Las cuevas budistas de Longmen

Las cuevas budistas de Longmen

Las cuevas budistas de Longmen 17 de septiembre de 2007 Cogimos el tren en Xi´an a las 8 de la mañana, nuestro destino era Luoyang, la ciudad que nos serviría de base tanto para ir a las cuevas de Longmen como al Templo Shaolin. De nuevo cogemos asiento duro, pero esta vez matutino, por lo que es bastante más cómodo, tardamos 6 horas en llegar a Luoyang. Durante el trayecto Jorge y yo conocemos a un chino que nos enseña algunas palabras, también nos hace ver que por mucho que regateemos en los bazares siempre vamos a pagar más que un chino. Hay poca, por no decir casi nula, oferta hotelera en Luoyang, una ciudad con un pasado glorioso y un presente algo decadente, la típica ciudad Han con casi siete millones de habitantes y donde impera el hormigón. El hostal que encontramos se encuentra en un anodino edificio, en la segunda planta, el vigilante de la entrada hace de todo menos vigilar. Hay una recepción triste con una sala de estar con suelos de cuero y un exagerado sofá imitación cuero, unas flores de plástico rellenan unas estanterías de cristal vacías, el cuadro es bastante dantesco. Tras instalarnos y comer un arroz cogeríamos el autobús hasta las cuevas de Longmen, distantes 18 Km. Las cuevas se ubican en una montaña a la vera del río Yishui, este fue el lugar que se eligió para horadar y crear cientos de grutas y esculpir otros tantos miles de relieves budistas. El peso de los años y el espolio hace visible la precariedad de algunas de las cuevas y relieves, otros,...
Pingyao, joya oculta

Pingyao, joya oculta

Pingyao, la joya oculta 13 de septiembre de 2007 Viaje nocturno Beijing-Pingyao: Realizaríamos el trayecto en 11 horas, 11 horas de infierno. No habíamos conseguido una litera y la taquillera nos vendió billetes en butaca dura con número de vagón y asiento; descubriríamos así la China más auténtica, la de los cientos de millones de chinos pobres. En un principio el viaje fue civilizado, pero a medida que parábamos nuestro vagón, el número 11, se iba llenando de gente. Todos los asientos estaban ocupados por lo que los nuevos pasajeros ocupaban los pasillos, o bien sentados o de cuclillas, incluso tumbados, la gente fumaba y comía sopa de noodles en cualquier sitio, poco importaba. A medida que pasaba el tiempo y aquello se iba llenando más y más, a las madres no les daba tiempo a llegar al baño, una verdadera odisea todo sea dicho, y los niños no tenían más remedio que hacer pis donde les pillara. El aire acondicionado o bien nos congelaba durante media hora o bien se paraba otras dos, teniendo en cuenta que sólo unas pocas ventanas podían abrirse los olores humanos de distinta índole se iban acumulando. Jorge y Rafa se fueron de excursión a segunda clase, la mayoría de las literas estaban vacías pero el intento de cambiarnos de vagón fue en vano, las revisoras insistían en que no quedaban plazas, se supone que sino habríamos podido cambiarnos pagando la diferencia de tarifa. Lo mejor era pasar el menor tiempo posible en nuestro vagón y así fue como nos instalamos en el vagón restaurante, que separaba el nuestro de la segunda clase;...
Patrimonio de Pekín

Patrimonio de Pekín

Palacios, templos y parques de Pekín Septiembre de 2007 Pasaríamos cinco días en Pekín por lo que tendríamos tiempo de sobra para visitar los múltiples lugares históricos de la ciudad y alrededores, incluida una porción de la Gran Muralla China. Una de las primeras mañanas iríamos andando hacia la Ciudad Prohibida, anexa a la Plaza de Tian´anmen, caminando en esta ciudad uno se percata rápidamente de lo inabarcable que resulta, las avenidas son anchísimas y las manzanas son enormes. Pekín es una ciudad enorme (la superficie de todo su municipio iguala la superficie de Bélgica), ante este panorama descubrimos los taxis, que resultarían imprescindibles y bastante económicos. Al llegar a uno de los grandes accesos a la Ciudad Prohibida observamos las hordas de gente que tenemos delante, al entrar comprobamos que está abarrotado, el rojo domina todos los jardines, pasillos y pabellones de la ciudad, se nota la profunda limpieza de cara que está sufriendo, sin duda motivada por las inminentes olimpiadas del 2008. Desde luego todo el complejo es enorme y sería necesario un día entero para visitar todo, cada pabellón dispone de una zona abierta, los tejados típicos de la arquitectura china dan una sombra que todos buscamos con afán. Hay largos pasillos que comunican los distintos lugares del complejo, un rojo chillón pero agradable continua siendo el protagonista, también encontramos en nuestro camino muchos relieves y estatuas de bronce que representan distintos animales míticos en la cultura china, leones, garzas, tortugas, dragones o fénix son algunos de ellos. En los pabellones se exponen mobiliarios, armas y demás objetos usados por los distinguidos habitantes de la ciudad. Nosotros...
Macao, legado portugués

Macao, legado portugués

Macao, legado portugués 22 de agosto de 2007 Nada mejor que comenzar un viaje a China por aquellas ciudades con sabor a Oriente y Occidente, pasar unos días en las antiguas colonias de Macao y Hong Kong nos permitiría adaptarnos poco a poco a la inminente primera potencia del mundo. El avión de Airasia aterrizó sin suavidad alguna en el diminuto aeropuerto de Macao, en la isla de Taipa; un cielo gris monzónico nos daba la bienvenida, estábamos en plena época de tifones, en esos días Taiwán, Japón y Filipinas lo estaban viviendo. Un rápido control de pasaportes nos confirmó la situación de excepción que vive Macao, pertenece a China pero mantiene cierta autonomía en muchos ámbitos hasta el año 2049, en el que pasará a formar íntegramente parte de China. Para nosotros este hecho se tradujo en un nuevo sello en el visado, al que seguiría el sello de salida, los de entrada y salida a Hong Kong y los homólogos chinos, lo menos tres o cuatro hojas del pasaporte. Un moderno autobús con mensajes en chino y portugués nos llevó hasta el centro, abandonándonos junto a un extravagante parque temático con maquetas gigantes de los monumentos del mundo, con pirámides y canales venecianos incluidos. Otro autobús nos llevó hasta el centro histórico, descendimos en el Largo do Senado y desde allí caminamos hasta la Rua da Felicidade donde se encuentra la San Va Hospedería. Cuando subimos las oscuras escaleras de la posada el olor a humedad y la madera carcomida y repintada de un verde chillón no nos amedrentan, nos llaman la atención unas fotos en la entrada, que muestran que una película titulada...