Jerusalén

Jerusalén

Jerusalén, la ciudad sagrada 21 de noviembre de 2005 Nos levantamos muy pronto ese día, de nuevo en el Monte Nebo, pero esta vez no visitaríamos Madaba, esta vez iríamos a una de las ciudades más importantes de la historia, Jerusalén. Estábamos apenas a 40 km, pero aunque la distancia era ridícula, en otros muchos aspectos, la distancia iba a resultar enorme. Dejamos la furgoneta en un parking de la frontera jordana y tras los trámites necesarios cogimos un autobús durante unos kilómetros. Ya casi llegando al borde Israelí (o Palestino, según quién te cuente la historia), unos hombres subieron a pedir los pasaportes y se bajaron a un chaval que estaba al lado nuestro. Tardó unos diez minutos en volver, subió perplejo, era de Madrid, nos comentó que le habían preguntado si trabajaba en un circo, ya que otro chico había denunciado a un taxista y la única información que tenían de él era su ocupación circense. Una curiosa anécdota, que sirvió para conocer a Santi, sin duda un buen fichaje, lo que llamaríamos uno de los nuestros, y que estuvo con nosotros los tres días que estuvimos en la ciudad santa.  Al llegar a la frontera israelí ya se puede notar quién tiene el poder. Los equipajes pasan exhaustivos reconocimientos, al igual que las personas, que están obligadas a pasar por una especie de desinfección a base de aire, supongo que con algún componente químico. Casi todo el personal fronterizo era muy joven, cumpliendo el servicio militar, que en Israel es de tres años para los hombres y dos para las mujeres no casadas, obligatorio, por supuesto....
Madaba y el Monte Nebo

Madaba y el Monte Nebo

Madaba y el Monte Nebo 31 de octubre de 2005 Dejamos una caótica Amman, una ciudad con múltiples colinas y cuestas, pero muy bien señalizada; desde luego no era tan caótica como Damasco. Sólo habíamos venido para inscribirnos en la Embajada Española, así que apenas tuvimos tiempo de visitarla. Ya la veríamos a la vuelta. Cogimos la autopista y a los pocos kilómetros nos desviamos hacia nuestro siguiente destino, Madaba. El camino discurría entre valles fértiles, el paisaje era accidentado. Pasamos Madaba y fuimos hacia el cercano monte Nebo, (Siyagha en Árabe), ya era algo tarde para visitar la ciudad. Aparcamos junto al monasterio del monte, había algunos autobuses turísticos aparcados, y una camioneta llena de soldados. Fuimos a preguntarles si era posible dormir allí y, aunque pusieron unas cuantas trabas, finalmente accedieron. Nos comentaron que ellos iban a estar toda la noche allí, siempre vigilan el monasterio, ya que tiempo atrás algunas personas lo habían «atacado», suponemos que por ser un lugar de culto para el pueblo Judío. Al terminar de comer vimos como uno de los militares intentaba arrancar su furgoneta, nos comentó que tenía un problema eléctrico. Le ayudamos y en apenas diez minutos se solucionó el problema, para que más, nos convertimos en invitados de honor y además conocimos a un chico que vivía en el monasterio y que hablaba italiano, nos comentó que al día siguiente nos enseñaría el museo del interior. Al levantarnos por la mañana ya se había hecho el relevo de guardia, pero aún así nos saludaron, los anteriores les habrían dicho que les habíamos ayudado. Camino del monasterio vimos el...