Ko Chang

Ko Chang

Ko Chang o el paradigma de la inactividad 4 de agosto de 2007 Todo viaje que se precie a Tailandia ha de incluir una visita a alguna de sus paradisíacas islas tropicales. Cada vez es más difícil dar con una playa «Robinson Crusoe» y, para que autoengañarse, para pasar unos días relajado mejor será una playa en la que al menos un par de chiringuitos ofrezcan zumos de frutas tropicales, cerveza fría y pescado y marisco a la brasa. Desde la primera semana con Yosko y Laura ya habíamos decidido que iríamos los últimos tres o cuatro días a Ko Chang, una isla bastante grande cerca de la frontera con Camboya y no muy lejos de la capital. Ko Chang es la isla principal de un archipiélago declarado Parque Nacional y su acceso es muy rápido y sencillo desde la costa de la provincia de Trat (ferry ida y vuelta con vehículo 120 bahts, menos de 3 euros). Nuestra primera idea fue la de dirigirnos a una de las pequeñas islas que rodean Ko Chang, pero el abusivo aumento de los precios de los hoteles, que aprovechan que son pocos para forrarse, y el hecho de que estábamos en plena época de monzón nos hizo conformarnos con buscar unos tranquilos bungalows en la costa oeste de la gran Ko Chang. Allí llegamos en ferry una mañana después de pasar una noche en la ciudad de Trat esperando, sin resultado, que la infección de oídos de Laura remitiera; embarcamos la furgoneta y en media hora llegamos a la isla bajo un cielo gris amenazador. Para llegar a nuestro destino, Hat...
El mar de Andamán

El mar de Andamán

El mar de Andamán, naturaleza caprichosa 29 de junio de 2007 El día que dejamos Malasia fue muy largo e intenso, comenzó con una visita a la mezquita de Alor Setar, ciudad malaya a unos cuarenta kilómetros de la frontera. La breve visita nos permitió estar enseñando los papeles a las autoridades malayas antes de las diez de la mañana, y, como todo en este país, salir fue sumamente sencillo, primero sellar los pasaportes y luego el Carnet de Passage. Unos pocos metros más adelante la cosa cambiaba mucho, ante nuestros ojos se hallaba una frontera bastante caótica, con mucha gente, coches y policías, uno de ellos nos señaló un aparcamiento para que dejáramos el vehículo mientras realizábamos los trámites. Estuvimos casi dos horas allí, primero sellamos los pasaportes, el personal tailandés es antipático y serio si lo comparas con el de sus vecinos del sur; bastante más amables son en costums donde tuvimos que rellenar un par de papeles, sólo nos daban permiso para estar un mes en Tailandia con el coche, pero según ellos podríamos ampliarlo fácilmente hasta medio año en cualquier oficina de aduanas del país. Mientras yo chequeaba las agencias de seguros Rafa retiró dinero de un cajero automático, como comprobaríamos los meses siguientes la red de cajeros en este país es abrumadora, al igual que la de 7 Eleven, superando a la de Malasia. Contratamos un seguro a terceros para tres meses por unos doce o trece euros y emprendimos rumbo norte hacia la costa de Andamán. Sabiendo que el combustible es aquí más caro que en Malasia llenamos el depósito antes de entrar,...