Templos Tibetanos de Ladakh

Templos Tibetanos de Ladakh

Templos Tibetanos Julio de 2006 Dejábamos la verde Cachemira para adentrarnos en la aislada y recóndita región de Ladakh, áspera y estéril, salvo por los oasis que se forman en los fondos de los valles, donde también se agrupan las poblaciones. Ladakh es una tierra refugio para el budismo, una tierra refugio para los tibetanos y un lugar donde su fuerte identidad cultural puede seguir creciendo. Es difícil decir cuantos templos existen en Ladakh, algunos son tan inaccesibles que tienes que andar varios días para llegar a ellos, otros, sin embargo, son un reclamo turístico, perdiendo así parte de su esencia. Los Chorten marcan los caminos de acceso a los templos, Ladakh está lleno de ellos, algunos permanecen en pie desde hace siglos. Son el equivalente tibetano de las estupas y en realidad están presentes en toda la cordillera del Himalaya, marcando también la ruta de peregrinos y monjes. La finalidad original de estas construcciones era la de acoger los cuerpos de santos o reyes y su arquitectura simboliza los cinco elementos de la tierra, la base cuadrada los cuatro puntos cardinales de la tierra, la cúpula hemisférica justo encima simboliza una gota, de donde emerge una espiral cónica de trece parasoles, símbolo del fuego, la luna en cuarto menguante el aire y el círculo solar, el espacio. En nuestro camino encontramos cientos de Chorten de todos los tamaños y algunos de ellos verdaderamente lejanos. Compañeras inseparables de los chorten, apiñadas unas encima de otras, son las piedras de Mani, talladas en Sánscrito con lecturas sagradas, algunas de ellas incluso coloreadas en bonitos colores. En algunos de los templos que visitamos...
Ladakh o el pequeño Tíbet

Ladakh o el pequeño Tíbet

Ladakh, el pequeño Tíbet 14 de julio de 2006 Sin duda alguna elegir Ladakh como primera etapa en nuestro periplo por la India ha sido una elección acertada, remanso de paz, tranquilidad y despoblación es todo lo contrario de lo que nos podemos encontrar en el resto del país. Hacía ya muchos años que habíamos oído hablar del Pequeño Tíbet, reducto de la cultura budista abierto al turismo a mediados de los años setenta, era uno de esos lugares con los que soñábamos desde antes de comenzar el viaje. La elección no fue a la ligera, llegábamos a la India en pleno verano, con el monzón arreciando en todo el país, y teníamos el honor de volver a contar con la compañía de nuestra incondicional Laura, que finalmente se había decidido a pasar un mes con nosotros en la India. Le habíamos prometido un viaje por tierras budistas con el Himalaya como telón de fondo. Penetramos en este pequeño paraíso por el oeste, por la carretera que parte de Srinagar, corazón de Cachemira. Ya pasado el alto del Zoji La comenzaron a aparecer rasgos más orientales y fue en Mulbek donde vimos el primer buda escavado en la roca protegido por un pequeño templo. También fue en este punto donde vimos a los primeros turistas, un grupo de italianos que viajaban en autobús. Ya teníamos ganas de dejar atrás el Islam y sumergirnos del todo en el Budismo, así fue para Rafa, que desapareció con la cámara de fotos y vino con un reportaje completo del único monje que guardaba el templo. Nos habíamos despedido de las lluvias, en Ladakh nos acompañaría siempre...