India es Varanasi

India es Varanasi

¡India es Varanasi! 23 de octubre de 2006 Se agotaban nuestras últimas horas en Nepal, las últimas horas de dos meses relajados. Comenzaríamos la segunda etapa en India, de unos cinco meses, la adaptación iba a ser dura, pero al menos íbamos en buena compañía con Bego y Ricki, que entraban en India con nosotros para pasar unos días en Varanasi. Entramos en India por la frontera principal, a pocos kilómetros de uno de los centros de peregrinación más importantes para el Budismo, Lumbini, el lugar en el que Buda se iluminó, dejaríamos para otro momento la visita. La entrada ya fue extrema, como todo en India, se acababa la paz y la intimidad, volvíamos al bullicio, la suciedad y la locura en las carreteras. En dos días estaríamos en Varanasi, la ciudad del Ganges, o del Ganga, como se le llama aquí, una de las ciudades más veneradas del planeta, sobre la que habíamos oído hablar largo y tendido y que teníamos ganas de visitar. La noche anterior a entrar en la ciudad la pasaríamos en un sórdido hotel de la ciudad de Gorakhpur, un hotel sacado directamente del cine negro. La ciudad es tristemente famosa por ser un nido de insectos de todo tipo y talante, hecho que corroboramos ampliamente, por lo demás, sirve de ciudad-puente para llegar a Nepal a través de la frontera principal. La entrada en la ciudad sagrada no tuvo nada de mística y espiritual, resultó como la entrada en cualquier ciudad de India, Ricki y yo estábamos de los nervios, supongo que sería un método de defensa, intentando entender el modo de vida y...
Camino a Nepal

Camino a Nepal

De bruces con el monzón 16 de agosto de 2006 Llegar a la furgoneta tras nuestra concurrida y particular peregrinación al Valle de las Flores fue una bendición, esa misma noche dormiríamos allí, en el mismo aparcamiento al aire libre, rodeados de docenas de coches y de cientos de personas que casi en su mayoría curioseaban en la furgoneta, pero era algo cotidiano, habría que irse acostumbrando. A la mañana siguiente emprendimos la vuelta hacia Risikesh, pero con mucha calma, todavía nos quedaban algunos días para poder llamar a la embajada de España en Delhi, para confirmar la presencia de mi nuevo pasaporte, esta vez oficial, digital y de… ¡10 años de duración! Paramos en una tienda de neumáticos para que nos comprobaran una rueda que había perdido aire, afortunadamente no era un pinchazo, así que tras meterla presión de nuevo seguimos camino. A los veinte o treinta kilómetros recorridos empezamos a ver a lo lejos una interminable fila de coches que estaban parados en la carretera, algo había pasado y, efectivamente, un enorme desprendimiento de tierra había bloqueado la carretera, tampoco fue una gran contrariedad, teníamos 6 días para recorrer apenas doscientos kilómetros hasta volver a Risikesh. Aparcamos y nos hicimos un café, mientras los coches que iban llegando hacían más y más larga la cola, que ya de por si no veíamos en su comienzo. No pasó mucho tiempo sin que alguien viniera a curiosear, con mayor o menor atrevimiento, por decirlo de algún modo «light», nosotros ya habíamos evolucionado una cierta abstracción hacia todos aquellos que metían la cabecita por la furgoneta, las preguntas siempre eran...
El valle de las flores

El valle de las flores

El valle de las flores 12 de agosto de 2006 Llegar hasta Govind Ghad nos costó más de lo que nos hubiera gustado, en pleno monzón los derrumbamientos tenían lugar día sí y día también, y en algunos tramos la carretera estaba en mal estado, pero nada comparado con el Baralacha La. Aparcamos el coche una tarde en un aparcamiento de pago, dormiríamos allí mismo esa noche y tempranito nos pondríamos en marcha. Pero antes teníamos que comprar algunas cosas e informarnos sobre el camino, nuestra sorpresa iba aumentando según íbamos viendo a los indios de un lado para otro, aquello no tenía muy buena pinta, empezábamos a darnos cuenta de que no estaríamos solos como tanto deseábamos. Por la mañana desayunamos pancake con mermelada, nos calzamos las botas y nos colgamos las mochilas de la espalda, no vayáis a pensar que íbamos cargados, sabíamos a ciencia cierta que había miles de hostales en Gangaria, primera etapa del trekking e inicio del ascenso al Valle de las Flores. Llevábamos algo de comida, la cocina de alcohol, los chalecos de plumas por si hacía frío en las alturas, los chubasqueros (importantísimo), algo más de ropa por si decidíamos quedarnos tres noches y poco más. Atravesamos los puestos y tiendas de recuerdos con estampitas de gurús Sijs y empezamos a comprender que aquello era otra ruta de peregrinación más, no hindú pero si sij, aquello estaría lleno de punjabís. Ya antes de cruzar el puente sobre el río Alaknanda algún chaval se ofreció como porteador, rechazamos su oferta respetuosamente, aunque nos acordaríamos de ella en más de un momento en la subida. Ya al otro lado comenzaron...
Uttaranchal

Uttaranchal

Hacia las fuentes del Ganges 8 de agosto de 2006 Con la buena noticia de que Rafa tendría su nuevo pasaporte de 10 años dejamos Rishikesh, no queríamos forzar la máquina en las montañas, en el taller de Manali, y para no pillarse los dedos, nos habían dicho que el disco de embrague podía romperse de nuevo en tan sólo 5.000 km, sabíamos que lo habían dicho por decir pero nos metieron el miedo en el cuerpo, teníamos que alargar esos 5.000 km hasta que tuviéramos la próxima visita que tendría que cargar con los repuestos originales de volkswagen. Escogimos la carretera a Badrinath porque aparecía como la principal en todos los mapas y porque habíamos leído sobre el trekking al Valle de las Flores y nos habíamos animado a hacerlo. La primera noche se nos echó encima, abandonamos Rishikesh a las tres o las cuatro de la tarde, no éramos capaces de encontrar un lugar que nos gustara para dormir, no había carreteras secundarias donde desviarnos 200 metros, sólo algunos espacios junto a la carretera. Así llegamos a Devprayag donde un camino asfaltado llevaba hasta dos guest houses, el camino no era transitado y era muy amplio, aparcamos sin dificultad. Las vistas nocturnas de la población nos recordaban a algunos pueblos de mar del Cantábrico, con las casas encaramadas en los riscos y, en este caso en vez de mar, los ríos Ganges y Alaknanda fluyendo a sus pies. Por la mañana nos sorprendió el colorido de las viviendas, rosas, azules, verdes, decidimos dar un buen paseo para visitarlo y de paso hacer unas compras, la sopa de verduras del día anterior había...
Risikesh

Risikesh

Risikesh, la cuna del yoga 3 de agosto de 2006 Decir de nuevo adiós a Laura se hacía difícil, pensamos que quizás ésta sí que había sido nuestra última visita, a pesar de que ella no dejaba de repetir que en navidades se venía de nuevo, a descansar del colegio en las playas paradisíacas del Océano Índico. A día de hoy, 21 de agosto, no sólo esos planes siguen en pie sino que ya esperamos otra visita en noviembre, Ana, la que fuera mi compañera de fatigas durante largo tiempo en la calle Monte Esquinza, nos visitaría en noviembre junto a otra amiga, con ellas visitaremos Rajashtan ¡¡os esperamos!! La última jornada con Laura transcurrió parte en la carretera, parte en Nueva Delhi. Para no complicarnos la vida condujimos directamente a la zona de embajadas y, aunque pensábamos dejarlo para el día siguiente, decidimos entrar en la embajada española para hablar del dichoso problema del pasaporte de Rafa. Nos atendió la misma mujer con la que conversé a principios de julio y consiguió ponerme de mal humor insistiendo en que si no le gestionaban el pasaporte normal era porque yo había insistido en que no podíamos esperar quince días a que se lo dieran, que nos íbamos a Nepal, en ningún momento yo había dicho tal cosa pero ella lo repitió añadiendo que quizás había habido una confusión ‘por mi parte’. Gracias a Laura y Rafa me tranquilicé y conseguimos obtener la información suficiente para deducir que si esperábamos le darían el pasaporte normal (ahora parecía ser lo más normal del mundo, cuando en Ankara el NO fue tajante, y en...
Taj Mahal

Taj Mahal

Monumento al amor 1 de agosto de 2006 Nuestros planes se habían visto truncados por problemas mecánicos, nos habíamos visto obligados a descender a Manali en busca de un taller en vez de realizar un trekking en el valle de Spiti como teníamos previsto, tarea pendiente para la próxima vez. Los días en Manali se habían alargado y el clima no aconsejaba aventurarse en un trekking por la región, así día a día la idea de visitar el Taj Mahal en Agra fue ganando peso. Aunque en un principio hubiésemos preferido despedirnos de Laura perdidos en las montañas los tres decidimos que la mejor idea era acercarnos al símbolo del turismo en la India, el mayor monumento erigido en nombre del amor. Cuando por fin la furgo estuvo de nuevo curada de sus males, al menos de alguno de ellos, salimos de Manali y descendimos el valle de Kullu el único día que el sol hizo presencia desde que abandonamos Ladakh. La primera etapa transcurrió entre verdes colinas y fértiles valles, ya pasado Mandi el paisaje cambio intercalando estrechas gargantas con bellas cascadas, con abruptas y frondosas colinas; el paisaje era una maravilla pero el cuentakilómetros avanzaba lentamente. En una de las curvas un elefante nos dio la bienvenida, Laura y Rafa saltaron de la furgo para hacerle unas instantáneas, se trataba de nuestro primer elefante en India. Esa noche llegamos a Chandigarh, destrozados, agotados de las ene horas de carretera, caímos rendidos en la cama del hotel, las temperaturas no permitían pernoctar en el vehículo, hacía el mismo calor de noche que de día. La segunda etapa, Chandigarh-Agra, transcurrió por buenas carreteras y, de no ser por algunos...