El reino de Elam

El reino de Elam

El reino de Elam 5 de marzo de 2006 Las despedidas no deberían existir, la nuestra con la familia kurda de Kermanshah fue triste, nos hubiera gustado quedarnos más e incluso en este momento aún pensamos en volver para darles una sorpresa, pero las distancias tan enormes de este país y la corta duración del visado nos echan para atrás. Esa mañana nos dimos una buena paliza hasta llegar a Shush, la ciudad que alberga el zigurat de Choga Zambil, recorreríamos alrededor de 400 km (iraníes claro), hasta llegar a un destartalado puesto de control a 20 km del zigurat. Pero el trayecto mereció la pena, en un principio atravesamos parte de la provincia de Lurestan, en la que vive la mayoría de la etnia Lur de Irán, que sólo representa el 2% de la población pero son muy respetados ya que están considerados como uno de los linajes arios más antiguos, descendientes directos de los Medas. Después atravesamos la provincia de Khuzestan, una de las más calurosas de Irán y con muchos km fronterizos con Irak, durante mucha parte del trayecto lo único que nos separaba del país vecino era la extensa cordillera de los Zagros, que comienza en Turquía y acaba en el golfo pérsico. El paisaje que recorríamos estaba dominado por anchos y desérticos valles, con montañas agrietadas y escasa vegetación aunque mucha agricultura, gracias al río Karun, que irriga toda la provincia. Nos desviaríamos 400 km para visitar el zigurat y el yacimiento vecino de Susa, para volver sobre nuestros pasos camino de Isfahán. Por la noche un grupo de policías del puesto de control...
Kermanshah y la familia Kurda

Kermanshah y la familia Kurda

Kermanshah y la familia Kurda 3 de marzo de 2006 Qom nos había dejado un sabor agridulce y cambiamos de aires dirigiéndonos hacia el oeste, camino de Hamadán (la antiquísima Agbatana), una de las ciudades más frías del país. Sin saber muy bien si el rumbo que llevábamos era el correcto salimos de la ciudad por una comarcal, difícil de identificar en nuestro mapa, pero que resultó ser la más adecuada. Pasamos junto a extensas plantaciones y pequeños pueblos donde la gente se quedaba pasmada a nuestro paso, fue aquí donde recibimos las únicas precipitaciones en toda nuestra estancia en Irán. En vez de llegar hasta Hamadán nos desviamos en un cruce que indicaba a las Cuevas de Ali Sadr, recordábamos haber leído algo sobre ellas en la guía y no dudamos en ir a visitarlas. El termómetro de la furgo marcaba cada vez menos grados y la nieve estaba de nuevo junto a la carretera, el síndrome Ankara casi nos hace retroceder, pero superamos nuestros miedos y llegamos hasta nuestro destino. En el último kilómetro un zorro cruzó la carretera y se dejó ver durante varios segundos, con su enorme cola roja y las orejas puntiagudas. El aparcamiento de las cuevas es un recinto vigilado y cerrado, el guarda nos dijo que ya no se podían visitar y que debíamos esperar hasta el día siguiente pero que podíamos pernoctar allí si queríamos; esa noche la temperatura cayó en picado casi hasta cero grados. Por la mañana fuimos a la entrada, el guardia del aparcamiento nos había comentado que la entrada costaba ocho euros para los turistas, no nos...
Teherán

Teherán

Anarquía en Teherán 1 de marzo de 2006 Tras nuestra estancia en la provincia de Semnan nos dirigimos hacia Teherán pero el cansancio nos hizo detenernos de noche junto al parking de un cochambroso hotel cuando nos quedaban 70 kilómetros para llegar a la capital. Teherán es una inmensa ciudad unida a otras poblaciones en una conurbación que se extiende durante kilómetros y kilómetros, como cualquier otra macro urbe del planeta es muy difícil de determinar la población que tiene, que podría andar entre los 10 y los 18 millones de habitantes. Nosotros entramos en la ciudad con la intención de aparcar alejados del centro y coger un taxi que nos llevara al museo nacional, pero como un servidor es muy osado intenté llegar hasta el propio museo, pero a medida que nos íbamos acercando desistimos, vencidos por el caos que nos rodeaba, decenas de motos pasando a 1 centímetro de la furgoneta, semáforos inexistentes en los cruces, por los que pasan desde peatones jugándose el tipo, hasta otras personas portando enormes carros repletos de mercancías, esquivando a los demás coches, todo culminado con un ruido ensordecedor. Salí como pude y aparqué no sé muy bien donde, en cuanto bajamos de la furgoneta no tuvimos ni que buscar un taxi, enseguida un hombre nos llamó desde su coche, diciendo que era un taxi, en realidad no tenía ninguna señal que así lo indicase, pero ya habíamos leído que mucha gente trabaja con su coche particular llevando a gente de un lado para otro. El taxista resultó un chaval agradable, que hablaba bastante aceptablemente inglés, así que tuvimos una amena...
Provincia de Semnan

Provincia de Semnan

La provincia de Semnan, ruta caravanera 28 de febrero de 2006 Un tanto decepcionados con la visita a los montes Alborz emprendimos camino hacia la provincia de Semnan. La carretera discurría de nuevo entre montañas y llanuras fértiles, era una comarcal y se notaba en el poco tráfico de coches. Llegando a la capital, también llamada Semnan, nos desviamos hacia Damghan, otra de las ciudades importantes que dista ciento once kilómetros de Semnan. En el camino hay dos antiguos caravansaray de la Ruta de la Seda, que desde las ciudades de Bujara y Samarcanda en Uzbekistán atravesaba Turkmenistán hacia Persia, el trazado de la autopista donde nos encontrábamos sigue el mismo camino. El primero de ellos se encuentra a cuarenta kilómetros de Semnan, lo vimos de lejos junto al otro sentido de la autopista, pensamos que sería un lugar perfecto para pasar la noche. Aparcamos junto a un barracón que parecía pertenecer a la policía, dimos un paseo para ver mejor la edificación y luego nos acercamos a preguntar si era un buen lugar para dormir. Un chico nos contestó que sí, que aparcásemos donde quisiéramos, así lo hicimos sin embargo al cabo de una hora se acercó un policía y nos comentó que mejor aparcásemos al otro lado de la autopista, junto a las dependencias de la Luna Roja Creciente, el servicio de emergencias. Obedecimos un poco contrariados por tener que mover la furgo, y al llegar allí se desencadenaron una serie de escenas con el personal de emergencias que desembocaron en: 1) la furgoneta aparcada en su aparcamiento bajo llave y 2) Rafael y Silvia en una...
Qazvin

Qazvin

Qazvin: la hospitalidad persa 25 de febrero de 2006 Íbamos camino del Mar Caspio por la carretera que unía Ardabil con Astara, en la frontera con la república de Azerbaiyán. Al pasar un túnel de montaña se abrió un gran valle desde donde se divisaba el Mar-Lago. A medida que bajábamos por la carretera veíamos algunos aparcamientos llenos de gente que comía o incluso tenía plantada la tienda de campaña, nosotros también paramos a comer algo y a disfrutar de las vistas. Al llegar a las orillas del Mar Caspio el paisaje cambio radicalmente, de las altas montañas de Azerbaiyán pasamos a los extensos arrozales, una calima intensa lo cubría todo y el aire era caliente, muy pesado. La verdad sea dicha, no había unas vistas muy bonitas, el mar ni siquiera lo veíamos y los pueblos que pasábamos no eran precisamente atractivos, casas destartaladas y mucha basura a ambos lados de la carretera. Estuvimos conduciendo durante un par de horas sin que variase mucho el ambiente hasta que llegamos a Bandar-e-Anzali, una de las ciudades más importantes del Mar Caspio, estaba un tanto desolado todo, aparcamos en un hotel y pedimos permiso para dormir. A la mañana siguiente por fin pudimos ver el Mar Caspio que bueno, no tiene nada de especial, por lo menos en esa zona. Nos dirigimos hacia Rasht, con el único interés de comprar Caviar en alguna pescadería, pero el caótico tráfico nos hizo desistir. La salida de Rasht fue como jugar a una maquinita de coches, en Irán conducir es sinónimo de jugarse la vida, nunca se sabe qué pueden hacer los conductores,...
Tabriz y Ardabil

Tabriz y Ardabil

Tabriz y Ardabil: El noroeste de Irán 21 de febrero de 2006 A pesar de que el paso de la frontera había sido fácil siempre nos encontramos un poco aturdidos y perdidos cuando pisamos por primera vez un país, y en este caso más. Se oyen tantas cosas de esta nación, casi todas negativas, que a uno le entran muchas dudas. Arrancamos y descendimos por una larga rampa que llevaba directamente a Bazargán, el pueblo fronterizo, enseguida se nos acercaron varios hombres para ofrecer diferentes objetos o cambiar dinero, dinero no necesitábamos porque habíamos cambiado en el banco de la frontera cincuenta dólares, lo que sí nos hacía falta era un mapa más manejable que el que teníamos, sólo nos costó tres dólares y por ahora nos está dando buenos resultados. Dejamos atrás Bazargán, con sus bancos, sus hoteles y su muchedumbre agolpada en la carretera, la siguiente población importante es Maku, a unos veintiocho kilómetros de la frontera. El lugar era un hervidero de gente, los puestos se agolpaban en las calles y las mujeres iban y venían de uno a otro, nos recordó mucho a Siria. En la primera gasolinera al salir nos paramos para repostar, sabíamos que el gasóleo es baratísimo en Irán y que no se encontraba en todas las estaciones de servicio, este fue el caso. Mientras el encargado nos hacía un gesto de que nos fuéramos un hombre se paró con su coche y nos invitó a seguirle a otra gasolinera, así lo hicimos durante unos cuantos kilómetros. El hombre hablaba inglés y se presentó como guía para turistas, comentó que en algunas...