por aunmaslejos | Sep 26, 2014 | Crónicas destacadas, India |
Templos Tibetanos Julio de 2006 Dejábamos la verde Cachemira para adentrarnos en la aislada y recóndita región de Ladakh, áspera y estéril, salvo por los oasis que se forman en los fondos de los valles, donde también se agrupan las poblaciones. Ladakh es una tierra refugio para el budismo, una tierra refugio para los tibetanos y un lugar donde su fuerte identidad cultural puede seguir creciendo. Es difícil decir cuantos templos existen en Ladakh, algunos son tan inaccesibles que tienes que andar varios días para llegar a ellos, otros, sin embargo, son un reclamo turístico, perdiendo así parte de su esencia. Los Chorten marcan los caminos de acceso a los templos, Ladakh está lleno de ellos, algunos permanecen en pie desde hace siglos. Son el equivalente tibetano de las estupas y en realidad están presentes en toda la cordillera del Himalaya, marcando también la ruta de peregrinos y monjes. La finalidad original de estas construcciones era la de acoger los cuerpos de santos o reyes y su arquitectura simboliza los cinco elementos de la tierra, la base cuadrada los cuatro puntos cardinales de la tierra, la cúpula hemisférica justo encima simboliza una gota, de donde emerge una espiral cónica de trece parasoles, símbolo del fuego, la luna en cuarto menguante el aire y el círculo solar, el espacio. En nuestro camino encontramos cientos de Chorten de todos los tamaños y algunos de ellos verdaderamente lejanos. Compañeras inseparables de los chorten, apiñadas unas encima de otras, son las piedras de Mani, talladas en Sánscrito con lecturas sagradas, algunas de ellas incluso coloreadas en bonitos colores. En algunos de los templos que visitamos...