El mar negro de Samsun a Trabzon

El mar negro de Samsun a Trabzon

El mar negro, de Samsun a Trabzon 2 de febrero de 2006 Era dos de febrero y no pretendíamos entrar en Irán hasta el día veinte del mismo mes, tendríamos que tomarnos con calma esta etapa si no queríamos presentarnos en la frontera diez días antes. El principal problema es que el tiempo no acompañaba, en diez días salió el sol tres veces, la mayor parte del tiempo un cielo encapotado y lluvioso nos perseguía. Si habíamos dividido los casi cuatrocientos kilómetros que separan Samsun de Trabzon en etapas de no más de cuarenta kilómetros el primer día ya nos saltamos el plan y recorrimos casi ochenta, y llegamos a Ünye, una típica población vacacional del Mar Negro. Esa noche la pasamos en un merendero junto a una playa al oeste de la ciudad, el lugar debía abarrotarse en verano. Por la mañana nos acercamos al centro y, en vez de parar, lo atravesamos en busca de la kale que se hallaba a siete kilómetros, la lluvia provocó que al llegar al lugar los accesos estuvieran intransitables por lo que regresamos a Ünye. Un breve paseo nos sirvió para verificar lo animado del lugar, varias zonas de bazar, una gran plaza frente al mar y muchas terrazas para disfrutar de la brisa en verano. Compramos fruta y verdura y seguimos camino. No recorrimos ni veinte kilómetros, antes de llegar a Fatsa nos paramos en una gasolinera situada junto a una playa. El lugar era perfecto para pasar lo que quedaba de día, en la cafetería pudimos trabajar toda la tarde gracias a la conexión eléctrica que nos prestaron, el...
El reino de los Hititas

El reino de los Hititas

El reino de los Hititas 1 de febrero de 2006 Recorríamos la carretera que unía Ankara y Samsun camino de Hattusas, la antigua capital del reino Hitita. Durante todo el camino desde la capital el paisaje de Anatolia se repetía monótonamente, extensas llanuras repletas de nieve. Cogimos la desviación hacia Bogazköy, el pueblo donde se encontraba el yacimiento; cuando llegamos parecía desierto. Aparcamos como pudimos en la plaza, sobre un metro de nieve, estaba algo más animada; en cuanto bajamos vino un taxista, que nos ofreció recorrer el yacimiento, pero le dijimos que lo recorreríamos andando, pese a que era bastante extenso, nos regaló un mapa, para que ubicásemos todo lo que fuéramos viendo. Mientras andábamos hacia la entrada del yacimiento un chaval nos intentó vender figuras hititas, pero no consiguió nada, aunque a la salida si nos colaría una figura de un león. Hattusas se ubica sobre la ladera de una montaña y sus murallas recorren varios kilómetros en sentido ascendente, justo a la entrada hay un horroroso hotel con forma de castillo, con almenas y torreones. En la taquilla vino otro hombre algo mayor para explicarnos parte del yacimiento, llevaba trabajando en las excavaciones dieciséis años, con un grupo de arqueólogos alemanes, parecía como si quisiera ofrecerse como guía. Al comenzar a andar nos empezó a seguir a unos diez metros, con otro hombre más joven. Ni que decir tiene que no había nadie más visitando la ciudad, estaba completamente nevado y sólo se apreciaban algunas piedras que sobresalían tras la espesa capa de nieve. Visitamos el gran templo, aunque no pudimos distinguir mucho, los hombres seguían...
Amasya

Amasya

Amasya, tierra de sultanes 27 de enero de 2006 La mañana del 27 de enero el sol apareció, y se quedó, por primera vez en mucho tiempo. Esto nos animó a visitar Amasya, una pequeña ciudad a treinta kilómetros de la nacional que une Samsun con Ankara, a menos de dos horas del mar Negro. Tal vez fuese por el buen tiempo o tal vez porque era viernes, el caso es que la ciudad rebosaba actividad por todos los rincones. Nos introdujimos en el fluir de gentes de un lado para otro, y recorrimos gran parte de sus calles antes de la hora de comer (nuestra hora de comer, porque algunos turcos ya habrían acabado la digestión). En el Atatürk Bulvari, la gran arteria de la ciudad, se mezclaban vendedores de todo tipo con mujeres y hombres que, como nosotros, parecían andar sin rumbo fijo. Había cola en todos los expendedores de dinero y las tiendas de móviles parecían a pleno rendimiento, ésta es la Turquía de la Unión Europea, la que hemos visto por todas partes, desde el Kurdistán hasta la frontera griega. Nuestros pasos nos llevaron hasta la gran mezquita Sultán Beyazit II cuya visita dejaríamos para el día siguiente, y de allí al río, al lugar perfecto para iniciar el regreso a la furgoneta. Las casas de madera se extendían a lo largo de medio kilómetro por la orilla opuesta, un bonito paseo peatonal permitía disfrutar de las vistas; aquí nos encontramos con la estatua de Estrabón, el historiador, y de más de una decena de sultanes que habían dejado huella en la ciudad. No podíamos...
Mar Negro occidental

Mar Negro occidental

El mar negro, de Amasra a Samsun 18 de enero de 2006 Amasra es la población más bella del oeste del Mar Negro, y una de las más animadas en invierno. Restaurantes, bares, hoteles y hasta un mercadillo de artesanos se encontraban abiertos la tarde que arribamos a su puerto. Y allí mismo, junto a la fortaleza, nos quedamos dos días con sus respectivas noches. Seguramente en verano nos hubieran dicho que aparcásemos en otro lugar, pero el invierno transforma los pueblos costeros, haciéndolos más hospitalarios para los vehículos. Esa tarde el tiempo estaba desapacible, a pesar de ello se nos había dado bien la carretera y habíamos tardado muy poco en llegar. El paseo vespertino desembocó en un internet café, antes de abandonar Amasra actualizaríamos la web allí mismo. La mañana del 18 de enero el sol nos regaló magníficas temperaturas para visitar la ciudad, nos hicimos ilusiones de que quizás el tiempo nos iba a tratar así de bien en nuestro recorrido por el mar Negro. Nos dimos un largo paseo por el pueblo, entre las dos playas un pequeño itsmo se adentra en el mar, allí se encuentra la ciudad vieja a la que se accede por un puente con capacidad para un único vehículo. La parte más bonita se encuentra antes de cruzar dicho puente, subiendo alguna de las calles que llevan hacia la fortaleza. Allí un niño muy simpático nos enseñó algunos escudos bizantinos y un mirador en lo alto de la muralla, interrumpiendo su juego con un balón. Fue durante este paseo que conocimos a otro turco enamorado de una española, debe estar...
Arquitectura otomana en Safranbolu

Arquitectura otomana en Safranbolu

Arquitectura otomana en Safranbolu 17 de enero de 2006 El tiempo no parecía mejorar, aunque lo peor estaba aún por llegar al final de esa semana. Y así, con esa lluvia que nos acompañó cada día durante la visita de Jorge y Carlos, nos despedimos de Estambul. Del aeropuerto regresamos sobre nuestros pasos hasta una de las desviaciones que lleva a la autopista, çevreyolu en turco. No tardamos en llegar al puente que separa Asia de Europa y de nuevo cambiamos de continente, esta vez un poco tristes, ahora si que no sabíamos cuando recibiríamos la próxima visita. Safránbolu, nuestra siguiente parada en el camino, se encuentra a unos 390 kilómetros de Estambul. Era demasiado tarde para recorrerlos esa tarde, y además no recordábamos lo pesada que se hace la carretera hasta Izmit, a tan sólo 50 kilómetros de la gran metrópoli. En una estación de servicio cercana a esa localidad paramos a dormir, aunque parecía muy segura un guardia de seguridad nos hizo movernos cerca del acceso al restaurante a las dos de la mañana, ¡nos lo podía haber dicho antes! Recorrimos los kilómetros que quedaban lentamente y no llegamos a nuestro destino hasta la una de la tarde. Atravesamos el pueblo con la furgoneta comprobando lo escaso del aparcamiento, y vislumbrando lo que nos esperaba entre sus calles. Saliendo por otro de los accesos encontramos una mezquita con una zona para aparcar muy grande y allí nos plantamos. El imán vino enseguida a saludarnos y darnos la bienvenida, más tarde lo haría su sonriente mujer. Dado que hacía mal tiempo y estábamos un poco fatigados de los...
Gallipoli

Gallipoli

Gallipoli, la gran batalla 2 de enero de 2006 Dejamos en el aeropuerto a Ricardo y Laura, que regresaban ya a Madrid después de pasar la Noche Vieja en Estambul, y nos dirigimos los cuatro hacia la península de Gallípoli, en busca de las huellas de la famosa batalla de la I Guerra Mundial. David y Alonso no habían comido nada y eran las cinco de la tarde, así que hicimos un alto en el camino para que saciaran su apetito. Estimamos la distancia hasta nuestro destino en 250 kilómetros, pero nos equivocamos, al cabo de más de cinco horas pudimos comprobar que la ansiada península dista más de 350 kilómetros de Estambul, y que, para desesperación nuestra y de nuestros invitados, la carretera se encuentra en muy mal estado. Nuestro mapa de carreteras mostraba una comarcal que recorría la costa a partir de Tekirdag, pensamos que sería una buena opción a la desastrosa nacional llena de socavones por la que veníamos; de nuevo nos equivocamos, sólo era transitable en verano, debía ser poco más que un camino de cabras. Volvimos a la nacional y seguimos camino. A las once de la noche llegábamos a Eçeabat, donde no fue difícil encontrar un hostal y un restaurante donde reponer fuerzas. Rafa y yo pernoctamos aparcados en la misma plaza del pueblo. Por la mañana nos reunimos los cuatro y, tras informarnos del horario de autobuses de vuelta a la gran ciudad, fuimos en busca de lo que hace famoso este lugar: las huellas de la gran Batalla de Gallípoli. A pocos kilómetros al norte de Eçeabat encontramos un primer museo...