Omán

            Costa del mar de Arabia Hospitalidad 10 de diciembre de 2007   Wadi Ghul Secretos del desierto 18 de diciembre de 2007   Rustaq y Nakhal Fortalezas en el desierto 12 de diciembre de 2007   Fiesta del sacrificio (en proceso) Eid-Al-Adha Diciembre de 2007   Mascate La ruta de las especias 14 de diciembre de 2005   Nizwa Hacia el interior 17 de diciembre de 2007   Diez tranquilos días, recorriendo la costa del golfo pérsico y las fortalezas, pueblos de adobe y oasis del interior. Omán es un país con poco turismo, arraigadas tradiciones y en muchos sentidos daba la impresión de estar aislado y haberse quedado anclado hace muchos años. Parte del viaje lo hicimos con Aurora y Ruben, los ciclistas de Vitoria que pedalearon de España a Katmandú. Asistimos al Eid Al-Adha en todo su apogeo, una experiencia muy interesante. Vino bien esta relajación previa a la cantidad de kilómetros que recorreríamos  sin parar para atravesar Arabia...
El oasis de Wadi Ghul

El oasis de Wadi Ghul

Wadi Ghul, secretos del desierto 18 de diciembre de 2007 Partimos de Nizwa a media mañana con rumbo oeste, hacia Wadi Ghul, un barranco tallado en las montañas Hajars gracias a las riadas que cada año descienden vertiginosamente desde la cima de Omán, el Jebel Shams, con sus 3.075 m sobre el nivel del mar. Cruzamos Tanuf veinte kilómetros después de abandonar Nizwa, una diminuta población conocida por sus aguas minerales, que se embotellan y distribuyen a todo el país. Unos kilómetros más allá nos encontramos con el cartel que indicaba la ruta hacia Al-Hamra (La Roja, como nuestra querida Alhambra de Granada), esta misma carretera continúa unos once o doce kilómetros con el firme pavimentado en una ascensión muy dura (por lo que nos comentaron Rubén y Aurora), y sirve de acceso al Wadi Bani Awf, uno de los barrancos escondidos e inaccesibles de la región. Este lugar es sólo apto para todoterrenos y aún así parece ser bastante duro de roer, para los ciclistas también es duro, hay algunas pendientes imposibles y sólo un alto en el camino donde encontrar agua y alimento. Para nosotros queda pendiente, cuando seamos unos turistas más y podamos alquilar un 4×4 para recorrer estos bonitos parajes, y algunos más que se nos han quedado en el tintero. Continuamos hacia Wadi Ghul, fue sencillo encontrar el camino hacia la montaña y más aún detectar el View Point anunciado, un lugar muy fotogénico donde es imprescindible hacer un alto. Como nos moríamos de hambre decidimos continuar un poco más y buscar un lugar donde comer y regresar por la tarde para adentrarnos en...
Nizwa

Nizwa

Hacia el interior de Omán 17 de diciembre de 2007 Colocamos las bicicletas en el portabicis y partimos los cuatro de Mascate en busca de las montañas de Hajar, a apenas un par de horas en coche de la capital. A mitad de camino dejamos a la izquierda la carretera que conduce hacia la isla de Masirah, uno de los mayores reclamos turísticos del país, y unos kilómetros antes de llegar a nuestro destino vimos como la carretera se adentraba en el desierto camino del lejano sur, un cartel indicaba que quedaban aún 800 ó 900 kilómetros hasta Salalah, la capital de Dhofar. En esta ocasión no viajamos hasta allí, la cuna del incienso, el lugar desde el que se cree que partieron los reyes magos de Oriente hacia Belén, un extraño vergel con amplias y verdes praderas y rebaños pastando; otra lugar a descubrir en el futuro, compatible con un imprescindible viaje a Yemen aprovechando que la carretera que une ambos países junto a la costa ya está inaugurada y pronto estará abierta a los viajeros. Pero nosotros nos quedábamos allí mismo, en un cruce de caminos entre el norte y el sur de Omán. Así Nizwa se presentó como una tranquila ciudad de provincia, con una zona moderna junto a la carretera y otra zona bien distinta donde el adobe es el principal elemento. Una de esas tradicionales ciudades donde según las guías hay que mantener el decoro con mayor atención y donde el islam está más arraigado, tanto que entre los omaníes Nizwa se conoce como «La Perla del Islam». Aparcamos el vehículo muy cerca de...
Mascate

Mascate

Mascate, la ruta de las especias 14 de diciembre de 2007 El tráfico desapareció enseguida y una moderna autovía nos dejó en el barrio de Ruwi, un área frecuentada por emigrantes del subcontinente indio y el mejor lugar para realizar gestiones como compra de billetes de avión. No paramos y continuamos por la calle que lleva el mismo nombre que el barrio hasta llegar a Mina Street, arteria que nos llevaría directamente a la «Corniche» de la bahía de Mutrah, el lugar más emblemático y con más sabor de la capital. Íbamos un poco desinformados, Omán nunca había estado en nuestros planes por lo que no habíamos leído mucho sobre él, antes de parar decidimos recorrer el lugar en vehículo, ya tendríamos tiempo de parar a pasear. La Corniche acaba pero la bahía continúa dejando a un lado la fortaleza portuguesa, una pequeña subida nos permite pasar a la siguiente bahía, más pequeña y resguardada, el verdadero Mascate, donde se levantan el Palacio Real y unos cuantos edificios oficiales y sedes militares. Esta vez sí aparcamos la camioneta y nos disponemos a inspeccionar el lugar, sinceramente la excursión resultó bastante insulsa, el lugar estaba muerto, no había gente en las calles, en parte normal ya que apenas se veían residencias, era como una ciudad fantasma. Fue tal nuestra impresión que dimos por concluida nuestra visita rápidamente y regresamos a Mutrah, eso sí, tras echar un ojo a los fuertes que flanquean el acceso a Mascate desde ambos extremos de la bahía. Mutrah fue nuestro siguiente hogar, aparcamos en un aparcamiento-mirador a un kilómetro de la corniche y nos relajamos...
Rustaq y Nakhal

Rustaq y Nakhal

Rustaq y Nakhal, fortalezas en el desierto 12 de diciembre de 2007 La planicie de Batinah se extiende desde las aguas del Golfo de Omán hasta las montañas de Hajar al norte del país, es la región más fértil y la que nutre la mayor parte de los mercados de frutas y verduras. En la costa se encuentran algunos pueblos importantes que ya hemos mencionado, como Sohar o Sawadi, en el interior las principales poblaciones son Al-Rustaq y Nakhal, ambas dotadas de unas magníficas fortalezas. La primera que visitamos y en la que hicimos noche fue Al-Rustaq, un oasis que fue capital del país durante el siglo XVII. Como las demás poblaciones omanís se nos presentó tranquila y adormilada, sólo cuando comienza a caer la tarde las gentes se deciden a salir de sus casas a pasear y se anima el ambiente. Como será el turismo en la región que nos vimos de nuevo visitando en solitario la fortaleza, recorriendo los distintos pasadizos, descendiendo a las siempre refrescantes aunque tétricas mazmorras, y ascendiendo a cada uno de los torreones para avistar desde lo más alto la profundidad del palmeral y el rojizo de las secas montañas, y todo ¡sin un alma a la vista! Se estaba bien ahí arriba sin embargo la hora de cierre ya había pasado y teníamos que salir para que el vigilante pudiera regresar con los suyos. Decidimos rodear la fortaleza caminando y adentrarnos un poco en el pueblo, descubrimos frondosas huertas y mujeres trabajando en ellas, barberías donde largas barbas musulmanas eran recortadas y corroboramos el ritmo con el que se vive en Omán...
Costa del mar de Arabia

Costa del mar de Arabia

La costa del mar de Arabia 10 de diciembre de 2007 Cruzar la frontera con Omán nos llevó un buen rato, se notaba que por allí no solían circular vehículos que no fueran de la Península Arábiga. Tratamos por todos los medios no pagar el seguro, pero aquí ya no se andan con bromas y tuvimos que desembolsar los diez o quince euros correspondientes a diez días de estancia. Poco a poco la tormenta de arena que nos había acompañado desde Khor Fakkan fue diluyéndose, no así el desierto, que parecía no tener fin. Queríamos tomarnos Omán con mucha calma, paramos en una aldeilla a comer, Al Badaliya, decidimos quedarnos allí mismo a dormir. Los primeros en acercarse fueron tres niños de edad inferior a los diez años, ninguno de ellos hablaba una sola palabra de inglés, se conformaron con observarnos cada vez más de cerca y dejarse hacer un par de fotos. Sus hermanas y familiares llegaron un rato después para invitarnos a su casa, como ya nos ocurriera en otras ocasiones en Jordania o Irán, pronto nos vimos rodeados de personas que no querían perderse la novedad. Aparcamos la furgoneta junto a nuestro nuevo hogar y pasamos con la familia toda la tarde, la noche y media mañana del día siguiente, hacía tiempo que no nos veíamos en una situación similar, desde que abandonáramos Pakistán mucho tiempo atrás. De nuevo una familia musulmana nos abría su casa y su corazón, llenos de dudas y entusiasmo ante nuestra presencia; lo sorprendente de esta ocasión fue el hecho de que fueran las mujeres las que más se interesaran y...