Festival Indra Jatra

Festival Indra Jatra

Indra Jatra, festival de la diosa Kumari 6 de septiembre de 2006 El día 6 de septiembre, coincidiendo con el final de la época de lluvias monzónicas y el inicio de los meses de buen tiempo, se celebra en todo el país el festival Indra Jatra. Se trata de un acontecimiento multitudinario y pintoresco que homenajea al dios Indra y a la diosa Kumari, diosa viviente que saldrá a pasearse por la ciudad durante el festival. El dios Indra es el antiguo dios ario de la lluvia y según cuenta la leyenda se acercó un día al valle de Katmandú para coger una flor que su madre, la diosa Dagini, le había pedido. Indra fue capturado mientras cogía las flores y encarcelado hasta que su madre lo liberó. Cuando los aldeanos supieron la identidad del prisionero lo liberaron con alegría y decidieron celebrar cada año una fiesta para conmemorar lo ocurrido. Como recompensa la diosa Dagini prometió regar los campos en los meses venideros y llevarse consigo al cielo a los recientes difuntos. Durante el festival se rinde homenaje a los difuntos más recientes y se adora a ambos dioses, presentando ofrendas en su nombre. El primer día esas ofrendas se engrandecen con los sacrificios de gallos y cabras que tiñen de rojo las calles. Sabíamos que el festival iba a tener lugar al día siguiente, así que nos dimos un paseo por Durbar Square y las calles aledañas para ver los preparativos. El gran lingam (o poste representando un falo, y por lo tanto a Shiva) se encontraba en el suelo, esperando a ser levantado al día siguiente...
Katmandú – Durbar Square

Katmandú – Durbar Square

Katmandú, Durbar Square Septiembre de 2006 El día que llegamos a Katmandú estábamos tan destrozados moralmente por la nueva avería de la furgoneta que no tuvimos fuerzas ni para movernos por la ciudad. Fue el segundo día cuando nos pusimos en marcha hacia Durbar Square, y de nuevo tuvo que esperar porque al llegar un policía nos dijo que debíamos pagar una entrada de 200 rupias, pero que con una fotografía carné nos harían un pase por la duración del visado, decidimos así regresar al día siguiente con la foto. Yo desconocía por completo lo que me iba a encontrar, nunca había visto imágenes de la ciudad y lo que había visto en Pokhara poco, o más bien nada, tenía que ver con lo que esconde la capital del país en sus calles. Penetramos en la plaza por la calle que llega de Chettrapatti, por el noroeste. Ya pagando la entrada comencé a ver los tejados de los templos en forma de pagodas, se multiplicaban uno detrás de otros, recuerdo que me pareció lo más bonito que había visto nunca, aunque claro, esto me ha ocurrido muchas veces en el transcurso del viaje, Capadocia, Wadi Rum, Isfahán, Rakaposhi, me vienen a la mente numerosos lugares ya escondidos en el baúl de los recuerdos. La plaza es perfecta, no parece haber ningún orden en la construcción de los templos, más bien todo lo contrario, parece que cada rey a su antojo hizo levantar cada edificio, sin respetar unas dimensiones o distancias entre ellos, pero seguro que todo estaba bien planeado, y algún sabio consultó las estrellas antes de decidir el...
Katmandú

Katmandú

Katmandú, ciudad de leyenda 30 de agosto de 2006 Sólo su nombre ya inspira magia oriental, incluso su fundación tiene un origen de leyenda y ciertamente es una ciudad que no deja desilusionado, un abanico de culturas, nepalís, hindús, budistas, tibetanos y muchos otros grupos étnicos de los Himalayas pasean por las estrechas calles de la ciudad vieja, la que circunda la monumental plaza de Durbar Square, corazón de la pequeña urbe. Pero nuestra entrada no fue precisamente legendaria, aunque sí se le pueden atribuir ciertos tintes épicos, 30 Km antes de entrar por la única y congestionada entrada a la ciudad la furgoneta nos falló, por lo que andamos a trancas y barrancas por la ciudad, montando más de un atasco en las calles, ya de por sí congestionadas, se nos había roto una correa de la furgoneta, lo que aún no sabemos es como llegamos al hotel del barrio de Chatrapati, anexo al turístico barrio de Thamel, en pleno centro. Por éste motivo nos tuvimos que tirar 17 días en la ciudad, esperando las piezas necesarias desde España, ya que en Nepal era imposible encontrarlas. Al menos tuvimos suerte con el hotel en el que dimos a parar, no tanto con su propietario, estaba metido en una callejuela en la que los ruidos y la polución de la ciudad no llegaban, fue una espera tranquila. Tuvimos tiempo de visitar bien la ciudad y sus monumentos, pasear por las calles del bazar y perdernos en los cientos de patios interiores, donde se aprecia la vida más tradicional de la ciudad. También hubo tiempo de leer, sobre todo el...