Udaipur

Udaipur

Udaipur, la Venecia de Oriente 30 de noviembre de 2006 Quizá resulta harto exagerado la cita que aparece en la guía Lonely Planet, que llama a Udaipur la Venecia de Oriente, efectivamente, resultó incomparable a la gloriosa ciudad italiana. Pero sí vimos reminiscencias de la vieja Venecia; Udaipur crece junto a un lago, que bien podría parecer un mar, también tiene algunos canales con diversos puentes que atraviesan de un lado a otro de la urbe y sí, también rezuma cierto aire romántico al pasear por sus tranquilas y cuidadas calles o al asomarse a algunos buenos miradores, desde luego es una ciudad preciosa, pero como otras veces la Lonely tiende a exagerar y a usar excesivos clichés. Tuvimos mucha suerte al llegar a la ciudad, y encontramos un plácido lugar sin tener que meternos en muchos atascos, nuestro sitio fue el sunset point, desde donde se divisaba parte de la ciudad, tuvimos que pagar algo por usar el aparcamiento del parque, pero a cambio pasamos una tranquila noche, sin visitas inesperadas. De todos modos nuestra idea era coger una noche de hotel, tras Udaipur nos esperaban unos días de carretera y carretera hasta llegar hasta el mar, por lo que había que tomar fuerzas, estábamos a un corto paseo del centro, por lo que, pasada la luz del día, nos fuimos a dar una vuelta nocturna por la ciudad, también para encontrar un hotel. Tras bajar una pequeña cuesta cogimos una calle que, hacia la derecha, iba hacia la parte vieja de la ciudad, que queda a la sombra del lago Pichola y del palacio de la ciudad, el mayor complejo de...
Shekawati

Shekawati

Shekawati, arte en las paredes 23 de noviembre de 2006 Llegaba nuestra última etapa de viaje con Ana y Marta, y con ella la visita a la región de Shekawati, conocida por las Havelis, mansiones que construyesen los ricos comerciantes y decoradas tanto en el exterior como en el interior. Dejamos Bikaner por la mañana para llegar a Fatephur alrededor del mediodía, esta región no suele ser muy visitada y por lo tanto las infraestructuras para el turista no son muy abundantes. Aparcamos frente a una haveli, en una calle principal sin asfaltar y con numerosos agujeros, todo el pueblo daba sensación de dejadez, al igual que la primera Haveli que visitamos, las paredes estaban desconchadas y apenas se distinguían los dibujos del exterior, la ropa estaba colgada en las escaleras que daban acceso a la casa, al patio interior concretamente, donde se desarrollaba con total naturalidad la vida de una familia, pareció un poco «invasión», llegando con nuestras cámaras e interrumpiendo en cierto modo la vida de la familia, que nos cobró una entrada, obviamente no oficial, pero nos parecía justo. El patio tenía dos plantas con arcadas que daban entrada a las distintas habitaciones, en el centro había una especie de estanque sin agua en el que se apilaban los trastos de cocina y los pimientos puestos a secar, los dibujos se apreciaban algo más, pero a mi me resultaba más interesante ver a las personas que a los dibujos. Después de ésta visitamos otra haveli, doscientos metros más adelante, esta vez más cuidada y con una entrada oficial del gobierno, había muchas más, pero nos dimos por satisfechos,...
Bikaner y el templo de las ratas

Bikaner y el templo de las ratas

Bikaner y el templo de las ratas 21 de noviembre de 2006 Bikaner es, junto a Jaisalmer, una de las ciudades del Desierto del Thar, aunque mucho más poblada, sucia y poluta que su vecina del sur. Si incluimos su visita en nuestro tour por Rajastán fue debido a su cercanía al famoso Templo de las Ratas y a su situación estratégica a mitad de camino entre Jaisalmer y Jaipur, desde donde Ana y Marta regresarían a Delhi para tomar su vuelo de regreso. Si no se disfruta de mucho tiempo y se han de descartar visitas, Bikaner es uno de los destinos a sacrificar en un viaje por Rajastán. La carretera atraviesa el desierto de sur a norte, está en muy buen estado por lo que circulamos deprisa, pocos son los lugares ‘turísticos’ donde parar a comer y es aquí donde encontramos el restaurante más caro de todos, en nuestra no breve andanza por la India. Se trata de un hotel-restaurante de carretera, con un aspecto muy normal, pero al ver la carta descubres que algo falla, los precios doblan el precio común de los restaurantes para extranjeros. Es obvio que al que confeccionó el menú se le cruzaron los cables, o bien supo incluir este lugar como parada para los autobuses de turistas que viajan durante diez o quince días, a los cuales todo les parece barato o disfrutan de un todo-incluido. Con la boca abierta del asombro salimos escopetados ante las no menos asombradas miradas de los allí presentes. No nos quedó más remedio que parar en un restaurante local donde la comida fue, como es...
Ruta en el desierto del Thar

Ruta en el desierto del Thar

Ruta en el desierto del Thar 19 de noviembre de 2006 Acordamos los detalles de nuestra incursión en el desierto del Thar el día previo a la partida, saldríamos a las ocho de la mañana en jeep desde la puerta principal de la ciudadela, conduciríamos hasta un templo y visitaríamos un pueblo en el camino, sobre las diez montaríamos en los camellos para comenzar el paseo sobre este bello animal, sería nuestro compañero hasta las cinco de la tarde del día siguiente, momento en el cual el jeep nos llevaría de regreso a Jaisalmer. Nosotros fuimos puntuales, no así el jeep, bueno, no exactamente, allí estaba a la hora fijada pero no listo para partir, aún tenía que comprar los víveres: fruta, verduras y agua. Partimos de la ciudad casi a las nueve, nuestro primer alto en el camino fue en un templo jainista pero, tal y como nos suponíamos, la entrada no estaba incluida en el precio y nos conformamos esta vez con verlo desde fuera, no era más bonito que los ya visitados en Jaisalmer. Veinte minutos más tarde pararíamos en una aldea donde visitamos unas casas rodeados por una jauría de niños enloquecidos, las viviendas se parecían mucho a las que visitamos en la región de los Bishnoi. Pasadas las diez nos reunimos con los camellos y los tres camelleros, a cada uno nos fue asignado un animal, Rafa fue emparejado con la única hembra, yo con el jefe y las chicas con otros dos machos más jóvenes. La montura de Rafa, Shila, era la más salvaje, llena de energía, no quería ir en grupo y en cuanto podía...
Jaisalmer

Jaisalmer

Jaisalmer, la ciudad dorada 17 de noviembre de 2006 El mismo día que realizamos la visita a los Bishnoi ponemos rumbo al desierto. La carretera que une Jodhpur con Jaisalmer es excelente pero no la autovía de cuatro carriles que algunas personas nos habían anunciado. Circulamos deprisa gracias al buen estado del firme y al poco tráfico, que sólo se intensifica en los núcleos de población. En el trayecto nos detenemos cuatro o cinco veces, la primera para echar gasoil, ya a casi 36 rupias el litro (unas cien pesetas), la siguiente para tomar un refresco y Rafa unas dhal, no es la primera vez que merienda lentejas desde que salimos de España. Nuestra tercera parada, justo durante la puesta del sol, nos permite tomar unas bonitas fotografías del desierto, que nada tiene que ver con el desierto de dunas que todos nos imaginamos, aquí está formado por grandes extensiones de pastizales y tierras yermas, con escasa vegetación y muy llano. Ya de noche paramos para cambiar de piloto, unos minutos después de que el cansancio de Rafa y la poca visibilidad nos hagan saltar por los aires en lo que pareció ser el final de la carretera, aquello parecía una zanja. Para nuestra desesperación aún tenemos que parar una vez más, un tren de mercancías de miles de kilómetros de largo provoca una espera de casi media hora, no sólo por su longitud y lenta velocidad sino porque en India los pasos a nivel son cerrados entre diez y veinte minutos antes de que pase el tren, generando largas colas de conductores indios nerviosos que, para dificultar aún...
La tribu de los Bishnoi

La tribu de los Bishnoi

La tribu de los Bishnoi 16 de noviembre de 2006 Decidimos pasar nuestro último día en Jodhpur haciendo una excursión en jeep para visitar a los Bishnoi, una tribu del desierto del Thar conocida por su extrema actitud ecológica y que vive en una zona a 40 kilómetros de la ciudad. Cogimos el jeep a las 7 de la mañana, iba con nosotros un turista local jubilado, procedente de Calcuta y que, aunque en un principio resultó agradable, acabó siendo un poco pesado, haciendo preguntas de todo tipo, algunas de ellas un tanto indiscretas, a Silvia acabó por sacarla de quicio. Muy pronto abandonaríamos una Jodhpur desierta para coger una carretera comarcal que se adentraba en el desierto, camino de nuestra primera parada, el poblado de los Bishnoi en sí, pero primero aparcaríamos para ver algunos grupos de camellos que cruzaban la carretera y algún que otro antílope lejano que en cuanto detectaba nuestra presencia salía corriendo. Al llegar a la casa del pueblo pareció como si todo estuviese preparado para nuestra visita y en realidad sería así, al fin y al cabo esto era una atracción turística y todas las paradas estaban de antemano prefijadas. Aún así todo resultó natural, nos recibieron dos hombres y una mujer, que emanaban tal carácter, que resultaba imposible que pudieran fingir, estaban por encima de nosotros, los hombres lucían una vestimenta blanca, grandes turbantes y no menos lustrosos bigotes, iban a lo suyo, pero nos recibieron con hospitalidad, la mujer, mientras, calentaba algo en la leña, llevaba un sari y un pañuelo que le cubría la mitad de la cara, su rostro...