capital del imperio durante casi cien años, antes de la conquista de Constantinopla. Paseando por sus calles, ya con un sabor muy diferente al de las ciudades griegas, se disfruta de las mezquitas y de las teterías. Nos fuimos...