La lonja de Harnai

La lonja de Harnai

La frenética lonja de Harnai 21 de diciembre de 2006 La diminuta población de Harnai se podría considerar como uno de los millones de tesoros que oculta India, no aparece en ninguna guía de viaje, de ahí que permanezca desconocida, manteniendo toda su esencia, aislada a orillas del mar de Arabia, en la provincia de Maharastra. Supimos de este pueblo de boca de la familia Bodineau y fue su entusiasmo al hablar de él lo que nos convenció para ir. Todos los días se repite en Harnai la misma situación, quién sabe lo que habrá evolucionado a lo largo de los años, quién sabe desde cuando se hará. Dos horas antes del atardecer van llegando los barcos de pesca, que anclan lo más cerca que la profundidad les permite a lo largo de una de las bahías que se forman en el pueblo. Mientras, en la orilla, coronada por los restos de una fortaleza portuguesa, van llegando los carros de bueyes, se van acumulando, a la espera de un invisible silbato, que indicará el comienzo de la acción. Desde mi posición, cercano al faro, rodeado de redes y un fuerte olor a pescado, la vida cotidiana sigue su curso, hay dos chavales que desenredan con maestría y agilidad una red; un hombre y una mujer están sentados, mirándome fijamente, tanto a mí como a mi agresiva cámara, ladrona de su intimidad, a su lado hay una ordenada fila de peces puestos a secar, los bueyes siguen llegando, con el marco de una larga hilera de palmeras y una tímida colina. Los carros, junto a sus bueyes y a sus...
Las cuevas budistas de Ellora

Las cuevas budistas de Ellora

Las cuevas budistas de Ellora 19 de diciembre de 2006 Las cuevas de Ellora y Ajanta se encuentran en el centro del estado de Maharastra, a unos cuatrocientos kilómetros de Bombay. Las primeras son famosas por sus tallas en piedra y las segundas por sus frescos o murales pintados. Al abandonar Damán nuestra intención era visitar ambos lugares aunque no sabíamos muy bien el orden. Ese día nos dimos una paliza a conducir, el primer tramo se nos dio bastante bien aunque, como es costumbre en India, no avanzamos a más de 40 Km/h de media. Paramos a comer a la salida de Nashik, unos champiñones masala a la brasa que estaban un poco secos y las típicas dhal (lentejas) que tanto nos gustan. La pesadilla vino por la tarde, cuando nos desviamos por una comarcal amarilla cuyos primeros sesenta kilómetros resultaron ser los peores de los últimos meses; sacamos algunas conclusiones sobre los mapas y las carreteras de este país, lo que en nuestro mapa se muestra como carretera amarilla puede ser en la actualidad o bien la mejor carretera del estado, incluso con tramos de doble vía, o la peor carretera secundaria, abandonada a su suerte los últimos años, es una lotería. Desesperados se nos hizo de noche, pero fue justo en el instante en que la carretera mejoraba, y en un esfuerzo final llegamos a Ellora. Fue una buena decisión continuar pues encontramos fácilmente un hotel donde aparcar por treinta rupias la noche, en lo que parecía un tranquilo jardín. Pasadas las diez de la noche un autobús con cincuenta personas, que alborotaban como mil o dos mil, llegó...
¡Esto es Bollywood!

¡Esto es Bollywood!

Nace una estrella en Bollywood 16 de diciembre de 2006 Sentí algo de envidia cuando Nico y Esther me dijeron que iban a ir de extras a Bollywood pero la fortuna me sonrió y cuando íbamos a cenar nos encontramos de nuevo con la cazatalentos, que me apuntó en su libreta de futuras estrellas. No nos dio ni una pista sobre lo que íbamos a rodar al día siguiente, sólo nos dijo que nos llevaría todo el día y que nos pagaría 500 rupias a cada uno, la sorpresa estaba por venir. La cita fue a las siete de la mañana del día siguiente, en la puerta del cine Regal, que no distaba mucho de nuestro hotel. En el jeep que nos llevaría había una pareja de australianos, que serían los más normales del «grupo» y que quizá por eso abandonarían el rodaje a media mañana. Nuestra cazatalentos no paraba de mirar a su móvil y de hacer llamadas compulsivas, su chofer, con el que corroboramos la poca actitud al volante de muchos hindús, nos llevó a recoger a Benoit, otro extra, esta vez francés, tenía una cara muy delgada, unos pelos rizados y sobrecargados de gomina y lucía un conjunto inmaculadamente blanco de camisa y pantalón de lino que durante todo el trayecto limpiaba de motas de polvo compulsivamente, mientras nos deleitaba con los más surrealistas comentarios, era un freak que había venido a Bombay principalmente para aparecer en Bollywood. Como después comprobaríamos, talento no le faltaba y entusiasmo menos. Recorreríamos la ciudad durante más de una hora hasta llegar al lugar de rodaje, un campo de cricket....
Bombay y el esplendor británico

Bombay y el esplendor británico

Mumbay, antes Bombay, esplendor británico 14 de diciembre de 2006 Quizá fue porque no nos habíamos informado mucho sobre qué ver o visitar en la mayor ciudad de la India, la cuestión es que pocas ciudades de las que hemos visitado me han causado tanta y tan buena impresión. La primera para mí siempre será Estambul, la eterna, y de verdad que sigo pensando que no hay ninguna ciudad que la pueda igualar en belleza, claro, es mi opinión, recuerdo Alepo o Damasco, Yazd o Isfahán o Katmandú o Varanasi, entre algunas otras, pero Bombay es, a partir de nuestra visita, una de las ciudades claves para mí. Visitamos la ciudad (no más de un quinto de ella por cierto) con Nico y Esther, dejamos con mucho acierto las furgonetas en Damán, una antigua población, ex colonia portuguesa, que distaba de la enorme urbe 200 Km hacia el norte. Tardamos algo más de cuatro horas en llegar hasta Bombay, dos de ellas recorriendo la megalópolis, volví a recordar los apretujones del metro de Madrid o del cercanías, pero aquí elevados al triple, con empujones, atropellos, que hicieron que Nico y yo alucináramos en colores y llegásemos a la conclusión de los accidentes que tienen que ocurrir a diario. Tampoco se salvaron de las embestidas Silvia y Esther, que viajaban dos vagones atrás, en la zona reservada a mujeres y niños. Llegamos a una de las principales estaciones a mediodía, ubicada en un barrio muy cercano a Colaba, el distrito corazón de Bombay y que ocupa la mayor parte del sur de la isla, donde se asienta la ciudad, sobre un cabo...
Las colonias portuguesas de Diu y Daman

Las colonias portuguesas de Diu y Daman

Las colonias portuguesas de Diu y Daman 4 – 12 de diciembre de 2006 Diu está apartado de todo, en el extremo sur de la mitad norte del estado de Gujarat, a más de quinientos kilómetros de la ciudad más cercana, lo que significa un mínimo de diez horas de autobús; quizás por eso son pocos los extranjeros que se aventuran a venir hasta aquí, aunque indudablemente merece la pena el desvío. Se trata de una pequeña isla de diez kilómetros de largo por dos de ancho cuya población principal es la ciudad de Diu que da o recibe el nombre de la isla. Fue de dominio portugués hasta el cercano año de 1961 y las mejores huellas de estos casi cinco siglos de dominación se hallan en las calles de la ciudad, iglesias, edificios coloniales, un fuerte e inscripciones en nuestra vecina lengua. Dos jornadas completas condujimos para llegar desde Udaipur en Rajastán hasta este lugar, la primera fue rápida, por una autovía excelente hasta Ahmedabad, la capital del estado, y otros tramos de autovía en construcción hacia el este. Esa noche en el camino fuimos invitados a pernoctar junto a lo que había sido un hotel restaurante de carretera, el dueño hablaba un inglés perfecto debido a que había vivido en Inglaterra muchos años. Rafa conversó con él largo rato y pronto se dio cuenta de que le obsesionaba en gran medida el terrorismo internacional culpando, como suele ocurrir en occidente hoy en día, a los musulmanes de todo el terror que asola el planeta. Aunque en desacuerdo total con él no quisimos entrar en polémica, comentamos...
Arte Jainista en Ranakpur

Arte Jainista en Ranakpur

Arte jainista en Ranakpur 2 de diciembre de 2006 Las ruedas estarían en la tienda donde las habíamos encargado al día siguiente por la tarde. Teníamos tiempo suficiente para visitar el famoso templo de Ranakpur, uno de los santuarios jainistas de mayor renombre. Ranakpur dista casi noventa kilómetros de Udaipur, no sesenta como indica la guía, la carretera cruza paisajes muy pintorescos donde los autobuses de turistas que hacen la excursión en un sólo día se paran para permitirles tomar fotografías. Son numerosas las norias de agua tiradas por bueyes, una ristra de calderos encadenados asciende desde un pozo aportando agua para regadío y hogares, el sistema de poleas giratorias tiene como fuerza motriz el movimiento circular de dos bueyes guiados por niños, mujeres o ancianos. Los autobuses también se detienen en las ‘fábricas de ladrillos’ caseras que hay junto a la calzada. Pero éstos no son los únicos atractivos, campos de cereales y maizales se mezclan con tierras donde agricultores de piel curtida siguen arando con arados tirados por bueyes; ellos aran, las mujeres recolectan, los niños vigilan las norias y nosotros disfrutamos de su vida cotidiana desde nuestro hogar ambulante. Los últimos veinte kilómetros nos adentramos en las abruptas montañas de Aravalli, una sierra que atraviesa Rajastán de norte a sur, al este del desierto del Thar, es la misma sierra que esconde a Pushkar trescientos kilómetros al norte. No nos imaginábamos esto, parece que hayamos cambiado de país, ¿podríamos estar en España? Un mirador nos muestra una bella garganta, las suaves formas de las piedras erosionadas por las aguas durante siglos, los árboles frutales, higueras, castaños, la brisa...