La tragedia de Bam

La tragedia de Bam

La tragedia de Bam 6 de abril de 2006 En esta ocasión la caprichosa naturaleza jugó despiadadamente con la pequeña ciudad de Bam, un oasis al sur del gran desierto de Dash-e Lut, en la provincia de Kermán, resulta cruel que el cartel de bienvenida de la ciudad, con la imagen de la gran ciudadela de adobe continúe en pie, un símbolo de que la esperanza es lo último que se pierde. Kasem es nuestro retrato de la tragedia, mientras charlamos cordialmente con dos de sus hijos Silvia se percata de la ausencia de la esposa, quizá deberíamos de haber intuido una respuesta que nos deja fríos, sin saber qué decir ni cómo actuar, tanto su mujer, como una hija y cinco hermanos murieron el día que tembló la tierra, después, con un nudo en la garganta, no puedo dejar de mirarle, observa la televisión pero con mirada ausente, no se le ve con ganas de seguir aunque está sereno y en ningún momento deja de sonreírnos, para él todo está claro, mira al cielo y nos nombra a Alá, fue su voluntad. ¿A qué se agarra una persona cuando en cuestión de minutos pierde todo por lo que ha luchado en toda su vida?, en este caso la respuesta es clara, sólo a Dios, pero la tragedia no sólo se queda en el terremoto, mientras cenamos nos muestra las fotos de un hijo y un hermano, ambos muertos en la guerra Irán-Irak. A la entrada de la ciudad hay flores a ambos lados de la calle y todo está lleno de palmeras, pero pronto descubriremos las dos caras...
Provincia de Kermán de camino a Pakistán

Provincia de Kermán de camino a Pakistán

Provincia de Kerman, camino a Pakistán 2 de abril de 2006 Bandar-e Abbas nos había dejado un amargo sabor de boca y no queríamos abandonar el país con esa sensación, la ciudad de Kermán y sus alrededores servirían para reencontrarnos con el Irán que más nos gustaba, el de las bellas mezquitas y los animados bazares, el de sus gentes amables y curiosas. La carretera que une ambas ciudades atraviesa de nuevo un paisaje montañoso y desértico, más árido si cabe que los anteriores, sólo algunos oasis con abundantes palmeras rompen el eterno tono ocre. Tardamos varias jornadas en realizar el trayecto, queríamos hacer un poco de tiempo antes de cruzar a Pakistán, muchos pasos de montaña estarían aún cerrados en la Autopista del Karakorum y las áreas del norte. La primera parada la hicimos a menos de cincuenta kilómetros del mar, de nuevo con nuestros amigos de la Luna Roja Creciente, ya hemos perdido la cuenta de cuántas veces nos han acogido en sus instalaciones. Esta vez no nos invitaron a comer pero antes de irnos por la mañana el jefe nos llenó el vehículo de comida: un litro de leche, dos panes, cuatro latas enormes de atún, salsa de limón para ensaladas y varias botellas de agua; hacía caso omiso a nuestro ‘ya es suficiente, no se preocupe’. La segunda parada fue en una mezquita de carretera, a menos de treinta kilómetros de Sirjan, paramos entre varios trailers con matrículas extranjeras. Una breve inspección me llevó hasta unas dependencias, como no, del servicio de emergencias, allí estaban Sadegh y Mojtaba. Esa noche no pasamos ningún momento con...
El golfo Pérsico

El golfo Pérsico

El golfo Pérsico 26 de marzo de 2006 En busca de playas exóticas donde poder bañarnos en soledad comenzamos nuestro periplo por las costas del Golfo Pérsico tras la breve parada en casa de Mehdi. El calor en esta región de Irán es insoportable, y eso que estábamos en marzo, no quiero imaginarme como debe ser en verano, seguro que se alcanzan los 50 ºC. Cuando abandonamos Mohammed Ameri eran ya las tres de la tarde, no avanzaríamos mucho ese día ya que siempre tratamos de parar antes de que anochezca. Así lo hicimos, justo antes del anochecer, junto a un puesto de nuestros archiconocidos voluntarios de la Luna Roja Creciente. Tuvimos el tiempo justo para dar un paseo hasta la playa, muy sucia por cierto, y ver allí la puesta de sol. Esa noche, cuando ya estaba preparando la cena, vinieron a buscarnos para invitarnos a cenar, judías con atún, seguramente ambas cosas de lata y mezcladas luego en la olla, pero nosotros nos comimos todo como buenos huéspedes. El pueblo de Taheri alberga los restos de un antiguo puerto de mar muy transitado en otras épocas, una gran mansión en proceso de restauración recuerda el esplendor que vivió el lugar en el siglo XIX. Pero el lugar contiene restos mucho más antiguos, los de una mezquita que previamente fue un templo sasánida y los de tumbas escavadas en las rocas y en el suelo, en algunas de ellas se pueden ver huesos humanos, nuestro guía insistió mucho en enseñárnoslas. Algunos de estos enterramientos pueden datar de épocas prehistóricas. Realizamos la visita en compañía de un guía que...
Nuestros días con Mehdi

Nuestros días con Mehdi

Nuestros días con Mehdi 24 de marzo de 2006 Nuestro paso por la ciudad costera de Bandar-e-Busherh, que sería nuestro primer contacto con el golfo pérsico, fue anecdótico, los iraníes, al igual que muchos occidentales, tienen la poco saludable costumbre de masificarse en época de vacaciones y eso es lo que encontramos en esta calurosa ciudad, cientos de familias aglomeradas junto a una línea de playa inexistente, con las tiendas de campaña apoyadas en el asfalto. Paramos unos minutos para sentarnos junto al mar, hacía muchísimo calor, observamos que había algo flotando y aunque en principio no dábamos crédito a lo que veíamos, fijando más nuestra atención nuestras sospechas se convirtieron en realidades, junto a la orilla flotaban decenas de excrementos, con un tamaño sospechosamente similar a los de la raza humana, no salíamos de nuestro asombro y a los pocos minutos de sacar nuestra conclusiones dejamos la ciudad y cogimos una comarcal que discurría paralela al mar, con la esperanza de descubrir alguna playa tranquila y solitaria. Al rato de conducir decidimos coger un camino de tierra y llegamos a una bonita playa junto a la desembocadura de un río, aunque nuestra soledad duró muy poco y empezaron a venir coches y motocicletas y fuimos de nuevo el centro de la atención aunque yo me eché la siesta, sin hacerles mucho caso. Al levantarme vi a Silvia rodeado de hombres junto a la playa, estaban asando unos pescados que habían cogido en ese mismo momento con una larga red, muy sabrosos. Luego me tocó dar mi primera clase práctica de pesca con Mehdi, que sería un maravilloso anfitrión,...
El rey Shapur

El rey Shapur

La ciudad del Rey Shapur 22 de marzo de 2006 De camino al Golfo Pérsico visitaríamos las ruinas de otra gran ciudad persa, Bishapur. Este yacimiento también se encuentra en la provincia de Fars pero en el oeste, muy cerca de la vecina provincia de Khuzestán, lo cual se hacía patente por el calor. La carretera que discurre desde Shiraz es muy bonita pero el tráfico era muy denso a causa de las vacaciones y se nos hicieron un poco pesados los 135 kilómetros. Cuando llegamos a la puerta del lugar ya eran las cinco de la tarde y, aunque aún teníamos tiempo para realizar la visita, decidimos dejarlo para el día siguiente. En una caseta de información un chico que hablaba inglés nos comentó que podíamos dormir junto al puesto de la policía que se encontraba a tan solo veinticinco metros, cruzando la carretera. Un paseo por los alrededores nos llevó en primer lugar hasta el río, flanqueado por palmeras, junto a él unas familias preparaban la cena, durante las vacaciones cogían los camiones y viajaban por todo el país, unas veinte personas por vehículo, las mujeres iban ataviadas con los trajes que usan algunas tribus nómadas, ¡lástima que no se dejaran fotografiar! Desde el río continuamos valle adentro y ascendimos por un risco hasta los restos de una fortificación, desde allí se disfruta de una hermosa panorámica de la zona e incluso se distinguen a lo lejos algunos relieves escavados en la roca en la otra orilla del río. Temprano fuimos a la taquilla, cuando ya comenzábamos a perdernos entre las piedras una pareja de chicos se...
Nowruz en Shiraz

Nowruz en Shiraz

Nowruz en Shiraz, capital de Fars y corazón de Persia 21 de marzo de 2006 Nuestra primera intención era visita Shiraz un par de días para luego pasar el Now Rooz en Persépolis, pero de nuevo se cumplió una de nuestras máximas en Irán, «cada día una sorpresa». Unos 20 km antes de llegar a la ciudad un Peugeot pasó delante nuestro y nos saludó, saludo que fue correspondido, en realidad era algo normal durante toda nuestra estancia en Irán, la sorpresa vino cuando a los diez minutos el mismo coche nos adelantó de nuevo y nos hizo señales para que parásemos, aparcando en el arcén. Del coche salió un hombre con una sonrisa de oreja a oreja, nos ofreció insistentemente que fuéramos a su casa, sin presentarse siquiera, sin pensarlo mucho aceptamos. De camino a su casa, en un pueblo a unos kilómetros al norte de Shiraz, nos preguntó si aceptábamos todas las invitaciones de desconocidos, pregunta que nos mosqueó un poco y a la que respondimos que sí, el comentó que no teníamos que ser tan confiados, no le faltaba algo de razón. Esa noche volveríamos a ser la convulsión social del pueblo, aunque sólo nos hablaba nuestro impetuoso anfitrión, que era profesor de inglés, un tanto pedante y resabido ya que nos corregía todos nuestros errores en pronunciación, pero como le dijimos, «en España se habla español», no inglés, el resto de las personas reunidas en la casa no hablaba con nosotros y se limitaba a mirarnos. A la mañana siguiente Ruallah, que era el nombre de nuestro anfitrión, nos acompañó a la comisaría de policía...