Los dos mil lagos de Chitwan

Los dos mil lagos de Chitwan

Los dos mil lagos de Chitwan 21 de octubre de 2006 Tras el safari en elefante regresamos al hotel y esa misma noche comentamos con el manager nuestra intención de hacer un ‘jungle walk’, o caminata por la selva, de medio día. Nuestra primera conversación no debió ser muy clara porque ahora el hombre comentaba que si queríamos caminar por la selva al día siguiente teníamos que comprar de nuevo una entrada de 500 rupias, cuando yo sigo completamente convencida de que él me explicó todo lo contrario, el caso es que no podíamos seguir con nuestros planes al menos que pagásemos otras 1000 rupias. Como no estábamos nada convencidos y Rafa ya había practicado con la moto que Riki había alquilado el primer día, decidimos que nos alquilaríamos otra moto el segundo día y nos iríamos los cuatro a los Dos Mil Lagos a ver cocodrilos. Esa noche antes de dormir nos veríamos la penúltima película juntos en su habitación, bueno, esta vez sólo la vieron Rafa y Riki porque nosotras nos quedamos dormidas enseguida. Ya antes de haber llegado a Chitwán, varias horas antes, una idea se estaba fraguando en el cerebro de Riki, si alimentábamos a los cocodrilos con algún suculento manjar seguro que veríamos decenas de ellos, un par de kilos de pollo fresco seguro que les atraerían irremediablemente. Por la mañana, tras el desayuno, Rafa se fue con Riki a por la moto, estaba más feliz que una perdiz con su juguete nuevo. Rápidamente preparamos las mochilas y partimos hacia la nacional, en el pueblo pararíamos a comprar provisiones como plátanos y tomates para...
Parque nacional de Chitwan

Parque nacional de Chitwan

Nadando con elefantes en Chitwan 20 de octubre de 2006 Muchos son los lugares y las personas en Nepal que anuncian Nagarkot como el mirador del Everest, pero, tal y como nos imaginábamos, está lejos de la realidad, si se puede ver desde allí es con un catalejo potente en un día muy claro, y siempre será un pequeño punto en el horizonte. Definitivamente el que quiera ver el techo del mundo tiene que sumergirse en un trekking de 7 a 21 días, el más corto incluiría un vuelo ida y vuelta Katmandú-Lukla con un trekking de siete días y el más largo comenzaría con un viaje en autobús hasta Juri y un trekking de tres semanas ida y vuelta, entre ambas posibilidades hay opciones intermedias. Partimos de la capital temprano, según lo previsto, Riki y Bego fueron muy puntuales, una vez les recogimos fuimos siguiendo las indicaciones del mapa de la guía para salir de la ciudad en dirección a Bakhtapur, que se encuentra a medio camino hacia Nagarkot. Aunque no eran más de las ocho el tráfico ya era intenso a las afueras y nos costó un poco salir, en realidad parecía que nunca lo haríamos, barrios y arrabales se extienden los primeros diez kilómetros y seis después ya aparece Bakhtapur. Ese primer tramo pertenece a la carretera que une Nepal con Tíbet, el segundo es una carretera zigzagueante que recorre otros dieciocho kilómetros hasta el pueblo de Nagarkot, situado a unos 2.000 metros de altitud. Es un trayecto muy agradable y muy lento, así que da tiempo de sobra a disfrutar del paisaje, en esta época...
El Terai

El Terai

La llanura tropical de Terai 25 de agosto de 2006 Como entre otros muchos países, un río conforma la frontera natural entre la provincia India de Utaranchal y Nepal, en el extremo suroccidental del país de los Himalayas. Un robusto puente separa ambos países, desde el lado indio se divisa una espesa jungla, cubierta de amenazadoras y espesas nubes, el monzón seguirá siendo nuestro compañero de viaje aún por un tiempo. La frontera nepalí es cochambrosa, hacemos todo el papeleo en un par de improvisadas chozas, mientras la furgoneta nos espera entre barro y piedras, pero los trámites son muy correctos, no notamos corrupción alguna y hasta empezamos a notar la diferencia entre el carácter nepalí y el hindú. Estamos en la provincia de Terai, la franja sur del país que limita con India, una región tropical, marcada por los interminables arrozales, otros campos de cultivo, ríos abundantes y caudalosos y la inhóspita y omnipresente jungla. Es otro mundo diferente a India, sólo llevamos recorridos varios kilómetros y ya encontramos sustanciales diferencias con el gigante vecino, diferencias maravillosas, por otro lado. En primer lugar el tráfico, apenas hay coches en Nepal y los que hay se aglutinan en Katmandú, pero en nuestro paso por Terai apenas encontramos más que algún camión, algún autobús repleto de gente y alguno que otro en bicicleta, nada más, conducir vuelve a ser agradable, después del infierno en India, no hay gente, salvo las familias que vemos a nuestro paso, alojadas en las humildes casas de adobe. Paramos a comer en la carretera, junto a un prado, podríamos quedarnos a dormir aquí, en realidad...